Crecen pedidos de absolución por alcoholización

Es uno de los argumentos más utilizados por los defensores.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El alcoholismo no está considerado como causal de incapacidad, pero en las causas criminales es uno de los argumentos más esgrimidos por los defensores, en detrimento de los derechos de las víctimas, que nada tuvieron que ver con la alcoholización del reo. Muchos homicidas alcanzaron la gracia de la absolución por su condición de alcohólicos crónicos, y otros lograron que les impusieran el mínimo de la pena prevista para los delitos que cometieron, pese a los agravantes que distinguieron el hecho.

Durante el juicio por parricidio que debatió la semana pasada la Cámara Segunda del Crimen, surgió nuevamente el protagonismo que suele tener el alcohol como instigador de la violencia y de muchas tragedias familiares. Quedó claro que el alcohol volvía violento al hijo del acusado y que había liberado los frenos inhibitorios del padre para que pudiera apuñalar a su descendiente hasta matarlo, y muy clara también fue la madre de la víctima y esposa del victimario, al definir que «cuando no bebían, eran padre e hijo».

Otra vez en este juicio -donde el fiscal entendió que pudo haber existido exceso en la legítima defensa- se exhibió como última arma defensiva o carta de triunfo la presunta ebriedad del imputado, quien aseguró que había bebido unos cuatro litros de vino el día en que mató a su hijo. Y entonces cabe preguntarse si es justo que quien toma por gusto o por vicio no pague por sus errores, y que con tanta frecuencia se prive de la satisfacción de justicia a las víctimas de los borrachos.

El alcohol ha sido ensalzado y condenado, y ha sido objeto de las más variadas loas y admoniciones. Al alcohol se le adjudica la capacidad de alterar la conducta del individuo y hacer aflorar en él aspectos inhabituales en su personalidad, que han merecido, según el punto de vista, el juicio favorable de los que han visto en esta posibilidad un camino abierto a la honradez de circunstancias. «In vino veritas» -sentenciaban en la antigua Roma, y en buen criollo suele afirmarse que «los niños y los borrachos nunca mienten». Tanto el vino como otras bebidas fermentadas, gozan de la preferencia de partidarios entusiastas, que encuentran en ellos motivo de alegría y satisfacción. Quién no escuchó alguna vez alabanzas sobre un cuerpo, aroma y tonalidad, que bien podrían concluir con un nombre de mujer.

Hace menos de un año, el defensor del hombre que había matado a su mujer a puñaladas presentó como testigos al compañero con quien había compartido esa tarde varias botellas de cerveza, a tres profesionales que lo trataron por su adicción al alcohol, y a un ex alcohólico que habría quemado su casa, para abonar la teoría de que el imputado en realidad era una víctima inocente de su adicción, y no un delincuente ni un asesino.

Ante la abrumadora prueba en su contra, la defensa se aferró a la adicción alcohólica del homicida como tabla de salvación, y refirió citas doctrinarias de prestigiosos juristas, todas muy favorables a su postura. También citó jurisprudencia local referida a la absolución de alcohólicos crónicos que habían cometido homicidio, y mencionó la «causa Pedraza», sin consignar que ese alcohólico crónico luego de resultar absuelto por un homicidio mató a otra persona, y los jueces volvieron a absolverlo, con una particular interpretación del derecho, que excluye totalmente el de las víctimas inocentes. Hubo otras absoluciones de alcohólicos crónicos homicidas, en las causas «Inostroza» y «Cabeza de Gato Hermosilla», y también condenados que se beneficiaron al recibir el mínimo de la pena prevista para el homicidio.

El alcoholismo no está considerado como causal de incapacidad, pero en las causas criminales es uno de los argumentos más esgrimidos por los defensores, aunque no se trate de un adicto crónico, sino de un bebedor circunstancial.


SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El alcoholismo no está considerado como causal de incapacidad, pero en las causas criminales es uno de los argumentos más esgrimidos por los defensores, en detrimento de los derechos de las víctimas, que nada tuvieron que ver con la alcoholización del reo. Muchos homicidas alcanzaron la gracia de la absolución por su condición de alcohólicos crónicos, y otros lograron que les impusieran el mínimo de la pena prevista para los delitos que cometieron, pese a los agravantes que distinguieron el hecho.

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