Crece la inquietud en la comunidad judía
“La política del gobierno nacional es blanquear a Irán”, afirmó el vicepresidente de la AMIA, José Scaliter, al tomar estado público la reunión que el jueves pasado en Zurich mantuvo el canciller argentino, Héctor Timerman, con su par iraní, Ali Akbar. Scaliter instó al propio Timerman a informar “periódicamente” sobre el avance de las conversaciones con Irán, dado que la AMIA es “víctima y querellante” en la investigación judicial sobre el atentado de 1994 que dejó 85 muertos. El vicepresidente de la AMIA reaccionó de ese modo al ser consultado por distintos medios, y profundizó así el malestar por el cual los representantes de la mutual, por unanimidad, declinaron reunirse hace dos semanas con el propio Timerman, lo que si hizo la dirigencia de la DAIA (brazo político de la colectividad judía argentina) que lo recibió en su sede. Ese encuentro dejó en evidencia la tensión interna que generan tales negociaciones secretas, que son aceptadas solo por un minúsculo grupo de familiares de víctimas alineados al kirchnerismo, como es el sector que integra Sergio Burstein. Incluso el mismo Julio Schlosser, titular de la DAIA y anfitrión de Timerman la última semana del año pasado, señaló que “Irán no es un interlocutor válido, nunca va a conceder que se pueda juzgar a los acusados, incluso premió a un acusado con el ministerio de Defensa (por Ahmah Vaidi)… La investigación sigue a través de la fiscalía que busca la comparecencia de los ocho acusados sin alternativas”. En privado, la dirigencia comunitaria está indignada por la interferencia del Ejecutivo en la investigación judicial, pero no salen a manifestarlo públicamente por la expectativa que un grupo de familiares recibió en la referida reunión con Timerman. El comunicado de ayer de la Cancillería dice que el objetivo de las gestiones bilaterales con Irán es “lograr un avance en los procedimientos judiciales”. (ABA)
“La política del gobierno nacional es blanquear a Irán”, afirmó el vicepresidente de la AMIA, José Scaliter, al tomar estado público la reunión que el jueves pasado en Zurich mantuvo el canciller argentino, Héctor Timerman, con su par iraní, Ali Akbar. Scaliter instó al propio Timerman a informar “periódicamente” sobre el avance de las conversaciones con Irán, dado que la AMIA es “víctima y querellante” en la investigación judicial sobre el atentado de 1994 que dejó 85 muertos. El vicepresidente de la AMIA reaccionó de ese modo al ser consultado por distintos medios, y profundizó así el malestar por el cual los representantes de la mutual, por unanimidad, declinaron reunirse hace dos semanas con el propio Timerman, lo que si hizo la dirigencia de la DAIA (brazo político de la colectividad judía argentina) que lo recibió en su sede. Ese encuentro dejó en evidencia la tensión interna que generan tales negociaciones secretas, que son aceptadas solo por un minúsculo grupo de familiares de víctimas alineados al kirchnerismo, como es el sector que integra Sergio Burstein. Incluso el mismo Julio Schlosser, titular de la DAIA y anfitrión de Timerman la última semana del año pasado, señaló que “Irán no es un interlocutor válido, nunca va a conceder que se pueda juzgar a los acusados, incluso premió a un acusado con el ministerio de Defensa (por Ahmah Vaidi)... La investigación sigue a través de la fiscalía que busca la comparecencia de los ocho acusados sin alternativas”. En privado, la dirigencia comunitaria está indignada por la interferencia del Ejecutivo en la investigación judicial, pero no salen a manifestarlo públicamente por la expectativa que un grupo de familiares recibió en la referida reunión con Timerman. El comunicado de ayer de la Cancillería dice que el objetivo de las gestiones bilaterales con Irán es “lograr un avance en los procedimientos judiciales”. (ABA)
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