Crecen las protestas contra el «corralito» y se crucificaron en La Quiaca

Cincuenta desocupados jujeños realizaron esa acción en reclamo de asistencia.

Miles de personas marcharon ayer en distintos puntos del interior del país para protestar contra el «corralito» bancario y en repudio de la crisis económica y social, sin que se registraran incidentes.

Las principales movilizaciones se registraron en el noroeste argentino donde medio centenar de jujeños se «crucificaron» a modo de protesta, y en la ciudad de Santa Fe donde se organizó un cacerolazo frente a la sede del Banco Nación, luego de que ayer los habitantes de la localidad santafesina de Casilda quemaran varias instituciones bancarias.

En Capital, cientos de vecinos y comerciantes indignados por el cerrojo financiero armaron «corralitos humanos» frente a las puertas de bancos extranjeros para exigir la liberación de fondos. La nueva modalidad de protesta fue inaugurada en el centro del barrio de Liniers, adonde, sin abandonar las cacerolas, se congregaron jubilados, trabajadores, comerciantes, amas de casa y desocupados de distintos barrios porteños.

La inusual protesta de La Quiaca que culminará hoy, es organizada por el cura párroco de La Quiaca, Jesús Olmedo, e involucra a un centenar de desocupados, que se colocan en improvisadas cruces hechas en postes de luz y de teléfonos de las calles Sarmiento y Bolivia, de esa localidad fronteriza.

El propio cura fue uno de los que voluntariamente se crucificaron en señal de protesta, pero sufrió un desmayo y debió ser atendido por médicos que le aconsejaron no continuar con esa práctica. La crucifixión fue la medida elegida para difundir las pésimas condiciones que sufren los quiaqueños, localidad ubicada a 300 kilómetros de San Salvador y que limita con Bolivia, adonde se registra un 50% de desocupación y niveles exhorbitantes de desnutrición infantil.

Las crudas imágenes de desesperados hombres, mujeres y jóvenes «crucificados» en los postes de luz fueron difundidas ayer por numerosos medios periodísticos locales, nacionales y extranjeros.

El párroco de La Quiaca, Jesús Olmedo, se crucificó simbólicamente junto a 14 desocupados que también se ataron a maderos atravesados en los postes de energía eléctrica de la avenida Sarmiento, desde plaza Independencia hasta el puente Internacional, en esa ciudad jujeña en la frontera con Bolivia.

El sacerdote -con gran ascendiente entre la sufrida población de la puna jujeña- encabezó la conmovedora protesta junto a hombres y mujeres cuyos brazos fueron amarrados en una madera horizontal con trapos o cadenas.

En Santa Fe, unas 200 personas, entre ahorristas y desocupados, efectuaron un cacerolazo en las puertas de la sucursal santafesina del Banco Nación para protestar por las dificultades en las operaciones bancarias y por la falta de pago de planes laborales.

La ruidosa manifestación se desarrolló en forma pacífica en el ingreso a la entidad bancaria, ubicada en la intersección de las céntricas calles San Martín y Tucumán, donde se dispuso un fuerte operativo policial.

En Corrientes, trabajadores de los Programas de Emergencia Laboral (PEL) bloquearon ayer los accesos al puente interprovincial General Belgrano, que une esa ciudad con Resistencia, en demanda de la continuidad de esos planes de empleo que dependen del gobierno nacional.

También en Salta, movimientos de desocupados, el Polo Obrero, partidos de izquierda, organizaciones sindicales y sociales, especialmente de profesionales, protagonizaron la segunda «Marcha de la Bronca» e hicieron un «cacerolazo» frente al Cabildo Histórico, para protestar contra el sistema financiero, las restricciones del corralito y reclamar medidas económicas que atiendan la emergencia social.

Mientras tanto en la Patagonia, vecinos de Trelew y Rawson, efectuaron movilizaciones pacíficas por las calles céntricas para reclamar que los funcionarios bajen sus salarios y que se flexibilice el «corralito».

(DYN , Télam y Reuters)

El padre Olmedo no resistió

Ante cada crucifixión en La Quiaca, el padre Olmedo preguntaba a cada desocupado por qué lo hacía, su edad y familia a cargo, tras lo cual la mayoría contestaba que «no podía darle de comer a sus hijos» y se lamentaba por la falta de trabajo, salud y educación.

Olmedo, que se ubicó en una de las cruces, dijo previamente a la prensa que «estas personas van a permanecer cinco horas crucificadas», pero él no pudo actuar del mismo modo, debido al desmayo que sufrió.

Según los facultativos que lo atendieron, fue un desmayo sin complicaciones y se debió al fuerte sol que soportaban los crucificados en horas del mediodía en la ciudad fronteriza.

«Pensé que era más fuerte, pero la vejez no viene sola», dijo Olmedo tras el incidente, pero aclaró que «igual acompaño la protesta de los desocupados».

De todos modos, afirmó que «ninguna autoridad nacional y provincial respondió a nuestras demandas, salvo un concejal local que brindó agua a los crucificados».

Cacerolazo para hoy en la región

En Roca, Cipolletti, Regina, Cinco Saltos, Huergo y Catriel habrá hoy desde las 20.30 «cacerolazos» organizados por la denominada «Multisectorial del Alto Valle».

La concentración roquense será en la intersección de Roca y Tucumán, y la de Cipolletti, en la plaza San Martín, para partir luego hacia diversas entidades bancarias, las que serán «selladas» mediante fajas con inscripciones alusivas, según pudo saberse.

En las distintas ciudades se dieron ayer detalles respecto de este tipo de acciones que entre otras cosas apunta al levantamiento del «corralito» para salarios y pequeños ahorristas, la creación de un millón de puestos de trabajo y aumento del presupuesto en Educación y Salud Pública.

También se plantea el juicio político contra el mandatario Pablo Verani, la inhabilitación de Daniel Sartor para ocupar cargos públicos y la renuncia del Superior Tribunal de Justicia rionegrino.

No se salvó ningún poder del estado porque se acusó de «negligencia» a la Legislatura dado que «avaló las política del Ejecutivo provincial».

También la Multisectorial del Alto Valle exigió «la libertad del sindicalista neuquino Julio Fuentes, el castigo a los asesinos de la vecina cipoleña Elvira Abaca y el cese de las amenazas y persecuciones a luchadores populares de Río Negro», en lo que pareció una directa alusión al dirigente barrial Gabriel Alberti, entre otros, cuya casa en el sector La Toma del barrio Anai Mapu fue objeto de un atentado el martes último. (AC)


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