Coria, al toque
El mejor tenista de la Argentina, a solas con “Río Negro”. Atrás quedó un año marcado por las lesiones y está a las puertas de un 2005 con grandes expectativas, entre ellas “ganar la Davis”.
“Mi deseo para este año es estar bien de salud, poder llegar a fines de noviembre al Master de Shangai (donde juegan los ocho mejores del ranking) y, obviamente, ganar la Davis”, le cuenta Guillermo Coria a “Río Negro” en una charla a solas en el Buenos Aires Lawn Tennis Club. Si hay algo que ocupó al tenista en los últimos meses fueron las lesiones. Su anhelo es no sufrirlas más y para eso está realizando un trabajo especial con su nuevo equipo de trabajo. Pesa 65 kilos y mide 1,75 metros. En su físico sólo se ven fibras y músculos exigidos hasta el extremo. Por momentos hasta cuesta imaginar cómo hace para enfrentar a jugadores como Federer Altura (1,85 m, 80 kilos) o Marat Safin, (1,93 y 88 kilos). – Tuviste un 2004 complicado por las lesiones, ¿cómo estás? – El hombro está bien. Me preocupaba cómo iba a responder en polvo de ladrillo porque no había jugado después de la operación. Desde Roland Garros que no juego en esta superficie. Algunos días de esta semana la cancha estuvo un poco pesada por el clima pero viene todo muy bien. Toco madera por las dudas (lo hace y se ríe). – Las lesiones que sufrís, ¿pasan por una cuestión física o mental? – Lo del hombro fue genético. Tarde o temprano me iba a tener que operar. Es cierto que se podría haber evitado haciendo las cosas como ahora. Por eso también estoy invirtiendo muchísimo en tener a los mejores alrededor mío. Armé un equipo muy grande. Estoy con Josep Perlas como entrenador, con Angel Cotorro, que es uno de los mejores médicos del mundo, y con Javier Capitaine como preparador físico. Entre todos siempre hay reuniones y se analiza qué conviene hacer y en qué hay que trabajar. Se trabaja en conjunto y muy bien. De esta manera lo único que tengo que hacer es entrar a la cancha y jugar. No me preocupo por nada más. – ¿Seguís trabajando con el psicólogo Leonardo Seiref? – No, no. Estuve un tiempito antes de operarme pero no estoy más con él. No, no, no… prefiero estar solo. Habré ido unas diez veces. Es una excelente persona y tengo buena relación, pero quizás no vaya conmigo. Estoy tranquilo con un buen equipo que me sabe contener. – ¿Qué cosas cambiaron? – Sé que no me tengo que apurar porque está saliendo todo muy rápido y bien. Para estar al cien por cien me faltan algunos meses. Si todo hubiese ido normal, con una operación como la que tuve, recién ahora tendría que estar empezando a jugar. Y hace meses que estoy dándole. Tengo que trabajar fuerte en el físico y seleccionar bien los torneos para llegar a los Master Series y los Gran Slam en plenitud física y tenística. Sin cebarme, ahora necesito jugar torneos y recuperar confianza. No estoy al mismo nivel que el año pasado. Me falta. – Sin embargo lograste mantenerte entre los diez primeros del ranking. – Sí, hace dos años que estoy ahí. Llegar cuesta mucho pero lo más difícil es mantenerse. Para eso hay que entrenar muy fuerte porque no ganás ningún partido con la camiseta ni te van a respetar por el ranking o por los partidos ganados. Los que enfrentan a los top ten no tienen nada que perder y siempre juegan mejor que lo habitual. – En el 2003 te metiste entre los cinco primeros. Al año siguiente te mantuviste. ¿Cuáles son las aspiraciones ahora? – Ojalá poder estar entre los diez y en el Master otra vez. Pero si no se da voy a estar tranquilo porque este año recién tendría que haber empezado a jugar en marzo. Y ahora ya tengo más puntos que a la misma altura del año pasado. – ¿Qué te está faltando, ganar un torneo importante? – Jugar partidos. En Rotterdam perdí por dos o tres puntos clave que no se me dieron. Pero todavía no estoy como para pretender ganar los mismos partidos que el año pasado. – ¿Qué sensaciones se te cruzan tras un tiempo prolongado fuera del país? – Es lindo volver al Buenos Aires después de casi un año sin jugar ni entrenar en esta cancha. Estoy muy contento porque el jueves apenas entré me acordé de la final con Carlos Moyà, de todos los partidos que había jugado con la cancha llena en el ATP Buenos Aires 2004. Después me imaginé jugando el próximo viernes con todo el estadio celeste y blanco. Va a ser espectacular. Será uno de los sueños más lindos que pueda llegar a vivir con el tenis.
