Luciano Supervielle: suit para piano en Neuquén

El original músico uruguayo se presenta esta noche en la Sala Rainbow del Casino Magic. En un diálogo con “Río Negro”, contó cómo es su proceso creativo.

Luciano Supervielle presentará llega a Neuquén para presentar “Suite para piano y pulso velado”, una colección de piezas que con sutil acompañamiento de programaciones y sintetizadores generan un cruce único entre lo clásico, la música rioplatense y las nuevas tendencias de la electrónica. También incluye la suite “Pianos tiranos”, compuesta para la serie de Youtube “Tiranos Temblad”. Será esta misma noche, a las 21, en Sala Rainbow de Casino Magic.

En un diálogo con “Río Negro”, el talentoso músico uruguayo comienza diciendo: “La tarea de crear es de por sí una cuestión bastante desordenada porque las ideas surgen de manera algo caprichosa, en momentos y lugares muy aleatorios. La realidad es que desde tengo hijos (dos, un varón de cinco y una niña de tres), he ordenado más mi tiempo de trabajo. Trato de levantarme en horas de la mañana y trabajar hasta cierta hora de la tarde y ahí se termina lo que sería –entre comillas– mi horario de oficina. Estoy en mi estudio y trabajo dependiendo en qué etapa me encuentro preparando un disco, si estoy componiendo, mezclando, si me dedico más a contactos y escribir correos…”.

P- Estás grabando en tu estudio y entra la más chica al grito de ¡Papá, él me rompió mi juguete!

R- (Luciano sonríe) Bueno, me pasaba antes, pero ahora lo tengo afuera de mi casa. Un lugar en el que justamente cuento con el aislamiento para poder hacer foco y quedarme durante varias horas. Si no, es muy difícil.

P- Decías que el momento de componer aparece en cualquier circunstancia, ¿qué fuentes tiene? ¿Dónde están sus raíces?

R- Las fuentes de inspiración son muy diversas. Obviamente, una es escuchar música de distintos estilos. A mí me gusta mucho desde la electrónica a la clásica, géneros bien diferentes que al oírlos, a veces tocan una fibra que da una idea que va luego hacía una forma distinta. De ahí salió un gesto musical, una melodía, un timbre, cualquier cosa… Pero escuchar es sin dudas una brote de inspiración grande, pero mientras más abierto esté uno a los estímulos, más permeable a –qué sé yo– detectar un sonido, a tratar de aprovechar un encuentro con una persona y escuchar una historia, mejor…

Se trata de estar muy atento, con la percepción muy permeable a recibir estímulos, justamente. Y ya te digo, a la hora de crear cualquier cosa puede ser un punto de partida para una imagen musical. Hay veces que son cosas muy abstractas, una vivencia, algo que ocurre en la vida, todas se pueden canalizar luego de manera creativa si se tiene la actitud de estar alerta y con las antenas, con los sentidos bien despiertos para absorber esos impulsos.

P- ¿Una vez que es –tomo tus palabras– absorbido, produce un torbellino que te lleva a componer o bajás un cambio y lo registrás para que no se pierda y tiempo después lo elaborás?

R- Yo te diría que no hay un método, un proceso que se repita, esté como establecido. Por lo general, ocurre que el estímulo inicial dispara, es un disparador sobre el cual empiezo a trabajar y luego en el transcurso creativo van apareciendo ideas… Es un proceso de construcción, ¿no? Hacer música yo lo veo como un desarrollo y dentro de él van apareciendo elementos que van cerrando el concepto general de lo que quiero hacer.

Los estímulos tienen más que ver con generar puntos de partida, me parece. Esto también es personal pero nunca arranco a componer sabiendo exactamente adónde voy a llegar. Sí con algunas imágenes y con algunos conceptos generales sobre los cuales voy a elaborar un disco. Es importante generarse las limitaciones como para organizar un marco. Es el eterno problema del creador con el papel en blanco, no sabe cuál es el primer punto que va a escribir en él… Y se relaciona con generarse limitantes, decir voy a hablar de esto y esto otro, pero cuando voy a crear y construir la obra, van apareciendo nuevas ideas y toman forma durante el proceso.

P- Imaginemos ahora la obra terminada. ¿Te tomás un tiempo para ello? ¿Y cuán flexible sos a las observaciones propias y las de tus colegas?

R- Me gusta mostrarla durante el proceso a distintas personas de confianza, por lo general, para tener una visión de afuera, pero sobre todo –como decías– hay mucho de dejar descansar las cosas y volverlas a ver más adelante con la mente fresca, digamos. Eso es siempre revelador… Si bien hay composiciones que las termino relativamente rápido, por lo general y esto es muy personal, me lleva tiempo componer y las dejo reposar en cierto punto

Después me vuelvo a sumergir en ellas y las abandono, así muchas veces. Algunas quedan por el camino, no les encuentro la solución o las dejo en el freezer durante bastante tiempo y más tarde, al re escucharlas con una nueva lectura, más serena, con otro contexto, puedo reencauzarlas o no. Lo hago habitualmente y voy madurándolas. Construir, a mí me lleva tiempo.

