Conmoción por la muerte de una joven en Junín
Sufrió un grave accidente el lunes a la noche, cerca del acceso a Junín. Era reina de belleza. Viajaba con su novio, quien resultó herido.
JUNIN DE LOS ANDES (ASM).- Verdadera conmoción causó en esta ciudad la muerte en un accidente de tránsito de la joven Romina Martínez, que era la actual Reina Nacional de la Trucha, ocurrida sobre ruta 234 a pocos kilómetros del acceso a Junín de los Andes. Roberto Quezada, quien era novio de la infortunada víctima y miembro de una conocida familia local, sufrió lesiones de consideración y permanecía internado. El intendente Angel Herrera y el viceintendente Carlos Corazini se interesaron de inmediato por el hecho y acudieron al lugar del accidente para conocer detalles y ofrecer colaboración.
El colegio María Auxiliadora, donde Romina cursaba el quinto año, suspendió sus clases ayer al trascender la noticia. Gran cantidad de amigos y familiares se acercaron para dar sus respetos.
Romina, de 18 años, fue electa primera princesa en la última edición de la Fiesta Nacional de la Trucha, realizada en noviembre pasado aquí. La distinción mayor recayó en la joven Romina Kendziura, quien sin embargo transfirió el cetro a Martínez para continuar sus estudios en Córdoba.
Desde entonces, Romina Martínez venía ejerciendo la representación de Junín de los Andes y de la pesca deportiva regional, en diversos eventos de interés turístico. Roberto Quezada por su parte es hijo de don Jaime Quezada, conocido escritor e historiador local, y autor de varios trabajos sobre Junín de los Andes.
El accidente se produjo a las 23.15 del lunes, a la altura de la estación de servicio «Petrobrás» cuando, al parecer, el vehículo en que se desplazaban se salió de la calzada por causas que se investigan, para impactar contra una columna de hormigón y dar un tumbo hasta detener su alocada carrera. Según las primeras informaciones, Quezada y Martínez regresaban en un Chevrolet Corsa desde una de las puertas de acceso al regimiento militar de Junín de los Andes, hasta donde habían ido para dejar a dos jóvenes soldados voluntarios. De regreso al casco céntrico se produjo el luctuoso suceso.
Diferentes versiones
En este punto difieren las versiones recogidas. Algunas de las especulaciones indicarían que el conductor realizó una brusca maniobra para evitar el cruce de un perro o de un ciclista, pero ese dato no pudo ser confirmado.
Lo único cierto hasta aquí es que el Corsa, patente FNX 568, derrapó sobre la banquina y se desplazó hasta dar con las puertas y parante lateral, del lado del acompañante, contra la base de hormigón de una columna de alumbrado.
El impacto provocó que el rodado describiera una cabreola y finalmente volcara, quedando con sus cuatro ruedas hacia arriba. En medio de la banquina, como mudo testimonio de la violenta colisión, se multiplicaron las piezas de plásticos, los vidrios astillados y los trozos de metal
Romina recibió el impacto principal y quedó aprisionada entre los hierros retorcidos del vehículo. Mientras la Policía acudía junto con el servicio del hospital y acordonaba el sitio, se necesitó de la intervención de los bomberos y de un equipo de tijeras neumáticas, en dramática carrera contra el tiempo, para liberar a Romina de su dantesco encierro. No se informó si el fallecimiento se produjo antes del rescate o alcanzó a tener algunos minutos de sobrevida. Según las fuentes consultadas por «Río Negro», Romina habría sufrido heridas fatales en el cráneo.
El joven Quezada fue hallado a unos cinco metros del lugar en el que quedó el vehículo. Fue derivado de inmediato al hospital de Junín de los Andes, donde al cierre de este despacho permanecía internado.
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