En Neuquén, la educación es prioridad y las inversiones así lo demuestran
La provincia pasa de 65 escuelas tráiler a un plan histórico de infraestructura educativa, priorizando gas estable, aulas seguras y crecimiento sostenible con récord de obra pública.
En Neuquén, hablar de educación ya es distinto. Ya no es solo un tema en agenda: es una urgencia convertida en política pública, un desafío estructural que el gobierno provincial decidió abordar con decisiones de fondo. No se trata solamente de construir edificios, sino de reconstruir la relación entre el Estado y la comunidad educativa. De volver a confiar en que la escuela puede ser un lugar seguro, digno, moderno. Y de entender que el futuro de la provincia empieza en el aula.
La historia de este cambio no se cuenta en estadísticas frías, sino en imágenes cotidianas: docentes que ya no dictan clases en un tráiler que se congela en invierno (pronto se erradicarán todos los trailers), familias que ven levantarse una escuela esperada por años, alumnos que tienen un aula propia. Esas pequeñas escenas son parte de un proceso mayor, una transformación que la provincia eligió encarar sin excusas.
Del diagnóstico incómodo a las decisiones concretas

Cuando Rolando Figueroa asumió la gobernación encontró un panorama crítico: 65 escuelas tráiler funcionando como aulas. Eran símbolo de una deuda histórica y de un sistema que hacía tiempo pedía auxilio.
“Apenas asumimos, comenzamos a construir escuelas”, recordó el gobernador durante el 39° aniversario de Chorriaca. Y acompañó esa frase con una meta clara: erradicar las escuelas tráiler antes de finalizar 2027.
El cambio empezó por lo básico: infraestructura. Hoy, la provincia ejecuta 85.000 metros cuadrados de obras educativas, incluidos edificios nuevos para el nivel inicial, primario, secundario y técnico, y nueve escuelas técnicas estratégicamente distribuidas en el interior.
Pero lo importante no es solo la cantidad, sino el sentido: Neuquén necesita más aulas porque está creciendo. Y un gobierno que mira ese crecimiento con responsabilidad sabe que la educación no admite postergaciones.
Escuelas que vuelven a ser escuelas

El caso de Chorriaca es un ejemplo del nuevo rumbo. Allí, la obra del CPEM 109 —esperada durante años— estará lista en marzo de 2026, poniendo fin al uso de trailers y garantizando espacios adecuados, calefaccionados y seguros.
La inversión educativa no se limita a los edificios: también llega el gas, una condición básica para que una escuela funcione dignamente. El nuevo gasoducto para el norte neuquino permitirá que localidades como Villa del Nahueve, Las Ovejas y, próximamente, Chorriaca cuenten con suministro seguro, reemplazando plantas de GLP y ampliando redes domiciliarias.
Son decisiones que cambian la vida cotidiana: una escuela con calefacción estable, un comedor que puede funcionar todo el año, familias que ya no dependen de garrafas para que sus hijos estudien en invierno.
Una política educativa que se sostiene con obra pública
El fortalecimiento del sistema educativo también tiene que ver con cómo se organiza el Estado para hacerlo posible. La llegada de Tanya Bertoldi al Ministerio de Infraestructura consolidará un esquema pensado para que las obras no se frenen:
● una Secretaría de Obras Públicas dedicada a la ejecución,
● UPEFE gestionando financiamiento multilateral esencial (CAF, Banco Mundial, BID),
● Vialidad y el IPVU articulados para urbanizar, planificar y conectar escuelas, viviendas y servicios.
El objetivo es claro: la obra pública es la columna vertebral del sistema educativo y Neuquén no puede permitir que se detenga.
Mientras la Nación paraliza proyectos y reduce inversiones, la provincia hizo exactamente lo contrario: alcanzó un récord histórico de obra pública en 2025 y proyecta aún más para 2026. Una decisión política, pero sobre todo social: las obras que se hacen hoy tienen impacto inmediato en la vida de miles de estudiantes.
Un Estado que escucha y actúa
El cambio en educación también se nota en la forma de gestionar. No se trata solo de construir, sino de ordenar, planificar y escuchar a las comunidades. Cada escuela técnica nueva responde a una necesidad productiva. Cada edificio sustituye trailers que ya no podían seguir funcionando. Cada decisión tiene como norte un concepto que Figueroa repite desde el primer día: “La mejor inversión que puede hacer un Estado es la educación.”
En este modelo, la planificación educativa es una política de Estado y no una promesa aislada. La provincia se anima a proyectar a largo plazo, con 35 edificios en ejecución y otros 30 nuevos previstos para 2026. La consigna es clara: el crecimiento demográfico exige presencia territorial, y el Estado debe estar antes que los problemas.
