Cristianos, judíos o musulmanes, todo el mundo ora

Desde todos los credos piden por el Pontífice.

Desde Polonia hasta Filipinas, pasando por Kenia y Australia, millones de hombres y mujeres de todas las confesiones – cristianos fervientes, musulmanes o judíos – oraban ayer por Juan Pablo II, alabado por su coraje y acción. En todo el mundo, los fieles oraron con fervor, a pesar de estar resignados a la ineluctable muerte del Pontífice.

En grandes ciudades y en lugares de peregrinaje católicos de todo el planeta se oficiaron misas, y se oró por el Santo Padre: en Nueva Delhi, Colonia (Alemania), París, Moscú, Belén, Bagdad, Nueva York, Sidney, Nairobi, Abidjan… pero también en Fátima (Portugal), en Lourdes (Francia) o en Czestochowa (sur de Polonia), donde la basílica del monasterio de Jasna Gora alberga el célebre icono de la virgen negra venerada por el Papa.

En la isla indonesia de Nias, devastada el lunes por un sismo que causó 1. 300 muertos, la catedral Santa María de Gunung Sitoli, transformada en una morgue, celebró un oficio especial para «su Santidad».

En Portugal, Irlanda, Eslovaquia y Croacia, obispos, arzobispos y cardenales hicieron un llamamiento a los fieles a rezar con fervor. Sin esperar las llamadas de los religiosos, miles de católicos de todo el mundo afluyeron espontáneamente hacia las iglesias desde el anuncio del empeoramiento del Papa. Tal fue el caso en Lituania, donde el 75% de la población es católica.

En Rumania, el patriarca ortodoxo Teoctist rezó por el Santo Padre e hizo un llamamiento a las parroquias para que organizaran misas para orar por su salud. En Belén (Cisjordania), donde según la tradición cristiana nació Jesucristo, las iglesias católicas preparaban sesiones espe

ciales de oración.

En Rusia, el polaco Igor Kovalevski, secretario ejecutivo de la Conferencia episcopal católica, insistió en «el papel inmenso que desempeñó el papa en el establecimiento de la democracia en los países de Europa del este y en Europa central».

China, que no tiene relaciones con el Vaticano, manifestó oficialmente este viernes el deseo de que e Sumo Pontífice pueda «restablecerse rápidamente».

Por su parte, el primer presidente de Bulgaria elegido democráticamente, Shelju Shelev, concedió un «papel muy importante» al Papa en la caída del comunismo y del bloque soviético.

Como polaco logró influir directamente en sus compatriotas a través de la Iglesia polaca, que tuvo un «papel destacable» en los cambios, dijo el antiguo disidente. Según Shelev, «en esa lucha venció el bien».

Mientras, en la Plaza de San Pedro de Roma cientos de personas comenzaron a congregarse desde la noche del jueves, cuando empezaron a sucederse las noticias preocupantes del Papa.

En Jerusalén, la «Ciudad Santa» para las tres principales religiones monoteístas del mundo, peregrinos católicos también rezaron por Juan Pablo II.

«Pensamos mucho estos días en el Papa», dijo un monje franciscano italiano en la basílica del Santo Sepulcro, abarrotada de fieles orando por el Pontífice.

El gobierno socialista español, que en los últimos tiempos fue criticado por la Iglesia católica, manifestó entretanto su solidaridad con esta institución. La vicepresidenta primera del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, leyó este viernes una declaración institucional en la que manifestó la «solidaridad» del gobierno en «momentos críticos para el Santo Padre».

Nota asociada: Ansiedad en Polonia  

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