Consenso

Sobisch ganó otra vez. Aunque está en retirada y ya anunció que dejará la presidencia del partido una vez que los candidatos ganen las elecciones un compromiso para quienes aspiran a heredarlo, el líder del MPN ha logrado enderezar la interna hacia una lista de unidad y sigue controlando el centro de gravedad de las decisiones.

«El 7 de septiembre me voy a hacer la gira de los bonos y antes quiero dejar todo arreglado», le confesó el gobernador hace dos domingos a uno de los precandidatos. Transcurridos casi 15 días, las cosas parecen encaminarse en ese sentido.

José Brillo se ha bajado de la puja por la gobernación para encolumnarse con Sapag. No lo ha dicho, pero tampoco ha salido a negarlo: será el candidato a intendente de Neuquén.

Es cierto que hasta ahora Jorge Sapag no ha resignado la potestad de armar su propia fórmula adelantó que su compañero será una mujer y se sabe que será la ex rectora de la UNC, Ana Pechen, pero no es menos certero que acuerdos como el de Brillo, quien hasta hace muy poco fue candidato de Sobisch, significan conciliar en lugar de dar batalla por el liderazgo.

Con todo, quedan aún algunos focos de resistencia. Por ejemplo, en la Gobernación todavía algunos juntan avales para una fórmula Sapag-Lara. Pero no tiene caso, el jefe de Gabinete no mide bien y el secreto del «consenso» es bien sencillo: son las encuestas las que señalan cuáles son los mejores candidatos, porque ni Sobisch ni Sapag están dispuestos a poner en riesgo ese haber común que es el partido.

Ya sabía todo esto el gobernador cuando se entrevistó, el pasado 18 de julio, con el presidente Kirchner. En una charla bastante más amable que el trato que ambos se dispensan en público, Sobisch admitió que el candidato de su partido es Sapag, «porque es el que mide mejor». Y Kirchner, que el suyo es, «hoy por hoy, Quiroga».

Sobisch también le preguntó al presidente por su reelección. «Salvo que esté en peligro el proyecto, la candidata será Cristina, casi seguro con Cobos (el radical gobernador de Mendoza) de compañero de fórmula», reconoció Kirchner.

El neuquino admitió que sabe que no va a ser presidente en el 2007, pero aseguró que se instalará en Buenos Aires para consolidarse como referente de la centro-izquierda. La fuente del gobierno nacional confió que «a Sobisch, le vamos a dar aire para alborotar el gallinero de la derecha».

Así las cosas, la única pieza suelta en el tablero del MPN es Salvatori. A pesar del optimismo que agita el senador, la intención de voto que acumula en las encuestas tanto en las que maneja Sobisch como en las de Sapag no alcanza.

Pero es cierto que Salvatori representa la tercera pata de la mesa. Con sus relaciones en los sectores de poder, jugó un papel importante en la proyección nacional de Sobisch y también supo ponerse al hombro la Convención, esa que estuvo por convertirse en un dolor de cabeza para Sobisch. En las actuales circunstancias, está claro, Salvatori ha puesto un gran esfuerzo en la campaña y no se bajará si no respetan su parte.

En el entorno del senador se especula con la fórmula Sapag-Nicolás Salvatori. Pero el asunto no tiene demasiada entidad. Con todo, es difícil que este sector, en el que revistan miembros del gabinete como Fernández Dotzel, Esteves y Carbajo, se conforme con menos que conservar la senaduría y los ministerios, y exija de yapa algunas diputaciones.

No por nada el MPN se apresta a desdoblar las internas: la elección de gobernador y vice, intendentes y diputados provinciales, en noviembre próximo, y la de diputados nacionales y senadores para el año próximo, cuando Kirchner le ponga fecha a la pulseada nacional.

Ocurre que muchos siguen dudando de que Sobisch se vaya a contentar con el liderazgo espiritual del MPN, habiendo recursos a mano que le permitirían potenciar su proyecto de convertirse en referente de la derecha. ¿Acaso el gobernador maneja como plan B la posibilidad de ser senador?

La cuestión no es sencilla, no sólo por las aspiraciones de Salvatori sino también por las del propio Sapag. En su entorno se vería con buenos ojos que una de las bancas en la cámara Alta fuera para el intendente de El Chañar, Leandro Bertoya.

No obstante, ninguna de estas piezas todavía sueltas parece amenazar seriamente el horizonte de unidad a que aspiran los principales dirigentes del MPN. Porque, además, ¿alguno de ellos sería capaz de negarle una banca de senador a Sobisch?

Quien no puede sino ver con preocupación la convergencia en el emepenismo es Quiroga. Es cierto que el intendente cuenta con respaldo presidencial y que esa relación se fortalece por la concertación de Kirchner con los radicales. Inclusive, Quiroga mereció una felicitación de la Rosada por su participación en el debate televisivo donde fue vocero de los radicales K. Pero no es menos cierto que un MPN unido puede terminar con las ilusiones del líder radical neuquino.

Eso, sin contar con que mientras el partido provincial va estrechando filas en torno del candidato con mejores posibilidades, el kirchnerismo neuquino, dividido entre quiroguistas y antiquiroguistas, no termina de ponerse de acuerdo.

Para colmo de males, a Quiroga le pasa lo que a muchos candidatos de la oposición en Neuquén: aunque el gobierno nacional lo apoye, no le parece crucial ganar en una provincia sin peso electoral. Máxime cuando el candidato oficialista se muestra permeable al diálogo, como es el caso de Sapag.

Para los kirchneristas 'puros', que apoyan las políticas del presidente pero rechazan a Quiroga, este razonamiento puede ser reversible. Si perder en Neuquén no pone en riesgo el proyecto nacional, bien se puede votar a Podestá.

Quiroga no se muestra preocupado por esta esgrima y confía en su suerte. Después de todo es uno de los pocos políticos en esta provincia que le ganó dos veces al MPN. El intendente no tiene una carta fuerte para sucederlo y piensa que ese cargo debe ser para el peronismo. En su entorno barajan al diputado Ariel Kogan. Para la fórmula, acarician la idea de otro peronista: Jorge Carro, el intendente de San Martín.

No está claro, en el conglomerado kirchnerista, quién sería el candidato a senador. Benítez, quien ha suavizado su relación con Quiroga, aspira a ocupar esa banca. Pero en el Frente para la Victoria no pocos piensan que Parrilli podría reservarse ese lugar. El secretario de la Presidencia cuenta con la confianza de Kirchner. Pero si la candidata fuera Cristina, seguramente le gustaría elegir ella misma sus colaboradores.

HECTOR MAURIÑO

vasco@rionegro.com.ar


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