Crece la polémica por precios y salarios

Sindicatos niegan que los aumentos causen inflación. Consumidores y la CTA apuntan a las empresas. Fraga dice que no debe alarmar un índice del 10%.

BUENOS AIRES (AFP/ DyN).- El temor a que se dispare la inflación, que el ministerio de Economía atribuyó a recientes aumentos salariales, avivó la polémica en el seno del gobierno y la reacción de sindicalistas que reclaman control de precios y distribución de la riqueza.

Aunque el jefe de gabinete, Alberto Fernández, afirmó que la inflación «está definitivamente controlada», los incrementos salariales son monitoreados por Hacienda para evaluar su impacto sobre la canasta de precios.

El flamante secretario general de la CGT, Hugo Moyano, volvió a criticar ayer al ministro de Economía, Roberto Lavagna, al poner en duda que pueda concretar la redistribución del ingreso, mientras la subsecretaria de Defensa del Consumidor, Patricia Vaca Narvaja, criticó a los empresarios que sostienen que los aumentos salariales son inflacionarios y les recomendó «que se pongan las pilas» y asuman el riesgo que les compete.

«Sinceramente, creo que el ministro ha cumplido una función sumamente importante, ha posibilitado mejorar las condiciones económicas del país, pero ahora viene otra etapa que no sé si el ministro está en condiciones de llevar adelante, ahora viene la etapa de la distribución de la riqueza que generan los trabajadores», expresó Moyano.

Por su parte, Vaca Narvaja sostuvo que «los empresarios muchas veces las quieren todas servidas, pretenden el mercado, la inversión, la protección, todo de parte del Estado», y consideró que «el riesgo empresario muchas veces no está muy presente en la conciencia» de ellos.

«En muchas oportunidades se quejan porque se abre la importación; en otras, ponen como excusa que no saben lo que puede pasar. Hace más de dos años que venimos con un crecimiento sostenido y hay superávit fiscal. Que se pongan las pilas», remarcó la funcionaria a radio Mitre.

En tanto, Moyano consideró que el titular del Palacio de Hacienda «o se quedó en el tiempo de la recaudación o no sabe qué hacer con todo el dinero que dice que recauda», en tanto lo acusó de no tener «voluntad de que esto se empiece a resolver; todo lo contrario». En la misma línea, el secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), Víctor de Gennaro, acusó también a Lavagna, de «buscar una causa ficticia» para frenar las negociaciones por la actualización salarial de los trabajadores. «También está tratando de frenar el avance de la organización de los trabajadores, que está habiendo cada vez más, por eso hace las dos cosas», señaló sobre el argu

mento de un posible rebrote inflacionario si se aumentan los sueldos. Consideró que «si él quisiera controlar los precios, o la inflación, en realidad lo que debiera hacer es controlar a las 200 empresas formadoras de precios».

En el marco de esta discusión, el economista y empresario Javier González Fraga afirmó que «no hay que alarmarse» porque la inflación supere el 10% este año, y consideró que se trata de un proceso «natural» dado que todavía hay «precios y salarios atrasados». González Fraga también sostuvo que «no está mal la puja salarial» que se desató en los últimos meses, y aseguró que es un síntoma de los «países mejores organizados».

Señaló que «cuando una economía se va recomponiendo, también lo hacen los márgenes operativos», por lo cual afirmó que «es lógico que haya un par de años de más inflación».

 

Baja el consumo de alimentos

BUENOS AIRES (Télam).- El aumento de precios de los bienes de la canasta básica redujo entre el 7 y el 27 % desde la devaluación el consumo interno promedio de carne, pollo y lácteos, según un informe de la asociación Defensa de Usuarios y Consumidores (DEUCO).

El trabajo, realizado sobre datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (SAGPyA) y del INDEC, sostiene que el aumento de precios del 75% de los alimentos entre 2001 y fines del año pasado generó «una retracción en el consumo de distintos productos que componen la canasta básica de alimentos, entre los cuales deben mencionarse los lácteos, carnes y pollos». Mientras los argentinos consumieron en promedio 63,5 kilogramos de carne vacuna cada uno durante 2001, esa ración promedio se redujo a 59,11 kilos anuales en el primer trimestre de este año, un 7% menos que entonces.

La caída es más abrupta en el caso del pollo, que tenía un consumo promedio anual de 25,7 kilos en 2001 y que cayó un 21 por ciento, hasta los 20,2 kilos promedio del año pasado.

El consumo promedio de lácteos experimentó una retracción general del 15%, pero la disminución fue superior en el caso de la leche en polvo (18%) y los quesos semiduros (27%).


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