Critican las contradicciones de la política exterior

Destacados analistas de la política exterior sostuvieron que el gobierno argentino debe evitar confrontaciones innecesarias con los Estados Unidos. El ex consejero en el país del Norte, Julio Cirino, afirmó que el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, manifestó que la Argentina "se está convirtiendo en un país irrelevante". Jorge Castro llamó a no desperdiciar las "extraordinarias oportunidades" del escenario mundial. Discrepan sobre el rol de China.

BUENOS AIRES (ABA) . – El ex consejero argentino en los Estados Unidos, Julio Cirino, afirmó que nuestro país no figura en la agenda de Washington. Asimismo, señaló que nuestra política exterior es «contradictoria» (los ministros tienen enfoques diferentes) y «poco confiables» (se cambia constantemente de posicionamientos).

Cirino comentó que en una reciente conversación con sus asistentes, el secretario de Estado norteamericano Colin Powell manifestó: «Que lástima Argentina que se está convirtiendo en un país tan irrelevante» («irrelevant country», habría dicho textualmente). El director del centro de estudios Tocqueville, sostuvo que para la administración Bush las prioridades son: la lucha contra el terrorismo (especialmente islámico), contra el narco-terrorismo, el conflicto de Medio Oriente, la proliferación de armas de destrucción masiva y la relación con la Europa integrada así como con los países orientales (China, Japón y Corea).

Cirino participó de un foro organizado por las fundaciones Atlas y Friedrich Naumann; al que también asistieron los especialistas Carlos Escudé, Felipe La Balze y Jorge Castro.

 

Estilo confrontativo

 

Todos ellos coincidieron en lo poco redituable que es para nuestro país el estilo «peleador» que busca mostrar el presidente argentino frente a Bush, tal como ocurrió con el ex premier español, José María Aznar y con el titular del Ejecutivo chileno, Ricardo Lagos.

Según Escudé , Estados Unidos es el «condicionador externo» más importante por lo que nuestro país debe evitar «confrontaciones innecesarias» con la potencia hegemónica.

Desde su teoría del «realismo periférico» (nuestro país respondería a esta última categoría y su política exterior debe servir al crecimiento económico de los ciudadanos), el barbado analista ponderó los lineamientos implementados en la materia durante los '90, especialmente por el entonces canciller, Guido Di Tella.

Sobre este último, Escudé subrayó que más allá de la definición de «relaciones carnales» muchas de sus decisiones no tuvieron nada que ver con los Estados Unidos, como la política de acercamiento de Malvinas, o la aceptación de un laudo por los Hielos Continentales (pese a ser «antipopular» y que le costara la oposición «oportunista» de políticos como Kirchner cuando era gobernador de Santa Cruz).

Discrepancias

 

El asesor de López Murphy en temas internacionales, Felipe de la Balze, sostuvo que «para ser objetivos» más allá de lo que se hizo en la materia durante la etapa menemista; antes el ex presidente Raúl Alfonsín convocó a un plebiscito para terminar con el conflicto sobre el canal de Beagle, a la vez de haber dado el puntapié inicial del Mercosur.

Sobre esta unión económica, De la Balze, aludió sobre las disparidades con Brasil y alertó sobre la posibilidad de que el país gobernado por Lula ocupe -en nombre de la región- un sillón permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

En cuanto a la relación de Argentina con Estados Unidos en los últimos años, consideró que fue «más de aliados que de socios», mientras México (que es socio más que aliado) exporta una cantidad sideralmente mayor hacia aquel país.

Por su parte, Jorge Castro deslizó que Argentina tiene un contexto internacional «aún más promisorio que en la década del 90, y similar al de fines del siglo XIX». El ex secretario de Planeamiento de Carlos Menem, sostuvo que en la actual etapa de la globalización se manifiestan dos fenómenos: el salto cualitativo de los Estados Unidos para pasar a ser una nueva sociedad de la información, y el crecimiento espectacular de demanda en 'comodities' por parte de los países del Asia Pacífico.

En este escenario Europa perdería competitividad, «por arriba» con los Estados Unidos y «por abajo» con China; allí Argentina tendría una oportunidad «si reconstruye su poder político, ya que se ha perdido el control de las calles», disparó Castro.

De la Balze volvió a discrepar sobre la supuestas potencialidades del mercado chino, lo que consideró «ilusorio». En tal sentido, indicó que «cuando el campesinado se vea amenazado China no va a dudar en cerrar sus fronteras», agregando que la soja (sobre lo que se basan nuestras exportaciones) es un producto que «se puede producir en cualquier lugar del mundo».

Por último, la autoridad del CARI fustigó el mal manejo que se hizo de la crisis energética en relación a Chile: «A los trasandinos se les tendría que haber dicho que se los trataría como a los consumidores argentinos».

«Se han violado los contratos con los ahorristas, se quebraron hasta los fondos de pensión…No habrá política internacional que funcione, si no mejora la justicia, la policía, en definitiva: la política», concluyó De la Balze.

 

Claudio Rabinovitch


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