Contra «Jíbaros y caníbales» de cultura

NEUQUEN – Con la idea de crear «un espacio más amplio que el del trabajo en las aulas, para incorporar a los chicos en tareas extracurriculares», la comunidad educativa del CEPEM 23 ideó su propia revista donde se conjugan notas de cultura, literatura y opiniones sobre diversos temas.

Bajo el nombre de «Jíbaros y Caníbales», la publicación pretende ser «un espacio de discusión donde no medie la nota, sino que cada uno haga al aporte que le interesa», cuentan Ruth Feito, Sergio Castaño y Alejandra Pino, tres docentes que integran el cuerpo editor que componen Luis Echenique, Zulma Alasino, Tato Medina y Jorge Garay.

Los profesores que oficiaron de «canillitas» el día que salió a la venta la publicación debieron financiar el proyecto por su propia cuenta y riesgo, lo que no les impidió tomarse su tiempo para evaluar el contenido de las colaboraciones.

«La idea de la revista es darle un sesgo cultural, elegimos el humor y así quedó, pero seleccionamos las notas que se publican porque no sabemos la cantidad de material que nos puede llegar, pero no es una cuestión de censura, sino de posibilidades de publicación», concede Ruth, tratando de dejar zanjada la cuestión.

Con un sesgo humorístico en las notas, la revista atiende a un criterio que intenta ser «de conciencia crítica» con tomas de posturas ante temas determinados, define la docente que oficia de portavoz de toda la movida.

La línea de «Jíbaros y Caníbales» -explican sus ideólogos- «es el humor como vía de escape, pero en este sentido, que sea una estancia crítica, de los chicos y de los docentes, para que aprendan a reírse y que la risa sea una vía de contención».

Nacida por el impulso de un grupo de docentes, la revista es una suerte de apuesta cooperativa, donde cada uno aporta su grano de arena. «Es un proyecto de nosotros -cuenta Sergio Castaño- y la financiación corre por cuenta nuestra: de alumnos, docentes, personal de la biblioteca, laboratorio, y todos los que colaboraron. La idea es que esto se amplíe y la convocatoria para formar este grupo fue abierta, el único requisito era estar presentes, porque nos juntamos en contraturno y es un trabajo por el cual no nos paga nadie», cuenta este profesor que no tuvo problemas en prestar su voz para vocear las revistas a la hora de salir a venderlas.

Restándole horas a su tiempo libre, los tres 'redactores' tienen claro que «hay que asumir el compromiso de trabajar los sábados y domingos, aunque todavía no se sepa cuál va a ser la proyección de la revista».

Con contenidos sumamente elaborados, los artífices de «Jíbaros y Caníbales» hacen gala del tiempo invertido en la publicación. «De hecho este número lo venimos proyectando hace un tiempo largo», señalan.

Hasta el nombre de la revista responde al criterio de profundizar en los temas con conciencia crítica. «Los jíbaros eran los reducidores de cabezas, cuando elegimos este nombre lo hicimos con la posibilidad de que se hicieran múltiples interpretaciones, pero la idea es la de una sociedad, una escuela y una cultura que jibariza».