Cuando la fama deja de brillar 24-07-03

Nancy Anka llegó a la zona para presentar un musical infantil. Habló de su vida después de haber estado en la cima de la popularidad. Con "Hansel & Gretel" se presenta hoy en el Teatro Español de Neuquén y mañana en el Círculo Italiano de Villa Regina. La obra muestra que "no todo es tan malo como parece".

«Hansel y Gretel», una historia clásica reescrita para los chicos

NEUQUEN (AN).- Estuvo en la cumbre de la popularidad, interpretando durante cuatro años uno de los personajes centrales en «Grande Pa», comedia televisiva que quedó marcada en el inconsciente colectivo.

Era la «chancle» mayor, la que tantos disgustos le ocasionaba a «don Arturo», el padre «cuida» al que le daba vida Arturo Puig. De un día para el otro su figura de adolescentes rebelde dejó de aparecer en la comunidad mediática, y muchos hoy se preguntan qué fue de la vida de Nancy Anka.

Esta chica que hace ya largo tiempo mutó en mujer mantuvo un entrevista con «Río Negro» en el hall de un hotel céntrico de esta ciudad. Lo hizo antes de viajar rumbo a Bariloche, donde ayer se vistió de bruja «sexy» para la obra teatral Hansel y Gretel. Hoy volverá a Neuquén para presentar, desde las 16, el musical infantil en el cine teatro Español.

Cómo impacta en las figuras mediáticas la fugacidad de la fama, el estar en la palestra, en boca de todos, y de un momento a otro volver casi al anonimato. Preguntas que se hace el ciudadano común, desconocedor del ambiente del glamour mediático.

Nancy acepta el desafío con la frontalidad que parece caracterizarla. No le escapa al interrogante, porque bien sabe que fue «víctima» de este fenómeno cada vez más frecuente.

«Nunca me consideré una estrella, ni cuando hacía Grande Pa, porque para eso hay que manejar códigos que no figuran en mí. Todo ese tema del glamour no responde a mis conceptos ni a mis costumbres» asegura mientras su traviesa hija Sofía corre entre sus piernas.

Tiene bien en claro que «Grande Pa» marcó un antes y un después en su vida artística, pero entiende que las luces de la fama, durante esos cuatro años, no transformaron su personalidad. «Lo mejor que me dejó el programa fue la popularidad, pero sólo como actriz. Nada tiene que ver con mi forma de ser».

Dice que uno de los traspiés que cometió fue optar por dejar de lado la pantalla chica y dedicarse de lleno a faceta como cantante.

Es que en los códigos que se manejan en el ambiente, dejar la televisión por decisión propia es como cerrarse las puertas uno mismo.

«No me dejaron hacer una cosa ni la otra. No pude volver a la tele ni grabar más discos. En este país siempre hay alguien que te pone piedras en el camino para que te vaya mal», dispara, aunque luego vuelve sobre sus palabras: «De todas formas amo esta profesión».

Hace seis años la ex «chancle» se subió a una carroza de la que parece no querer bajarse. Fue cuando descubrió el atrayente mundo de los musicales infantiles.

Así, recorrió el país divirtiendo a los más pequeños con obras clásicas como «Cenicienta!», «El jorobado de Notre Dame», «La bella y la bestia», «El mago de Oz», y en la actualidad «Hansel & Gretel».

El año pasado también montó una obra para adultos , que sobre el final la mostró en topless. «Aerótica fue un descuelgue, quería divertirme y a la vez ver qué pasaba conmigo», aclara.

Aunque dice ser una artista a la hora

de contener la ansiedad, una de sus prioridades es volver a trabajar en televisión. La idea es proyectar a la pantalla chica lo que hace sobre las tablas.

«Quiero hacer un programa infantil con contenido educativo y musicales. Es que seguramente lo que haga de acá en más serán musicales», se entusiasma, y señala que ya tiene varias propuestas para retornar al ambiente televisivo.

Sabe que el desafío no es menor, sobre todo porque en este género «hay que tener mucha conciencia de lo que se mostrará, porque hay que cuidar a los chicos». Antes de ir a almorzar, esta mujer de 32 años envasados en un cuerpo adolescentes deja en claro que trabajaría en cualquier proyecto «donde tenga la posibilidad de actuar con todas las letras. Me pongo el overol y salgo a trabajar».

Sebastián Busader

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