Cuando los soldados padecían violencia en los cuarteles

NEUQUÉN (AN).- El Servicio Militar Obligatorio se impuso a principios del siglo XX y se dejó sin efecto a mediados de 1994. El crimen del soldado Omar Carrasco, ocurrido en marzo de ese año en el Grupo de Artillería 161 de la ciudad de Zapala, fue determinante para dar por concluida esta forma de reclutamiento dentro de las Fuerzas Armadas.

El maltrato a los solados eran prácticas comunes en todas las unidades militares del país y se daban con mayor intensidad durante la etapa de instrucción, una instancia de “aprendizaje” sobre el uso de armas, técnicas de combate y otras cuestiones relacionadas al uso de la fuerza.

El orden jerárquico se aplicaba -hoy también pero con soldados voluntarios- como política para disciplinar a la tropa en cada circunstancia.

Los castigos solían ser durísimos con “bailes” colectivos (saltar y correr hasta perder la energía), autorizar golpes de soldados “viejos” a los nuevos, el encierro y hasta la estaqueada.

En casos como el de Carrasco, la violencia ejercida dentro de la institución fue tan descontrolada que terminó con la vida del soldado.


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