Correa se burló de Menem y el Tango 01

Criticó el lujo del avión presidencial y llamó ´payaso´ a ex presidente

BUENOS AIRES (DyN).- El presidente de Ecuador, Rafael Correa, tildó de «payaso» al ex presidente argentino Carlos Menem mientras comentaba a los periodistas, con asombro y entre risas, cómo es el suntuoso avión «Tango 01» que aquel adquirió para la flotilla aérea de la Presidencia de la República.

«No lo compró Cristina (Fernández) el avión, lo compró el payaso de Menem en el año 94», dijo Correa al referirse al vuelo que hizo como invitado por la Presidenta desde Estados Unidos a El Salvador, en el fracasado operativo para acompañar al destituido mandatario Manuel Zelaya de regreso a Honduras.

«¡Qué avión, qué avión, Dios mío!» exclamó el presidente ecuatoriano y calculó que «es un Boeing 757 que debe ser para más de 100 personas pero sólo pueden volar 30 personas», por los acondicionamientos de confort que se le han hecho. «Tiene dormitorio con ducha, habitaciones de lujo, todos los asientos se hacen cama…un lujo ese avión», prosiguió Correa y comparó con que «en cambio nuestro avión presidencial en Ecuador es para 12 personas y debe ser la antesala del estudio del avión de la presidencia argentina».

El Boeing 757/200 bautizado «Virgen de Luján», más conocido por su denominación «Tango 01» entre las aeronaves de la flotilla presidencial, arrastra una historia de controversias desde que Menem lo adquirió en 1992 por 66.291.000 dólares y construyó una pista internacional en su pueblo natal, Anillaco.

Su interior está dividido en tres grandes áreas: una zona VIP, con 14 asientos articulados (muy parecida a la clase especial de una línea comercial), una para la comitiva, con 20 butacas también reclinables, y una gran área presidencial. Toda forrada en madera de caoba, el área presidencial tiene un comedor con capacidad para seis personas, despacho con escritorio y sillones para las reuniones reservadas, suite con cama matrimonial, placard, baño con ducha, televisor con DVD, y salón de comunicaciones con Internet y teléfonos satelitales. Como el avión se convirtió en un símbolo del despilfarro y la corrupción, el presidente siguiente, Fernando de la Rúa, prometió que iba a venderlo y compraría uno más sencillo, pero ello finalmente nunca se concretó.


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