Carlos Marsero, un actor que se consolida como director

El artista regresó a Viedma con toda la experiencia que le dio su paso por el Actors Studio para dirigir “Eva y Victoria”

Carlos Marsero, un actor que se consolida como director

El artista regresó a Viedma con toda la experiencia que le dio su paso por el Actors Studio para dirigir “Eva y Victoria”

Carlos Marsero tuvo que sobrepasar umbrales en el arte escénico para acaparar volumen cultural en más de 40 años. Ahora, su rica historia teatral, la capitaliza encabezando como director las funciones de la controvertida obra “Eva y Victoria”.

Allá lejos y hace tiempo, se subió por primera vez a las tablas en el Centro Cultural capitalino actuando en “Historias para ser contadas” durante 1975. El año siguiente lo encontró en el ex Conservatorio Nacional que al poco tiempo dejó porque la intervención militar cambió los planes de estudio.

No hay mal que por bien no venga. “Dejé la formación académica, y empecé a estudiar en forma independiente”, cuenta. Ese cambio, lo vinculó a grandes maestros como el recientemente fallecido “Lito” Cruz, Agustín Alezo y Carlos Gandolfo

Aprovechando la oleada de gente que huía de la dictadura militar, en 1982 puso proa a Nueva York, en un intento de ingresar al Actors Studio. Llegó en un mal momento. Había fallecido el célebre Lee Strasberg (Hyman Roth, el personaje ficticio de la película “El Padrino II”), y la mujer y el hijo se disputaban el espacio.

Tuvo suerte y tomó clases con Walter Witcover (“Todos los barcos al mar”), maestro y director de esa escuela, y con la legendaria maestra de actores y actrices Uta Hagen (“Los niños del Brasil”).

De regreso a la Argentina se instaló en la zona Andina donde desarrolló su actividad artística en varios roles, como actor, director y maestro participando de la creación de varios grupos independientes como Los Chisperos, un elenco conformado por alumnos de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) para la obra “El gen nacional”, en el marco del Proyecto Bicentenario.

Considera que su vuelta a la Argentina, y a Viedma donde debutó como actor, “es un tránsito que tiene sus pro y contras” sin embargo trajo en sus valijas una herramienta valiosa “poco común y que produce un teatro diferente”; sostiene.

“De esa experiencia en los Estados Unidos -apunta- extraje todo un método de ejercicios consecutivos en dos áreas de trabajo: reacciones físicas y la memoria sensorial, por ejemplo la emoción, que es, lo que el actor busca alojar en nuestro organismo como si fuera un virus”.

Este entrenamiento se trasladó a “Eva y Victoria”, ya que a criterio del ahora director, “se ve la sensibilidad del actor que no transmite información, sino que hace vivir la escena y la circunstancia del personaje”. Inculca que un actor sea independiente, evitando que un director tenga que decir “parate acá”, sino que utilice su creatividad para resolver los problemas de una escena. En su opinión que “el trabajo se vea parecido a la vida, por eso nuestro grupo aquí en Viedma, se llama ‘Teatro Vivo’”.

La huella
de una grieta

La obra de Mónica Ottino “Eva y Victoria” lleva 12 funciones, entre Viedma y Conesa.

El teatro La Salamandra a orillas del río Negro se convirtió en un escenario privilegiado para conocer el retorno de un ejemplo de la “grieta” que continúa separando a las clases populares de la rancia aristocracia argentina.

En realidad, se trata de una interpretación llamada “la huella de una grieta” que según la visión de Ottino, Eva Perón acude -en el contexto de la década del ‘50- a ver, en forma imaginaria a Victoria Ocampo con la excusa de obtener apoyo para tratar en el Congreso de la Nación el proyecto de ley que permita votar a las mujeres.

Pero realmente es el encuentro de dos clases sociales, de dos formas de pensar la vida y el país a todas luces antagónicas, mostrando las ideas irreconciliables que divide desde el punto de vista social económico y llevadas por una esgrima verbal digna de aquellas dos formidables adversarias.

La gira de esta pieza teatral seguirá por Sierra Grande el 28 de setiembre próximo, el 29 en Las Grutas y el 30 en Valcheta.

Formando espectadores

El actor y director asumirá en los próximos días en el Centro Cultural de Viedma, otro desafío: la contraparte local de capacitación en el marco del Programa “Formación de Espectadores. De la escuela al teatro”, que se lleva a cabo en varios puntos de la provincia desde hace más de 12 años, a instancias del Instituto Nacional del Teatro (INT) y mediante un convenio celebrado con el ministerio de Educación de Río Negro.

La implementación implica reconocimiento (certificado y doble puntaje) a los docentes que cumplan con los requisitos estipulados: asistencia al Seminario Taller, trabajo áulico de carpetas didácticas, asistencia junto al grupo de estudiantes a las funciones de teatro dispuestas en las respectivas localidades, en el horario previsto y de manera exclusiva; y devolución de informe por escrito sobre la experiencia con los estudiantes.

El programa dispuesto en forma simultánea para 15 localidades de la provincia, incluye la convocatoria y selección de obras, a cargo del INT, y las capacitaciones a cargo de las parejas de capacitadores del INT en Río Negro, con la coordinación general de Héctor Segura (INT).

La actividad ya se inició en Las Grutas, San Antonio Oeste, Luis Beltrán, Río Colorado, Bariloche e Ingeniero Jacobacci.


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