Cuando la crueldad tiene el rostro joven

Empezó un juicio a toda una clase que maltrató sistemáticamente a compañero.

HILDESHEIM (Alemania) (DPA) – En la ciudad alemana de Hildesheim dio comienzo un juicio a todo una clase de secundaria, once estudiantes en total, acusados de haber maltratado y humillado a un compañero en el colegio durante meses. Los once alumnos, de entre 16 y 18 años, podrían recibir hasta cinco años de cárcel por cargos de lesión corporal y coacción. La acusación leída a puerta cerrada enumera en 31 folios los actos brutales contra la víctima, de 18 años, que se repetían casi a diario y algunos de los cuales fueron filmados por una cámara de video y colocados en Internet: trompadas, puntapiés, actos de humillación sexual. El caso causó conmoción en Alemania cuando salió a la luz a principios de año.

El inicio del proceso ha concitado una gran atención por parte de los medios. Entre noviembre del año pasado y enero de este, la víctima fue obligada a comer tiza, ducharse vestido y adoptar posturas sexuales humillantes. Tuvo que besar los pies a un compañero y recibió un golpe con un zapato con punta de acero en pleno rostro.

La policía también investiga a un maestro del colegio que se encontraba en el aula contigua al depósito de material en el que tuvieron lugar las agresiones. El profesor podría ser juzgado por omisión al deber de socorro.

Según un portavoz de la fiscalía, los malos tratos propinados al alumno eran un secreto a voces en la escuela de formación profesional Werner von Siemens de Hildesheim. Las autoridades de la institución negaron haber tenido conocimiento de lo ocurrido.

Al colegio acuden principalmente jóvenes que han abandonado la escuela de forma anticipada y esperan aprender oficios que aumenten sus posibilidades de inserción laboral.

La víctima, que no ha sido identificada, no estuvo presente en la primera vista, pero deberá comparecer como testigo cuando se reanude el proceso el próximo 2 de junio. «Está completamente aterrado. Se siente muy mal. Espero que no tenga que aportar muchas pruebas y que los acusados confiesen», declaró la abogada de la víctima, Gabriele Pochert. Otro letrado dijo que su cliente, un acusado de 17 años, envió una carta a la víctima pidiéndole disculpas. «Participó porque temía que si no lo hacía, sería también él objeto de malos tratos», explicó.


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