Crisis en Ucrania por un divorcio en el poder

Cayó el equipo de gobierno de

MOSCú/KIEV.- Viktor Yushchenko y la bella Julia Timoshenko se divorciaron.

Nueve meses después de su triunfo con la «Revolución Naranja» en Ucrania, el presidente Yushchenko disolvió ayer el ejecutivo de la carismática jefa de gobierno y desarmó casi todo su equipo de gestión.

Sus colaboradores padecen «una falta de espíritu de equipo», argumentó el jefe de Estado.

Las acusaciones cruzadas de corrupción dejaron odiosas manchas en los chalecos anaranjados de los ex revolucionarios, que querían hacer todo mejor que el presidente anterior, Leonid Kuchma.

«Llegaron nuevas caras al gobierno pero la imagen del poder del Estado continuó siendo la misma», admitió Yushchenko con amargura.

Luego de este revés en el seno de su propio equipo, el reformista prooccidental Yushchenko debe reiniciar su gobierno prácticamente desde cero.

Pero el tiempo lo apura porque para fines de marzo de 2006 se programaron elecciones parlamentarias.

Muchos ucranianos, que en pleno invierno boreal encabezaron una revuelta democrática con multitudinarias protestas para denunciar fraude electoral, quedaron decepcionados de sus héroes.

La aprobación popular de Yushchenko cayó de un 60 a un 42 por ciento.

Las fracturas en la dirigencia eran conocidas desde hace tiempo.

Sin Timoshenko, Yushchenko no habría llegado a la presidencia.

La fotogénica política animó las manifestaciones en la Plaza de la Independencia de Kiev. Yushchenko, de carácter más conciliador y un líder con pocas dotes de orador, le otorgó a cambio la prometida jefatura de Gobierno.

Pero la pareja política de ensueño tenía sus desavenencias respecto a cómo obrar acerca de las dudosas privatizaciones de la era Kuchma.

Yushchenko quería rescindir sólo algunos casos paradigmáticos como método de intimidación, mientras que Timoshenko armó largas listas de empresas a reesta

tizar.

La disonancia generó inseguridad entre los inversores y se frenó el crecimiento económico de Ucrania, el segundo país de mayor superficie en Europa.

Otra línea de conflicto enfrentó a Timoshenko con el secretario del Consejo de Seguridad Nacional, Piotr Poroshenko.

El fabricante de chocolate, principal donante de fondos para la campaña presidencial de Yushchenko, hubiera preferido ser primer ministro. Pero también supo utilizar el influyente cargo en el aparato de Seguridad -según las denuncias de sus críticos- para hacer sus propios negocios con azúcar y metales.

La honradez de Yushchenko continúa en tanto como su principal capital político, incluso pese a que la prensa de Kiev explota la fanfarronería de su hijo Andrei. «El hijo de Dios», tituló hace poco el diario «Ukrainskaia Pravda».

La crisis muestra además una antigua debilidad del presidente: su lentitud para intervenir de forma enérgica. Otro factor de inseguridad es la salud de Yushchenko.

Si bien pudo recuperarse de una intoxicación casi mortal con dioxina durante la campaña electoral, todavía padecería algunos efectos colaterales.

(AP y DPA)


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