Cuestión de familia

El folclore argentino tiene cientos de apellidos célebres. Decenas que todavía no tuvieron el reconocimiento de la gente como se merecen y otros tanto que seguramente lo serán con el tiempo.

Pero hay apellidos que más que célebres son sinónimos de provincias o de estilos, familias enteras que cultivaron esta música a través de generaciones y que fueron capaces de hacer del folclore un tarareo constante entre los argentinos.

Fueron capaces de escribir temas tan gancheros que los cantan los más famosos del momento y a lo mejor hasta suenan mejor. Pero son tan propios como los apellidos que los cultivaron.

Y tal vez se pregunte por qué tanta vuelta. Porque voy a hablar de la familia que a lo mejor cultivó la mayor cantidad de folcloristas, los que en su mayoría llegaron a la fama y prometen seguir haciéndolo por una constante renovación de valores.

Son los santiagueñísimos Carabajal. Familia centenaria de Santiago del Estero supo dar folcloristas para los más variados gustos, pero con un denominador común: la chacarera.

Los Carabajal, Cuti y Roberto, Peteco, Roxana, Cali, entre otros muchos tienen una misma raíz y una proyección distinta, capaces de hacer vibrar a los más escépticos y de aplaudir hasta no dar más.

Seguramente entre tantos, los hay para los gustos más variados, unos más trabajados que otros, pero todos con un sello. Sólo bastará que los escuche y podrá distinguirlos. Son inconfundibles.

Cuentan que en las fiestas familiares de los Carabajal todos quieren estar. Que las navidades y años nuevos tienen esas mesas interminables. Que todos cantan y bailan hasta que sale el sol y que hay letra para todo. Y no faltan un buen bombo y una guitarra bien afinada. Los que ya no están también participan de la fiesta, con letras que para muchos son casi himnos.

Son de la pluma de los Carabajal temas que permanentemente hacen referencia al pasado familiar plagado de baile, de fiesta.

«Nadie bailó la zamba como baila mi abuela», dice el tema y nos hace imaginar esas casas con patio de tierra y aroma a pan casero, con baile hasta en la siesta y a la sombra.

La familia está tan instalada en la música que a lo mejor no se termine nunca.

Todos cantan, todos bailan, todos hacen del folclore una verdadera fiesta y todos llevan la zamba en el alma.

Carabajal es sinónimo de Santiago del Estero, pero casi con seguridad podríamos decir que no quedó escenario por explorar, que no hay tierra en este país que no haya recibido su música, que no hay amanecer que no los haya encontrado.

Los Carabajal aseguran fiesta, buen folclore y mucha tradición originada en buena parte en La Banda, pero repartida por todo un país que ya sabe distinguirlos.

Habrá tiempo y espacio para más, tendremos que particularizar en cada uno de ellos, hablar de Los Carabajal como conjunto, de Cuti y Roberto, Peteco, Roxana. Y no será harina de otro costal porque estaremos hablando de una misma raíz.

Jorge Vergara

jvergara@rionegro.com.ar


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