P- Cuando el disparador es un dolor, canalizarlo en un gesto creativo, ¿qué te genera?

R- Bueno, es distinto componer música instrumental que con texto… Yo no escribo letras y quien lo hace puede canalizar dolores o cualquier tipo de sentimiento humano de manera mucho más literal. Al hacer instrumental, uno hace un ejercicio mucho más abstracto pero no se puede desprender de su contexto personal y mismo del entorno en que vive. Si estás transitando una crisis, son cuestiones que afectan a tu vida y se van a traducir en tu música.

En mi caso es de un modo abstracto, entonces cuando compongo y toco mis obras, soy el mismo y es inevitable que ahí se expresen los sentimientos propios. Componer es ya de por sí, un proceso muy removedor. O sea, hay momentos de frustración cuando no salen, no se encuentran las ideas y te diría que dentro de un amplio período de frustraciones aparecen ratos de mucha motivación y de encontrar algo que sirve. Ahí es cuando hay que aprovechar esa luz, eso que llaman inspiración o no sé… Componer es removedor, muy frustrante, muy emocionante, excitante. Es algo que genera sentimientos bien diferentes, más allá de lo que me esté sucediendo en la vida.

P- Si miraras una composición tuya de hace cuatro, cinco años atrás o más, ¿ves pasajes que transitabas al crearla?

R- Siempre tengo recuerdos, escuchando en perspectiva, a distancia del contexto en el que fue hecha. Le dedico mucho tiempo y pongo mucho de mí mismo, entonces cada música que hago queda íntimamente ligada al lapso en que la gesté. También es cierto que, dentro de mi lenguaje musical, de mis colegas de Bajofondo y la mayoría de los músicos con que trabajo, el componente de experimentación está muy presente; y al escuchar en perspectiva las cosas que hice, no todas funcionan tan bien como en la génesis. Algunas envejecen mejor que otras y es difícil predecir cuáles son los temas de un disco, por ejemplo, que perdurarán más.

Hasta el día de hoy tocamos algunos de discos míos, de Bajofondo y cuando los compuse nunca hubiera dicho que iban a perdurar pasados los años. El trabajo de experimentación tiene eso y hace que estemos en una búsqueda constante, tratando de hacerla lo más dinámica y amplia posible. Solo algunas de las ideas que propongo, van a funcionar mejor con el tiempo y me van a seguir acompañando, influenciando y las continuaré desarrollando en el futuro. No todas…

P- ¿La palabra misterio va para esa posibilidad de trascendencia?

R- No sé… Yo la asocio más con una historia. En todo caso, te diría que me gusta más el término mágico. (Ríe ahora Supervielle). Porque se relaciona con que al final del día en la música –si bien tiene mucho de matemática, de ciencia, de teoría, de técnica– hay algo que siempre termina siendo inexplicable y mágico. Es un detalle, es la posición de un bombo dentro de un beat de batería que lo muevo un poquito y hace que el todo funcione… Por eso, para mí, siempre la intuición precede a la técnica. Todo lo que conocemos, primero fue intuitivo. Alguien creó que algo le sonó bien, le encontró intuitivamente una lógica, después se le pusieron reglas y se transformó en teoría.

Un artista inquieto

2×1 Club Río Negro

Para ver a Luciano Superviellle esta noche en Neuquén, anticipadas desde $ 400 en Todomusica (Av. Argentina 261), Saturno Hogar (Alcorta 261) y Casino Magic (Teodoro Planas 4005). Socios Club Río Negro: 2×1 en entradas.

Datos

Luciano Supervielle (Montevideo, 1976), ex Plátano Macho y Peyote Asesino, antes conocido como tecladista de Jorge Drexler, actualmente sigue siéndolo de Bajofondo, además de compositor e interprete de su propia música. Con el galardonado grupo de Gustavo Santaolalla, gira alrededor del mundo desde hace más de quince años y con su proyecto en solitario lleva editadas cuatro placas, habiendo logrado dos premios Gardel en Argentina, más los Graffiti e Iris Mejor Disco del Año en Uruguay. Participó en la producción y arreglos de compactos de Drexler, El Cuarteto de Nos y La Vela Puerca, entre otros. Con Julio Bocca colaboró en la musicalización de “Episodios nocturnos coreográficos” del Ballet Nacional del Sodre. Su obra fue utilizada en televisión y cine. Su obra fue utilizada en televisión y cine. El tema “Miles de pasajeros” integra la banda sonora de la película “Savages” (12) de Oliver Stone.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios