Crece la preocupación sanitaria

La preocupación por la incidencia de la bajante de los ríos en la salud de la población alcanza a todas las poblaciones ribereñas. En los últimos meses en Neuquén se duplicaron los casos de diarrea, mientras que en Viedma esos padecimientos crecieron un 70%.

Aguas abajo de las represas habitan más de 500.000 personas en ciudades de Neuquén, Río Negro y provincia de Buenos Aires.

En Neuquén capital, el coordinador de Epidemiología de la zona sanitaria metropolitana, Gustavo Sanhueza, vinculó el aumento de diarreas a la calidad y la escasez del agua. El organismo a su cargo, que mensualmente realiza muestreos en cien puntos de la ciudad, detectó que «en los últimos tiempos, la bacteria que comúnmente está en el agua, ahora presenta registros superiores a los niveles máximos recomendables».

En los primeros meses del año se atendió en Neuquén a 2.600 personas, contra las 1.700 registradas en el mismo período del 2007, lo que implica un incremento del 53% en casos de diarrea, según informó este diario el 5 de marzo pasado. En las cifras mencionadas no se computan los casos que fueron atendidos en las clínicas del sector privado.

En tanto, en Viedma, el incremento en casos de diarrea y vómitos aumentó un 70% hasta marzo. Salud Pública negó que tuviera relación con la probable contaminación del río, aunque no difundió los análisis que certificaran la calidad del agua.

En esa ciudad, a la preocupación general por la salud del río se sumaron las fallas en la planta de tratamiento de líquidos cloacales ubicada frente al Parque Industrial, y la rotura de un caño maestro, que derivaron en el vertido de gran cantidad de aguas servidas muy cerca de zonas pobladas. El riesgo deriva de que el flujo y reflujo de las mareas pudo llevar la contaminación a zonas balnearias urbanas.

En marzo, sólo en el hospital Zatti y sus 11 centros de salud se atendieron por semana entre 100 y 140 personas con diarrea y vómitos. El aumento en los primeros dos meses del año es de un 70% en relación a la misma época de 2007. La atención en el sector privado aumentó también notablemente, aunque en ese ámbito no se cuenta con estadísticas.

Por el momento, las autoridades no han dado a conocer advertencias ni planes preventivos, aun cuando se admite en forma soterrada que la baja en el caudal de los ríos contribuye a incrementar la incidencia bacteriana.

Fuentes profesionales ligadas al sistema hospitalario rionegrino se afirmaron preocupados por la falta de políticas para prevenir un incremento de casos de gastroenteritis aguda en niños, adultos o ancianos. Señalaron que el problema se vería agravado por la falta de camas disponibles en centros de internación públicos y privados, y hasta de personal de enfermería suficiente para atender una eventual sobresaturación de un sistema que ya trabaja con niveles de ocupación máxima.

Si bien dijeron no conocer las razones por las cuales desde Salud Pública no se adoptan previsiones, arriesgaron que podría obedecer a que el gobierno rionegrino está atado en este y otros temas «a lo que diga el poder central y no podemos esperar que actúe en contra de sus necesidades».


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