Crisis en Bolivia complicaría la provisión de gas

Afectaría las medidas del gobierno argentino ante la crisis energética.

La grave situación político-institucional de Bolivia, en la que mucho tiene que ver la cuestión de la explotación de los hidrocarburos que produce ese país, puede complicar el programa de medidas que encaró el gobierno argentino para garantizar la existencia de recursos energéticos a mediano plazo, suficientes para satisfacer la creciente demanda local.

Dicho plan energético contempla, entre otras, la construcción del gasoducto del Nordeste, cuyo tendido debía comenzar por estos días para estar operativo a mediados de 2006.

Se trata de un ducto que transportaría gas natural originario de Bolivia a través de siete provincias del nordeste argentino, lo que redundaría en un mejor desarrollo industrial de la región. Parte de ese mismo gas podría además ser utilizado para el abastecimiento a Uruguay.

El proyecto de compra del gas boliviano está comprendido en un convenio para la integración energética gobierno a gobierno firmado a mediados del año pasado por los presidentes Carlos Mesa y Néstor Kirchner, que contempla la participación de las empresas privadas que operan en esta industria en los dos países, entre ellas Repsol YPF y Petrobrás.

A partir de esa fecha representantes de los ministerios de Planificación Federal de la Argentina, y de Hidrocarburos de Bolivia encararon una negociación del esquema de precios a pagar por el gas, que se importaría en un volumen inicial de 10 millones de metros cúbicos diarios, ampliable por hasta otros 10 millones, y en base a un contrato original por 20 años.

En el convenio bilateral quedó expresamente señalado que el acuerdo a alcanzar se haría en el marco de una nueva Ley de Hidrocarburos que el parlamento boliviano ya venía analizando.

El de las regalías a cobrar a los productores-exportadores sigue siendo un tema clave de las discusiones, ya que los sectores políticos mas duros pretenden que del actual 18 por ciento, pasen a 50 por ciento del precio.

El plazo original de fines de diciembre de 2004 estimad por las autoridades bilaterales como posible para concluir las discusiones se ha visto excedido por la subsistencia de las diferencias políticas en Bolivia, particularmente acicateadas por el dirigente cocalero Evo Morales. Este mantuvo contactos con el gobierno argentino en varias oportunidades. La última, la semana pasada en Buenos Aires. Esto se explica por el antecedente de la crisis institucional boliviana que llevó a la salida del gobierno de Gonzalo Sánchez de Losada en el marco de un enfrentamiento con Morales y otros sectores de izquierda, que se opusieron a la exportación de gas natural a la costa oeste de los Estados Unidos, vía puertos de Chile.

Su entonces vicepresidente, Carlos Mesa, se hizo cargo del gobierno y procuró encauzar las discusiones políticas internas, y un proyecto de desarrollo económico basado en el mejor aprovechamiento del recurso gasífero. Pero la actual crisis lo ha puesto en la opción de renunciar, habida cuenta de la falta de poder político propio en el seno del Congreso boliviano.

Como ya ocurriera en 2003, los gobiernos de la región, particularmente de la Argentina y de Brasil, realizan gestiones procurando aportar a una solución que preserve al sistema democrático en el vecino país.

En este complicado contexto, el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, aseguró ayer que el Gobierno nacional «estará junto» a Bolivia para garantizar la provisión de gas al noroeste argentino, pese a la crisis política que vive la administración del presidente Carlos Mesa.

(DyN)


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