CONTEXTO: Tensión entre los «socios»

Pocas horas después del atentado comenzó lo que Pakistán llama el «Blame Game», el «juego de las acusaciones» con su vecino afgano. El Ministerio del Interior en Kabul responsabilizó a terroristas coludidos con algunos «servicios secretos de la región» del atentado. Se alude al servicio paquistaní ISI – al que ya acusó el servicio secreto afgano NDS de haber tramado el ataque talibán al desfile militar en Kabul el pasado abril.

Constantemente Pakistán rechaza con indignación las acusaciones – al igual que la reciente amenaza del presidente Karzai de atacar militarmente a la vecina potencia atómica. La credibilidad de los desmentidos es discutible.

Sin embargo, a muchos paquistaníes les empieza a preocupar los talibán, quienes siguen extendiendo su área de influencia en el lado paquistaní de la frontera.

Karzai subrayó ayer que el atentado contra la embajada no dañará las relaciones entre su país e India. Pero los contactos entre Afganistán y Pakistán han alcanzado un mínimo histórico.

El gobierno indio condenó «firmemente» el atentado y reafirmó su alianza con Kabul. «Tales actos de terror no nos desviarán de nuestro compromiso con el gobierno y el pueblo afganos», indicó un comunicado . Estados Unidos condenó con firmeza «un acto de violencia inútil», y la Comisión Europea «un ataque terrorista contra civiles inocentes que hacían cola y el personal de la embajada». El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, condenó el acto «en los términos más severos».