Cotejarán la huella del detenido con otros casos

La compararán con las del crimen de Diana Del Frari No descartan que haya actuado en otros hechos

CIPOLLETTI (AC).- La huella de Alex Barrientos Velázquez, el confeso autor del crimen de Agostina Mazzina, será cotejada con los rastros dactilares levantados en otros casos que conmovieron a la región y que aún están sin esclarecer, como el de Diana Del Frari, quien murió bestialmente apuñalada en su consultorio de Cipolletti en agosto de 2001. «Si se trata de un psicópata por qué no pensar que también pudo haber actuado en otros hechos», comentaban ayer.

Para la policía y la justicia, el homicidio de la menor de 17 años de Fernández Oro está «prácticamente esclarecido» teniendo en cuenta la prueba colectada hasta el momento, a la que se le suma la confesión que realizó el imputado ante quienes participaron de su detención. Estos dichos, si bien no tienen valor probatorio porque no fueron realizados ante un juez y con la presencia de un defensor, sí son relevantes en la investigación.

Ayer se supo que además de comentar que escuchaba «voces» que le decían que tenía que salir a matar y que esa madrugada del sábado 31 se levantó «con ganas de matar», Velázquez le dijo a algunos policías que Agostina «estaba durmiendo» cuando la atacó.

Ni de sus dichos ni tampoco de los indicios que se reunieron hasta el momento en la causa surge alguna tentativa de abuso sexual. Las lesiones que tenía la menor eran desde la cintura para arriba y no tenía tampoco ninguna prenda de vestir fuera de su lugar. Supuestamente esa fatídica madrugada, Velázquez trepó hasta el ventiluz del altillo donde dormía la joven, entró, y directamente la atacó. Agostina despertó ante esta brutal agresión e intentó defenderse cubriéndose con sus brazos, pero uno de los puntazos propinados en el cuello fue fatal.

Por esa saña, con la víctima indefensa, lo más probable es que sea acusado por homicidio agravado por alevosía. Hoy será indagado por el juez Gustavo Herrera.

Como se informó en la edición de ayer, el imputado había realizado una changa de plomería en la casa de la menor hace unos dos meses. Estuvo trabajando como ayudante de un plomero de Fernández Oro que había sido contratado por Doris Fernández, mamá de Agostina.

Fue ella, trascendió, quien el domingo por la noche recordó esta circunstancia y se la comentó a quienes estaban en la investigación. Pensó que podía ayudar ya que en alguna ocasión este joven ayudante le dijo a ella: «son lindas las chicas», refiriéndose a Agostina y a su otra hija menor.

La policía ubicó al plomero y así se conocieron más detalles. Sin sospechar nada extraño entonces, el hombre relató que en una etapa del trabajo él le dijo a su ayudante que no fuera más a la casa de la familia Mazzina porque ya no lo necesitaba y no le podía pagar. Pero el joven siguió yendo. «No importa, vengo igual así puedo ver a las chicas», le habría mencionado. Su interés habría sido particularmente por Agostina.


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