“Lo principal es el sacrificio”
Durante la conversación con “Río Negro”, hay un momento en el que Coria se enorgullece y expresa su felicidad. Es cuando realiza una lectura de la actualidad del tenis argentino. Sabiendo de la gran expectativa de la gente, se ilusiona con el primer partido que se disputará el viernes en busca de la Ensaladera de Plata. “Fue una lástima no poder estar en el último ATP porque la gente y el clima que se vive acá no lo encontrás en ningún lado. El boom del tenis es impresionante. Es increíble como está creciendo este deporte. Ya se vendieron todas las entradas para la Davis. Ahí la gente sigue demostrando como acompaña”, observa el santafecino. – ¿Qué te genera que la explosión actual del tenis se compare con lo que ocurrió en la época de Vilas? – Puede que sea cierto. A nosotros nos pone muy contento cuando vemos que hay gente con trabajo. Quizás algunos ven sólo lo que ocurre en Buenos Aires. Pero yo que tengo amigos en Venado Tuerto y Rosario que jugaban al tenis conmigo pero que lamentablemente no pudieron llegar y se dedicaron a dar clases. Cuando empecé éramos 30 ó 40 chicos. Ellos hoy tienen varios alumnos y eso me pone contento. Ojalá algún día podamos ser como el fútbol. Lo vemos difícil pero sería muy lindo que el tenis sea tan popular. – ¿Qué debe tener un jugador para llegar? – Lo principal es el sacrificio. Obviamente hace falta talento y condiciones. Después todo depende de la situación económica. Porque quizás te perdés una gira y después de dos o tres meses cuesta arrancar. Hay un poco de todo. Ojalá que de acá a cinco años tengamos devuelta una camada muy importante. Con toda la gente que está jugando, si no se engaña a los padres ni se les miente, haciendo un buen trabajo se pueden sacar muchos chicos. – Para Vilas la ecuación ideal del tenista es 90 por ciento trabajo y el resto talento. – Sí, por más que tengas habilidad, si no te entrenás, te rompés o no te da el físico. Tenés que matarte trabajando. Cuando estoy tres días sin jugar me cuesta bastante volver. Aparecen dolores, perdés el timing. El secreto acá es entrenarse duro. Si lo hacés bien, a la larga los resultados llegan solos.
La familia, incondicional
A pesar de que Guillermo Vilas diga que los casados no llegan a ser número uno del mundo, a Coria eso no le preocupa. Tras poco más de un año de casado, el tenista cuenta como influye en su vida su esposa Carla. “Me ayudó muchísimo. En algunos torneos viví momentos difíciles por derrotas o algunos problemas, y estando con Carla se hizo más fácil. Es alguien de mucha confianza que me da los consejos fuera del tenis y desde otro punto de vista. En Barcelona me enteré que había muerto mi abuelo y fue muy importante que ella me acompañe”, asegura. Pero eso no fue lo único que marcó al tenista: – ¿Te acordás de la final de Roland Garros? – No… eh… cuando me acuerdo me hace más fuerte. Estoy trabajando fuerte para que eso no vuelva a pasar y no se me escape otra vez la oportunidad que tuve. De golpes duros y derrotas así marcadas, uno aprende muchísimo más que en las victorias. Es verdad que me hubiese gustado mucho ganar ese torneo. Pero hay cosas peores en la vida. Soy joven y me quedan muchos Roland Garros, US Open, Wimbledon y Australia. – Pero te costó mucho más asimilar el golpe. – Fue duro. Duele perder una final y más como se dio. Pero enfrente tenía un gran jugador que ganó muy bien. Ese torneo no era para mí. No me arrepiento de nada.
‘Fede’, como ‘Guille’
Tras una hora y media de entrenamiento en medio de un agobiante clima, Coria saluda a su sparring y, por un rato, cambia de su rol de jugador a entrenador. Enfrente, una pulga de 12 años empuña una raqueta que es casi tan grande como su esquelético físico. Federico, su hermano menor, le pega con tanta decisión como el número cinco del mundo. Imita cada uno de sus golpes y arranca un puñado de aplausos de sus familiares que observan el peloteo desde las tribunas del Lawn Tennis. “Me sorprendió porque hace mucho que no jugaba con él. Lo veo muy feliz jugando al tenis. Tiene excelentes condiciones. Pero primero está el estudio”, señala el hermano mayor, marcándole el camino. – ¿Cuesta hacerle entender que tiene que ir al colegio? – Es inteligente. Mis viejos están contentos porque es muy responsable en el estudio como lo es jugando al tenis. Se queda hasta tarde haciendo las tareas o se levanta más temprano para terminar lo que le falta. – ¿Qué le aconsejan? – Si quiere jugar al tenis va a tener tiempo. Está la experiencia mía. Hay que llegar bien formado al circuito. – Tiene la ventaja de tenerte como espejo, ¿no? – Sí, porque con él no se están cometiendo los errores que se cometieron conmigo. Además le doy consejos y está mi papá (Cacho) que me formó a mí y sabe cómo llevarlo.
