“Sala Propia”: el Museo Nacional de Bellas Artes muestra su patrimonio de mujeres artistas

La sede neuquina, antes que la de Buenos Aires, decidió exponerlas, por primera vez de manera exclusiva, en una muestra que inaugura hoy a las 20. Kekena Corvalán, su curadora, dialogó con “Río Negro” sobre este trascendental evento.

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“En la historia del arte las mujeres siempre fuimos su objeto. De lo que se trata es de no ser más objeto de la pintura, sino sujetos de las prácticas artísticas”.

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Yamil Regules

Cuántas artistas mujeres cree usted que tiene el patrimonio del Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén? ¿Y cuántas de ellas recuerda haber visto en sus salas de exposición? Sí, son muchas más de las vimos alguna vez en los 18 años de existencia que justamente hoy cumple este museo.

Era cuestión de ir hasta la sala de guarda, ese espacio de cerrado, pero sobre todo, negado a la mirada pública, donde los museos conservan sus obras, para saber que ellas, las mujeres artistas, siempre estuvieron. ¿Por qué apenas las vimos en todo este tiempo? ¿Por qué ahora una muestra de artistas mujeres? Bienvenidos a 2018, Argentina año verde.

“Sala propia” es una respuesta a todos estos años de guarda para decenas de artistas mujeres en el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén. Se trata de una muestra, acaso inédita, conformada por obras de todas las artistas mujeres que forman parte del patrimonio de este museo, una historia del arte de 150 años. Curada por Kekena Corvalán, junto al equipo de trabajo del MNBA Neuquén, la muestra inaugura hoy a las 20 con entrada libre y gratuita. La muestra estará acompañada por dos intervenciones hechas por colectivos de mujeres artistas de la Patagonia. Una, “JuevesquefueLunes, formada por artistas contemporáneas mayores de 40 años reunidas para leer, estudiar, contrastar y criticar, intervino los baños del museo. Y la otra, “3J”, conformado por las jóvenes artistas Juliana García, Julia Isidori y Julieta Sacchi, proponen “Regla de Tres Simple” en la pared del fondo de la gran sala, una serie de cuentas que ponen de manifiesto las desigualdades entre la visibilidad de artistas varones respecto de las artistas mujeres en este museo.

“Sobreviviendo en flúo” (2013), de Marta Minujín.

La obra más antigua que presenta “Sala Propia” es de Rosa Bonheur, pintora francesa del siglo XIX, quien se especializó en animales y paisajes, de cuya obra, “La Trilla”, un óleo sobre tela, no se pudieron conseguir datos. “Presumimos que es de 1860. Eso también nos dice bastante, no? Que no sepamos la data exacta de la obra de una artista mujer”, dirá, irónica, Kekena Corvalán. Le siguen dos perlas absolutas de esta colección, según consiga el texto curatorial: “Composición”, (1934), de Raquel Forner; y “Pueblito” (1954), de la paulista Tarsila do Amaral.

Junto a ellas, conviven en la muestra los trabajos de artistas de todo el siglo XX y de lo que va de este siglo, desde las consagradas Marta Minujín y Liliana Porter a la talentosa y reconocida internacionalmente Amalia Pica, nacida en Cipolletti, entre otras.

En una charla con “Río Negro”, Kekena Corvalán analiza el momento en que esta muestra ocurre. Estamos en un año inédito en Argentina por el avance de la marea verde, porque el tema de la posibilidad de discutir la interrupción voluntaria del embarazo, que no se aprobó este año, pero se aprobará pronto porque esta marea verde crece cada vez más, hizo que adquiramos esta necesaria politización del tema para pensar cuál es el lugar que ocupamos las mujeres en la vida pública”.

“Históricamente relegadas a ese ámbito clave que es lo doméstico, pero no como un síntoma de práctica sana y amorosa, sino para ejercer sobre nosotras un poder, disciplinar nuestros cuerpos y nuestras ideas”, remarca. “Bueno, todo eso explotó porque esta cuarta generación de feministas, esta marea verde, las pibas, nos ayudaron a todas a recolocarnos. Yo hace diez años que soy curadora feminista”.

