CONTEXTO: La oportunidad perdida
NEUQUEN (AN)- La investigación del encubrimiento del crimen del soldado Carrasco tuvo un comienzo tan azaroso como sería luego su desarrollo.
El 15 de agosto de 1994, cuatro meses después del descubrimiento del crimen y cuando ya estaban procesados quienes serían condenados como autores (Ignacio Canevaro, David Salazar y Cristian Suárez), una periodista recordó que el general Carlos Díaz le había informado el 6 de abril de 1994 a la mañana que habían hallado el cadáver de Carrasco. En forma oficial, la «aparición» fue a las cuatro de la tarde de ese día.
Por estrategia de los investigadores, las causas se desdoblaron: por un lado se investigó el asesinato, por el otro el encubrimiento. Algo similar a lo que se decidió hacer ahora con el caso Fuentealba.
La investigación del crimen de Carrasco llegó a juicio y hubo condenas. Pero la del encubrimiento se empantanó y hoy, a 13 años exactos de los hechos, sigue abierta.
Claro que más allá de la reapertura formal decidida ayer, hace rato que mermó la expectativa de descubrir la verdad sobre los encubrimientos. Una lástima, porque se perdió una oportunidad de conocer lo que sucedió en aquellos oscuros días en el cuartel de Zapala y hasta, quizá, confirmar o no si los condenados por el crimen fueron en verdad los autores.
NEUQUEN (AN)- La investigación del encubrimiento del crimen del soldado Carrasco tuvo un comienzo tan azaroso como sería luego su desarrollo.
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