Juan Ignacio Pereyra ipereyra@netkey.com.ar
“Mi deseo para este año es estar bien de salud, poder llegar a fines de noviembre al Master de Shangai (donde juegan los ocho mejores del ranking) y, obviamente, ganar la Davis”, le cuenta Guillermo Coria a “Río Negro” en una charla a solas en el Buenos Aires Lawn Tennis Club. Si hay algo que ocupó al tenista en los últimos meses fueron las lesiones. Su anhelo es no sufrirlas más y para eso está realizando un trabajo especial con su nuevo equipo de trabajo. Pesa 65 kilos y mide 1,75 metros. En su físico sólo se ven fibras y músculos exigidos hasta el extremo. Por momentos hasta cuesta imaginar cómo hace para enfrentar a jugadores como Federer Altura (1,85 m, 80 kilos) o Marat Safin, (1,93 y 88 kilos). - Tuviste un 2004 complicado por las lesiones, ¿cómo estás? - El hombro está bien. Me preocupaba cómo iba a responder en polvo de ladrillo porque no había jugado después de la operación. Desde Roland Garros que no juego en esta superficie. Algunos días de esta semana la cancha estuvo un poco pesada por el clima pero viene todo muy bien. Toco madera por las dudas (lo hace y se ríe). - Las lesiones que sufrís, ¿pasan por una cuestión física o mental? - Lo del hombro fue genético. Tarde o temprano me iba a tener que operar. Es cierto que se podría haber evitado haciendo las cosas como ahora. Por eso también estoy invirtiendo muchísimo en tener a los mejores alrededor mío. Armé un equipo muy grande. Estoy con Josep Perlas como entrenador, con Angel Cotorro, que es uno de los mejores médicos del mundo, y con Javier Capitaine como preparador físico. Entre todos siempre hay reuniones y se analiza qué conviene hacer y en qué hay que trabajar. Se trabaja en conjunto y muy bien. De esta manera lo único que tengo que hacer es entrar a la cancha y jugar. No me preocupo por nada más. - ¿Seguís trabajando con el psicólogo Leonardo Seiref? - No, no. Estuve un tiempito antes de operarme pero no estoy más con él. No, no, no… prefiero estar solo. Habré ido unas diez veces. Es una excelente persona y tengo buena relación, pero quizás no vaya conmigo. Estoy tranquilo con un buen equipo que me sabe contener. - ¿Qué cosas cambiaron? - Sé que no me tengo que apurar porque está saliendo todo muy rápido y bien. Para estar al cien por cien me faltan algunos meses. Si todo hubiese ido normal, con una operación como la que tuve, recién ahora tendría que estar empezando a jugar. Y hace meses que estoy dándole. Tengo que trabajar fuerte en el físico y seleccionar bien los torneos para llegar a los Master Series y los Gran Slam en plenitud física y tenística. Sin cebarme, ahora necesito jugar torneos y recuperar confianza. No estoy al mismo nivel que el año pasado. Me falta. - Sin embargo lograste mantenerte entre los diez primeros del ranking. - Sí, hace dos años que estoy ahí. Llegar cuesta mucho pero lo más difícil es mantenerse. Para eso hay que entrenar muy fuerte porque no ganás ningún partido con la camiseta ni te van a respetar por el ranking o por los partidos ganados. Los que enfrentan a los top ten no tienen nada que perder y siempre juegan mejor que lo habitual. - En el 2003 te metiste entre los cinco primeros. Al año siguiente te mantuviste. ¿Cuáles son las aspiraciones ahora? - Ojalá poder estar entre los diez y en el Master otra vez. Pero si no se da voy a estar tranquilo porque este año recién tendría que haber empezado a jugar en marzo. Y ahora ya tengo más puntos que a la misma altura del año pasado. - ¿Qué te está faltando, ganar un torneo importante? - Jugar partidos. En Rotterdam perdí por dos o tres puntos clave que no se me dieron. Pero todavía no estoy como para pretender ganar los mismos partidos que el año pasado. - ¿Qué sensaciones se te cruzan tras un tiempo prolongado fuera del país? - Es lindo volver al Buenos Aires después de casi un año sin jugar ni entrenar en esta cancha. Estoy muy contento porque el jueves apenas entré me acordé de la final con Carlos Moyà, de todos los partidos que había jugado con la cancha llena en el ATP Buenos Aires 2004. Después me imaginé jugando el próximo viernes con todo el estadio celeste y blanco. Va a ser espectacular. Será uno de los sueños más lindos que pueda llegar a vivir con el tenis.
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