Una obra de la artista Analía Werthein que es parte de “Sala Propia”.

Acerca del lugar de la mujeres en el arte, Kekena apunta que “somos siempre objeto, estamos siempre representadas, mayormente desnudas, insinuantes o en posiciones lánguidas. Y de lo que se trata es de no ser más objeto de la pintura, sino sujetos de las prácticas artísticas. Y lo que hay en este momento es una mayor conciencia de que en el arte somos todas trabajadoras, entonces tenemos que cobrar lo mismo que los hombres, tener los mismos espacios porque también hay una cuestión económica fuerte”.

¿Qué ve a futuro Kekena a partir de esta muestra? Ella nos lo dice: “Lo que se viene ahora es empezar a plantearnos e interpelarnos acerca del tipo de imagen que producimos, empezar a pensar estas precursoras que estamos mostrando acá: qué maneras de representar el mundo podemos aporta las mujeres por contextos culturales que nos obligan a callarnos, cómo hablar de lo que no podemos hablar, de qué temas hablamos, qué imágenes queremos que hablen de nosotras y de la sociedad”.

Y más allá de la muestra, asume que “la revolución no sólo es feminista, también es federal: estamos en Neuquén con esta muestra, no es la ciudad de Buenos Aires. Esto también lo quiero destacar. Hay un equipo increíble de mujeres en este museo con su directora, Ivana Quiroga, a la cabeza, que vio rápidamente que había que hacer esto. Ocupar los espacios, ocupar siempre los espacios, de eso se trata”.

Por último, Kekena sintoniza la muestra, que llevó tres meses de trabajo y todo un año de pensarla, con lo que ocurre afuera: “Esta muestra es el espíritu colectivo, una curaduría de ‘estamos juntas’”. Y concluye: “No es ir en contra de los artistas varones, es potenciar un campo”.

La muestra expone 150 años de arte hecho por mujeres y que son parte del MNBA Neuquén.

Obra de Marie Orensanz.

La sede neuquina, antes que la de Buenos Aires, decidió exponerlas, por primera vez de manera exclusiva, en una muestra que inaugura hoy a las 20. Kekena Corvalán, su curadora, dialogó con “Río Negro” sobre este trascendental evento.

Datos

“En la historia del arte las mujeres siempre fuimos su objeto. De lo que se trata es de no ser más objeto de la pintura, sino sujetos de las prácticas artísticas”.
“Sala Propia es una obvia alusión a ‘Un cuarto propio’, de Virginia Woolf, pensado en oposición a ese otro cuarto donde descansan, en muchos casos, las obras de artistas mujeres, esa área de los museos que suele llamarse: guarda o reserva, salas de custodia en las que se cumple una de las misiones tradicionales de estas instituciones llamadas a preservar bienes.
Sala Propia es un llamado a sacarlas de allí. ‘Fuera de Reserva’, o también ‘Salidas del Armario’ era nombres posibles para un conjunto de obras que se encienden entre sí como dispositivos de reconocimiento, afirmación y debate”.
(Extraído del texto curatorial de la muestra escrito por Kekena Corvalán)
Kekena Corvalán (Buenos Aires, 1964) es investigadora, docente, escritora y curadora feminista. Graduada en Letras (UBA), es Profesora de Arte Latinoamericano y Teoría Cultural en la Universidad del Museo Social Argentino y en programa de posgrado de Middlebury College.
Ha dictado cursos sobre artistas mujeres desde 2009 en Argentina y el mundo. Sus trabajos críticos han sido incluidos en diversas publicaciones académicas y teóricas nacionales e internacionales. Ha realizado narrativas curatoriales. Ha sido jurado en festivales de cine y en premios de artes plásticas y fotografía. Es miembra fundadora de Malón de Octubre.

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