COYUNTURA: Ex cautivos denuncian haber sido abandonados por la sociedad

BOGOTÁ.- En la inhóspita selva colombiana, donde permanecen cautivas miles de personas, no sólo se padece el secuestro de los captores, sino el del abandono de la sociedad colombiana, aseguraron cuatro ex rehenes de las FARC que esta semana fueron dejados en libertad por la guerrilla.

«A nosotros no sólo nos secuestró la guerrilla, también lo hizo el olvido de la sociedad colombiana», manifestó al respecto Luis Eladio Pérez, quien junto a Gloria Polanco, Orlando Beltrán y Jorge Gechem recobraron su libertad en un gesto unilateral del grupo guerrillero.

El abandono y desespero de varios uniformados en poder de los rebeldes, algunos de los cuales llevan más de diez años retenidos, ha llevado a que padezcan problemas de demencia.

«Hay suboficiales que ya están prácticamente locos, no han podido superar lo terrible que es estar en medio de un secuestro», declaró Beltrán a periodistas de Colombia. En las «infrahumanas condiciones en las que los mantienen cautivos», según declaran encadenados por 24 horas durante largas temporadas, el único medio a través del cual pueden tener contacto con sus familiares y la sociedad es a través de la radio.

Fue a través de este mecanismo que los cuatro ex rehenes se enteraron de grandes noticias como su liberación y de otras no tan amenas como la muerte de sus seres queridos.

Uno de los testimonios que más conmovió en estos días en Colombia fue el relato que Polanco hizo sobre la forma como se enteró de la muerte de su esposo a través de uno de sus compañeros de cautiverio que lo escuchó en la radio el hecho y se lo contó.

«Alan Jara (ex gobernador del departamento de Meta Alan Jara, quien sigue en poder de las FARC) me dijo: '¡Gloria, Gloria, Jaime, un atentado, murió!'. Yo metí un grito, dije 'me lo mataron' y me quedé callada llorando toda la noche debajo de un plástico, ya que estaba lloviendo», relató.

 

La tortura cotidiana del cautiverio

 

El temor del cautiverio se equipara con el pánico que les producen los animales selváticos con los que deben compartir su secuestro. Beltrán, por ejemplo, tuvo la mala suerte de encontrar en una oportunidad una serpiente debajo de su almohada.

Las enfermedades tropicales también se convierten en una constante del cautiverio.

Uno de los rehenes liberados que más sufrió quebrantos de salud durante los seis años de secuestro fue Gechem. El ex senador, de 56 años de edad, sobrevivió en la selva a cinco ataques cardíacos, una úlcera gástrica, un problema lumbar agudo y una atrofia cerebral por un golpe que recibió en la cabeza cuando se cayó de una hamaca en la que lo movilizaban unos guerrilleros.

«Durante el cautiverio todo se extraña», agrega Beltrán al contar la rutina alimentaria que padecen en las selvas.

«Siempre se come arroz, frijol, arveja, lenteja y pastas. Allá es una rutina permanente», dijo Beltrán.

Una de las formas que los ex rehenes han encontrado para pasar el tiempo es a través de ejercicios físicos, el juego de ajedrez y las clases de ruso e inglés que reciben de parte de Jara y algunos de los tres estadounidenses.

Sin embargo, las condiciones de cautiverio han hecho que entre los mismos secuestrados se den confrontaciones, uno de los problemas que más aqueja a la ex candidata a la presidencia, Ingrid Betancourt, con quien, según afirma Pérez, «las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se han ensañado».

«Nunca tuvimos un tratamiento de rehenes políticos. Marchas de 15 ó 25 días cargando equipos pesadísimos. Poniéndonos al ritmo de los militares cuando no teníamos el mismo rendimiento físico de ellos», precisó Pérez.

La opción de un rescate militar para los que quedan en la selva es descartada por los políticos, quienes indican que esto les costaría la muerte a los secuestrados. Otra alternativa es la huida, pero es una de las decisiones más difíciles que deben afrontar ya que rehenes como Betancourt, quien ha intentado escapar en más de cinco oportunidades ha recibido severos castigos de parte de los rebeldes.

Para estos liberados el único momento agradable de su secuestro fue el pasado miércoles cuando se montaron al helicóptero que los trajo de vuelta a la vida.

Por ello hacen un llamado urgente al gobierno y a la sociedad colombiana para que en palabras de ellos mismos se pueda «cerrar de una vez por todas este capítulo del secuestro que es el capítulo más aberrante en la historia de la infamia de Colombia».

Las FARC plantean un canje de cerca de 40 rehenes -entre ellos tres políticos, incluida Betancourt, tres estadounidenses y varios militares y policías- por al menos 500 guerrilleros presos, incluidos dos que fueron extraditados a Estados Unidos. (DPA)


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