Jorge Volpi busca la verdad, sin ficción

El escritor mexicano reconstruye en “Una novela criminal” la trama de lo que considera “el preludio de la guerra contra el narco”, y sus consecuencias.

Jorge Volpi busca la verdad, sin ficción

El escritor mexicano reconstruye en “Una novela criminal” la trama de lo que considera “el preludio de la guerra contra el narco”, y sus consecuencias.

Gentileza

Jorge Volpi (Ciudad de México, 1968) reconstruye en “Una novela criminal” la trama de lo que considera “el preludio de la guerra contra el narco”, que comenzó con la transmisión en vivo de una falsa captura de supuestos secuestradores (Israel Vallarta y Florence Cassez) y la liberación de sus víctimas, el 9 de diciembre de 2005.

Ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2018, la obra es definida por su autor como una novela documental o sin ficción en la que logró plasmar las voces de los dos protagonistas, el mexicano Vallarta (todavía preso) y la francesa Cassez (liberada en 2013). Pero también las perspectivas de sus familiares, de los representantes políticos y hasta de uno de los policías involucrados.

Licenciado en Derecho y autor de libros como “La paz de los sepulcros”, “El fin de la locura” y “La imaginación y el poder”, Volpi conversó con Télam en Buenos Aires, y aseveró que en esta historia “los más castigados y olvidados” han sido los Vallarta, ya que no solo Israel fue torturado y secuestrado sino también sus hermanos y sobrinos.

“La mayor parte de la gente sigue creyendo que Israel y Florence son culpables. Espero que el libro contribuya a que haya más debate público y más duda sobre ello”, resaltó durante la entrevista.

P- ¿Cómo fue tu acercamiento al caso Cassez-Vallarta?

R- Fui siguiendo el caso desde que empezó pero sobre todo a través del enfrentamiento entre Felipe Calderón y Nicolás Sarkozy. Después, con la lectura del libro “El teatro del engaño”, de Emmanuelle Steels, me decidí a escribir. Claramente fue Florence la que robó la atención del caso pero mi idea fue contar la historia completa: contar la parte policial, la política, la judicial, la personal.

P- Si bien la definís como una novela sin ficción, la trama de esta historia empieza con una ficción que es la transmisión de Televisa de ese falso rescate…

R- Desde que me decidí a contar la historia sabía que la mejor manera de contarla era sin ficción. La historia tiene tantas mentiras, tantas vueltas y contradicciones que convertirla en una novela de ficción basada en hechos reales le hubiera restado fuerza.

P- Si bien este libro se inscribe en la tradición de la no ficción, señalás distinciones.

R- La diferencia es que no se puede confiar en la justicia ni en el expediente. Truman Capote, Norman Mailer o Emmanuel Carrère sabían que sus protagonistas eran culpables, no tenían la menor duda porque habían sido juzgados, entonces sus libros son para entenderlos. Este no es un libro así porque ni siquiera está la confianza en un sistema de justicia, que hizo hasta lo imposible por ocultar la verdad.

P- En la novela aparecen muchos representantes del mundo judicial, político, las víctimas, los supuestos secuestradores. ¿Cuál fue el personaje que más te sorprendió?

P- Quizás Israel, no fue su culpa pero la manera de entrevistarlo en la cárcel es tan difícil que no deja de ser enigmático. Hubo muchos personajes que me parecieron sorprendentes, curiosos. Por ejemplo este hombre que sin ser sacerdote, se viste como sacerdote y lideró la investigación de la Iglesia sobre el caso. Es un personaje muy inusual que no me esperaba ni que existiera.

Florence Cassez e Israel Vallarta atrapados.

P- Entre esos personajes hay un juez, Arturo Zaldívar, que pagó un costo muy alto por su actuación en favor de Florence…

R- Zaldívar, como ministro de la Corte, ha hecho bien su trabajo. Al final coincido con lo que determinó, que es que en este caso la corrupción de la policía fue tal que no se puede saber la verdad de lo ocurrido el 8 y el 9 de diciembre de 2005.

Por lo tanto, tiene que prevalecer la presunción de inocencia y hay que liberar a Florence y a Israel.

P- Llama la atención el nivel de involucramiento de Sarközy en esta historia y sobre todo en la situación de Florence.

R- Tuvo un rol muy protagónico en este caso, pero antes también había mandado a su esposa a rescatar a las enfermeras búlgaras, se había involucrado en el rescate de Ingrid Betancour en Colombia. En esta oportunidad fijó la mirada y la convirtió en una querella propia, personal y no solo del Estado francés.

P- Y en el caso de los presidentes mexicanos, ¿cómo definirías sus posiciones?

R- Vicente Fox no se involucra demasiado, esto sucede en el final de su mandato. Felipe Calderón es el presidente que más se involucra y de la peor manera. Luego Enrique Peña Nieto quiere claramente que Florence sea liberada para restablecer por completo las relaciones con Francia.

P- ¿Te parece que esta historia ayuda a entender lo que pasa hoy en México?

R- Se puede decir que fue el preludio de la guerra contra el narco porque esto sucedió a fines de 2005 y, a fines de 2006, Calderón lanzó la guerra contra el narco con García Luna como secretario de seguridad pública. Se repitió lo que sucedió con este caso: con un discurso muy duro, haciendo mediáticas todas las detenciones de capos del narco, sembrando pruebas, llevándolas a la televisión. Esto se mantiene durante todo el mandato de Calderón.

P- ¿Considerás que hubo condena social o que los medios que transmitieron esa falsa escena de captura y liberación pagaron algún costo?

R- Televisa y TV Azteca fueron las dos televisoras que hicieron la transmisión y está claro que tenían un acuerdo con la policía para hacer ese montaje. Finalmente, de todos los involucrados, el único que pagó fue el reportero, Pablo Reno, que fue despedido. Lo que es interesante es que Televisa está en el centro del montaje pero también dentro de Televisa estuvo el equipo de Yuli García y Denise Maerker que fueron quienes revelaron el montaje. En definitiva hubo condena social pero ningún efecto jurídico. Nadie que haya participado en el montaje terminó sancionado. Tampoco ninguno de los que manipularon pruebas o torturaron, nadie fue sancionado, todo lo contrario.

P- ¿Qué perspectivas ves para Israel que es quien sigue detenido y quien fue el más perjudicado, tanto él como su familia?

R- El libro ha desatado que el abogado de Florence, Agustín Acosta, forme un pequeño grupo de trabajo para asesorarlo ahora que su caso pasa a sentencia. Él está hace doce años preso con prisión preventiva. El caso podría llegar a la Corte, pero también puede pasar que el juez que tiene el caso, un poco más consciente, no lo condene y lo libere en primera instancia.


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