“Continuarán las esperas del colectivo”

Quienes estoicamente sufrimos a diario el transporte público de la capital neuquina no colmamos nuestra capacidad de asombro al advertir cómo algunos concejales se asocian con el Ejecutivo municipal y confabulan de espaldas al pueblo (disculpen el anacrónico “pueblo”). Largos meses transcurrieron desde la audiencia pública que bajo presión ciudadana se vio obligada a organizar el municipio. Durante este prolongado lapso hemos visto cómo se han polarizado las discusiones, a punto tal que no es tan inapropiado decir que las posiciones se han reducido a dos: quienes a todo lugar quieren concretar el proyecto impulsado por el Ejecutivo y quienes recordando permanentemente su condición de “representantes” procuran que los pliegos de la licitación contemplen las necesidades de los ciudadanos en general y de los usuarios en particular. Lamentablemente la democrática y necesaria discusión está a punto de ser abortada a través de un proyecto de concejales del MPN que entrega toda la potestad al Ejecutivo municipal para llamar a licitación pública para la concesión del servicio público de transporte urbano. Tal proyecto contiene un cúmulo de ambigüedades, entre las cuales se destaca el inciso e) del artículo 2, que en la práctica permitirá al Sr. Farizano dejar en manos de Indalo nuevamente la concesión por 10 años. Además, el intempestivo proyecto deja de lado las expresiones manifestadas en la audiencia pública ad hoc en relación con la inexistencia de un ente regulador. Todas las ineficiencias, abusos y aun barbaridades que Indalo ha perpetrado sobre los usuarios durante estos larguísimos años no se pueden reducir a la voracidad empresarial exenta de ética; además, tienen como caldo de cultivo la manifiesta incompetencia de la Dirección de Tránsito de la municipalidad que, en vez de velar por el bienestar de los usuarios, se ha mostrado como eficiente abogado de la empresa. Pues bien, en el proyecto de los concejales Carnaghi, Rauque y Acuña, tal instancia de control no existe o, más bien, se apela a lo establecido en el marco regulatorio (criticado en la audiencia pública por su ambigüedad, insistimos) y deposita en el Ejecutivo las instancias de control. En otras palabras, los usuarios nuevamente sufriremos el accionar de una concesionaria que hará lo que le plazca con la amigable complicidad del gobierno municipal, que fracasó rotundamente en sus responsabilidades por más de una década. Es decir, continuarán las esperas de 30, 40 ó 50 minutos para abordar un ómnibus convertido en un templo de la incuria, seguirá la indiferencia estólida de los funcionarios municipales, escucharemos nuevamente a Farizano “mostrar la hilacha” diciendo: “Quieren tener azafata y aire acondicionado”. Pero claro, no es casualidad que esto pase en estos días: no sólo el descarado aumento de precios de los alimentos surge al amparo de la estupidización futbolera, también las aventuras políticas de espaldas a la ciudadanía. Carlos A. Morales, DNI 18.825.358 Neuquén


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