“Crónica de progreso postergado”

Mucho se ha escrito y oído en referencia a Salto Andersen por estos días. Quienes opinan lo hacen desde un sector determinado (intereses empresariales, políticos, etc.). La historia de la utilidad del caudal del Colorado cuenta que por acciones externas han sido postergadas varias obras, no permitiendo el desarrollo de la Comarca. En el año 1900 se realiza el primer relevamiento acotado del río Colorado, por el ingeniero Cornelio Baca en las dos márgenes del río Colorado desde el lote 17 al 20 del departamento Adolfo Alsina (hoy departamento Pichi Mahuida). En el año 1911 se lanza la primera gran iniciativa de construir un gran embalse que no se concretó. La idea se arraigó más, luego de la violenta crecida del verano del 1915. En el año 1922 mientras se construyen los primeros canales, Jorge Burnichon (1871–1948) eleva a la gerencia general del Ferrocarril del Sud proponiendo un amplio plan de regadío. La carta es dirigida a Mr. Montagne Hedí. En algunos de los párrafos Burnichon dice: “…no existe más que una única y una sola manera de resolver el problema de la agricultura en los territorios del sud, es mediante los canales de riego…”. En el año 1923, el 27 de julio, el diario La Nueva Provincia entrevista al Sr. Burnichon sobre los estudios realizados: “…el dique que ha de levantar las aguas se emplazará unas dos leguas arriba de la estación Fortín Uno. Este emplazamiento permitirá irrigar y al mismo tiempo obtener fuerza hidroeléctrica calculada en 20.000 HP, parte de ella sería enviada a Bahía Blanca revolucionando su industria…” En el año 1924 finalmente los capitales ingleses del Ferrocarril del Sud abandonan la iniciativa. Desde Londres se resolvió dar preferencia al impulso del Alto Valle del río Negro, que rendiría más prontamente mayores fletes por mayor recorrido. Desde el año 1924 a 1940 se encuentran muy pocos datos en referencia a ese proyecto de dique. En febrero de este último año el señor Jorge Burnichon vuelve otra vez a plantear un nuevo proyecto de regadío. Elabora con el ingeniero Jorge Grassi, el proyecto con la esperanzadora denominación de: pueblos y colonias “El Caldén dichoso”. Este proyecto, por no contar con el consentimiento de los propietarios de los lotes, fue modificado, a su vez, la propuesta de Burnichon y Grassi es lanzada en momentos que se resolvía la instalación del campamento de estudios del embalse sobre el paraje denominado “Huelche” bajo la jefatura del ingeniero Thor Andersen. En el año 1941, el 28 de octubre, el diario La Nueva Provincia, publica “Crónica del embalse que no fue”: “…el dique se llamaría Huelche (nombre de un indio poblador de la zona que vive en los campos de Juan Rosignoli). Previamente el indio recuerda la llegada a caballo en 1932 de los ingenieros Rodolfo Ballester y Diego Romero. El ingeniero Ballester entrevió allí la posibilidad de una gran obra. Andersen realiza un reconocimiento de la zona en el verano 1939-1940 localiza un lugar donde el río forma una garganta estrecha de base sólida y rocosa a 22 km aguas arriba de la estación Fortín Uno. La Dirección General de Irrigación envió a Andersen con una comisión de treinta personas en diciembre de 1940 que trabaja hasta el mes de septiembre de 1941. Previamente, en 1930, Ballester instala la, hasta hoy, estación de aforos de Pichi Mahuida, frente a la desembocadura del río Salado. Se calcula regar aproximadamente 100.000 ha. Orden, economía, regularidad y seguridad para la utilización de las aguas es lo que puede representar la construcción de este gran embalse”. En el año 1948, por resolución Nº 613 del 4 de agosto (cuando los estudios del embalse Huelches estaban terminados hacía 8 años), se licita la obra que fue adjudicada a la compañía italiana Panedile. Otra vez por poderosas razones paralizantes la obra no se inicia. Entre los años 1950 y 1955 se construye el dique nivelador Salto Andersen junto con el canal principal de riego. Cuando se preveía la colocación de las turbinas, nuevamente poderosos intereses políticos hacen que las turbinas desaparezcan, y con ellas, una vez más, desaparecen las esperanzas de desarrollo de la Comarca. Más cercanos en el tiempo, varias veces se ha intentado finalizar el proyecto Andersen, siempre cuando se estaba por concretar aparecía la mala política, esa que no deja que lo pueblos crezcan y avancen por propia voluntad. En vísperas de concretar una etapa más del proyecto, esa pequeña cantidad de energía que generará (para muchos de los opinólogos, insignificante) irá cargada también con el plus de la historia, de estudios, planos, mediciones, hombres y mujeres que con sus esfuerzos creyeron en ese sueño de progreso. Todo el capital existente es trabajo acumulado, lo han creado generaciones que han trabajado y son sus dueños legítimos las generaciones que trabajarán. Los que detentan algo de ese capital común para convertirlo en instrumento personal o sectorizado, son enemigos de la sociedad. Muchos podrán opinar sobre el tema, esto va mas allá de licitaciones opacas, oscuros negociados; las finanzas no deben manosear la historia. Oponerse por oponerse sin fundamento es pérdida de tiempo, apoyar por apoyar, también sin fundamento, es obsecuencia. Andersen sirve, y no sólo debe ser disfrutado por los funcionarios que tendrán la suerte de cortar la cinta, también debemos disfrutarlo los que vivimos por acá. José Luis Trejo, DNI 14.643.347 Río Colorado

José Luis Trejo, DNI 14.643.347 Río Colorado


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