Lo’ Pibitos: flow para bailar este fin de semana

Villa Crespo tiene flow. Lo pusieron lo’ pibitos del barrio donde, sostiene el clishé, son bohemios y de Atlanta. En el patio del fondo de la casa de la familia Ruggiero, un puñado de adolescentes jugaba, al principio del siglo XXI, a rapear. Esa fue la cocina de un experimento musical que mezcla retazos de funk, rock, pop, cumbia, sintetizadores y cualquier otra cosa que se les cruce sus los oídos atentos como radares. Lo’ pibitos, que no dejaron de jugar con los sonidos, saltaron la tapia del patio y coparon, la escena porteña del flow a fuerza de groove y un hedonismo en las líricas que los acerca bastante a Babasónicos. Ya no tan pibitos, Lo’ Pibitos reformularon el lado pendenciero del hip hop con un mensaje positivo, aunque nada naif.

Lo’ Pibitos, surgidos del freestyle y soundsystem porteño se embarcan por primera vez en viaje al sur argentino para tocar esta noche en Neuquén y mañana en Roca, en dos conciertos que prometen acción en el dancefloor. Acá los esperan nada menos que Papeles y Zezé Tribu para la escala neuquina y La Estafa Dub y Toché para la escala roquense.

¿Qué son Lo’ Pibitos? Se lo preguntamos a Guido Ruggiero, el dueño del patio, voz, compositor y productor de la banda, antes conocido como El Dog. “Somos una fusión de colores, matices. Somos una banda ecléctica, nos caracteriza la puesta en vivo donde el rock, el funk, la música latina y el rap conviven con un flow rioplatense. Vamos desarrollando diferentes géneros y haciendo estas mixturas que nos parecen muy interesantes”.

El punto de partida de esta historia fueron las fiestas de amigos y algunas casas tomadas con “autorización”, aclara El Dog. “Cuando despegamos empezamos a presentarnos en boliches como Niceto y fue cuando decidimos ampliar nuestra propuesta. Agregamos percusión, yo empecé a tocar el bajo. Se abrió el panorama porque nos llamaron de varios lugares para tocar. A partir de este híbrido que hacíamos combinando pistas e instrumentos, decidimos pasarnos al funk y agregamos baterías, teclados, otra guitarra, yo vuelvo a ser la voz y sumamos un bajista. Esa es la formación actual”.

Mientras el país se abría al siglo XXI al ritmo de la cumbia villera y el rock barrial, estos pibes estaban otra: escuchaban rap y andaban en skate. “Cuando estábamos en alguna fiesta copábamos el equipo de música y cambiábamos la onda poniendo Dr. Dre, Snoop Dog, mucho rap de la costa oeste de Estados Unidos. Empezamos a hacer graffitis, nos metimos en el hip hop, yo empecé a hacer break dance y el DJ y el bitbox. Todo esto hizo que empezáramos a involucrarnos en la cultura urbana y después le dimos nuestro giro”.

¿Qué sonido describe mejor a Lo’ Pibitos? “Sin dudas que nos hemos copado con el funk de fines de los 70 y principio de los 80, un sonido denominado boogie, un funk bailable que tiene clap, deslizadores. Tratamos de recrear un poco ese estilo”.

Lo’ Pibitos ya tiene editados dos discos, “Bienvenidos al presente” (2011) y “A punto caramelo” (2015) y van por el tercero, que saldrá en octubre. Algo de eso sonará este fin de semana, cuando tomen por asalto los escenarios de Pirkas y El Muro. “Estamos despidiendo nuestro segundo disco y tocando algunos adelantos del próximo”, adelanta Guido respecto de los shows que darán en la región. “Vamos a hacer shows intensos y muy bailables. Estamos contentos porque es la primera vez que vamos al sur. Es un show para toda la familia, el contenido es apto para todo público. Bailar, divertirse, funkear un poco y rapear”.

¿Recuerdan aquello de Villa Crespo y del clishé de cierta bohemia? Quizás no lo sea tanto. “Está muy musical”, advierte El Dog. “Muchos músicos viven acá. Han instalado muchas salas de ensayo. En esta cuadra, hay como cuatro o cinco estudios de grabación . Hay un clima muy artístico en el barrio. También creo que al estar al lado de Palermo, es una opción para el que está saturado de todo ese movimiento. Y es un poco más barato (risas).