Cuando hacer un trámite puede costar la vida 25-01-04

La deshilachada bandera iraquí cuelga lamentablemente del asta en lo alto del tribunal de Samarra, en el norte de Irak, donde la explosión de un coche-bomba a una hora de gran afluencia en el edificio causó al menos cuatro muertos y más de treinta heridos.

«La bomba estaba escondida en un Toyota Corolla blanco que explotó frente al tribunal. Había mucha gente», dijo el coronel Hazem Jodeir Jasim, de la policía de Samarra..

«Los sábados viene mucha gente al juzgado para presentar sus documentos matrimoniales», explicó Saad Samarray, un empleado de la policía criminal.

Yasser Ahmad Alwán, un muchacho de 13 años que regresaba de la escuela en bicicleta tras terminar sus exámenes, intentó caminar sin darse cuenta de que estaba herido, explica su padre, junto a él en el hospital general de la república.

«No puede mover los pies. Tenía 20 esquirlas en el cuerpo y aún le quedan tres», explica Ahmad Mohamad Alwán, bajo la mirada del niño, con el rostro hinchado. «Tengo frío», gime casi imperceptiblemente el niño cuando su padre le quita la manta para mostrar sus heridas en los brazos y en las piernas.

En la cama contigua, se ve un charco de sangre. Un viejecito inconsciente respira a duras penas con la boca abierta. Un enorme vendaje empapado en sangre cubre el muñón de su pierna amputada. «¡Quienes cometen atentados como éste son respaldados por las Brigadas Badr (el brazo armado de un partido chiíta iraquí) y por Israel!», acusa indignado su hijo Rashad Faleh.

Para esa familia, el atentado es una cruel ironía. «Mi padre iba a pedir una indemnización por la muerte de mi hermano, abatido en julio por el ejército estadounidense porque circulaba demasiado rápido en un retén», cuenta el hijo. Su padre agonizará poco después.

Jaled al Janabi, herido levemente encima del ojo, cuenta que en el momento del atentado salía del despacho del juez, adonde había ido a demandar al ejército estadounidense, que dañó su vehículo, ahora destruido por completo a causa de la explosión.

«El atentado se dirigía contra los ediles que debían reunirse en la alcaldía, que está cerca del tribunal», aseguró el jefe de seguridad del ayuntamiento de Samarra, Maghid Samarray. La explosión, que dejó un agujero de dos metros de profundidad en la calzada. (AFP)


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