Creaciones sublimes del Romanticismo

Son varias las creaciones pianísticas capitales dentro de su catálogo. Seguramente, y dentro del primer nivel, se encuentran los dos cuadernos identificados con el título de “Años de peregrinaje” a los que debe sumarse un tercer ciclo realizado por sus editores. “Años de peregrinaje” es la suma de sus experiencias en el teclado, porque afirma toda una contundencia ética y estética romántica. En esas series el compositor húngaro transmite la impresión de un viaje por Italia y Suiza. En una nota definió la obra concebida “para el arte de un destino que no es el de entretener las horas vacías y que reclaman algo más que la frívola distracción de una diversión fugaz”. Con ese mismo sentido de innovación y contundente creatividad, escribió sus célebres “Consolaciones”, la “Sonata en si menor”, sin dudas una de las cumbres de la música para piano y influyó a los creadores en la segunda mitad del siglo XIX. Su original “Concierto para piano”, que deslumbró por su ampulosidad y sus inolvidables “Rapsodias” que tan bien recrean el ambiente gitano húngaro. También y para satisfacer las exigencias del gran público devorador de virtuosos, escribió páginas de despliegue mecánico. A mediados del siglo XIX los programas de conciertos de los divos estaban compuestos por fantasías sobre temas de óperas, género que tan bien dominó Liszt. Su reputación como compositor ha sufrido altibajos, pero jamás se puso en duda la originalidad de sus innovaciones armónicas. Su personalidad ha sido objeto de muchos debates, pero su extraordinaria generosidad para con sus colegas fue reconocida universalmente.


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