El (in)visible trabajo de los que prenden y apagan la luz del teatro

Luces, cables, sonido, ubicaciones... José Ducca y Marcelo Merlo cuentan “el detrás de escena” de Casa de la Cultura de Roca.

En este reportaje queremos centrarnos en esas otras caras, para que conozcas todas las oportunidades que un escenario puede poner a tu alcance.

En Casa de la Cultura (fundada un 7 de mayo de 1973 por el Dr. Norberto Rajneri, junto a un grupo de vecinos, con el fin de difundir la cultura y fomentar la creación artística) José Ducca y Marcelo Merlo desempeñan una profesión, oficio, casi tan antigua como los espectáculos: en la jerga artística trabajan “en la sombra”, en el “detrás de escena”.

Sus tareas principales: ambientar la sala y acompañar a los espectadores hasta sus asientos.

Muchas veces sus labores pasan desapercibidas para el espectador. Fuimos a su encuentro en el ejercicio de sus tareas diarias en la Casa.

Sus roles se complementan, y consiste en comprobar que todo está listo para que los artistas vayan a función y que el espectador este cómodo en su butaca.

El teatro –en este caso– es la última actividad artesanal que queda. Cuando al teatro no viene gente, el acomodador puede poner una cara como diciéndote “Eh… ¿qué me programó?”.

Se cree que hace falta amabilidad y mano izquierda. Las propinas, afirma Merlo, las da “la gente mayor aficionada al teatro”.

Por otra parte Ducca, el técnico de iluminación, sonido, de maquinaria, conoce como nadie cada rincón de la sala, y es el primero en entrar en contacto con el elenco. El trabajo de Ducca y Merlo definitivamente requiere de paciencia. Conozcámoslos.

José Ducca: subir bajar, armar, desarmar… del día a la madrugada

Cada vez que se abre sala o que la Galería y el Fotoespacio brindan una muestra, es porque José Ducca anduvo ambientando la casa. Arribó a la institución hace 31 años y se ha convertido en el responsable de la parte técnica (de iluminación, de sonido de maquinaria); es operador o supervisor según el pedido del elenco en función.

“Cuando hay una actividad es bueno que José esté porque él es el conocimiento de todo y le brinda el cuidado a los equipos; en cada inicio de temporada se bajan y se limpian todas las luces, se cambian cables que estén quemados, y ahí está José”, resume Ricardo Peinado (Secretario General de Casa de la Cultura).

La Comuna visitó “la casa” y encontró “detrás de escena” a José Ducca. Veamos de qué se trata.

P- ¿Cuándo empieza tu labor?

R- Cuando llega el grupo, elenco, a la casa. Nos contactamos con el técnico o asistente operador que viene y el nos pide lo que necesita. Pero a veces nos toca operar a nosotros (como ahora).

P- ¿Cuánto tiempo lleva armar una puesta en escena?

R- Varia, depende de la obra o de la disciplina. Por lo general el teatro es lo que más nos obliga, una obra compleja te lleva un poquito más de tres horas (lo ideal es laburar entre dos, a veces me ha tocado solo y es un ida y vuelta, bajar y subir).

También hay obras que son súper rápidas (1 hora). Todo va acompañado de la complejidad de la propuesta que traen.

P- La tecnología ha ido evolucionando y la puesta en escena se fue moviendo a su ritmo. ¿Dónde está el cambio?

R- Hay una variación constante por una cuestión tecnológico, es verdad. Cuando yo entre el sonido se hacia a cassette, había cinta abierta, y después vino el CD, la compu, memoria USB, la tablet y hasta te traen una pista base desde un teléfono.

P- Viviste el avance tecnológico, no hay dudas. La pregunta la tengo que hacer. ¿Desde cuándo en Casa de la Cultura?

R- Enero del 87, tenía unos 23 años, hace como mucho che (risas)

P- ¿Y cómo fue el ingreso?

R- Al lado de casa vivía José Rubio (creo que hoy esta en IUPA) él acá hacia la limpieza, y un día me lo cruce en el barrio -yo me había quedado sin laburo en un Autoservicio del barrio, estaba recién casado y con un bebé– y me propuso venir acá como ayudante de limpieza. El coordinador de la casa era Cordi, y desde ese día acá estoy.

P- Tantos años de armar escena, de dar sala y de cruzarte con cientos de artistas. ¿Qué obra regional te despertó mayor interés o una buena ambientación?

R- Vi muchas. Pero “El Amateur”, de Mauricio Dayub, me pareció fantástico. También lo han sido algunos espectáculos de danzas contemporánea de la escuela de la casa.

P- ¿Cómo está en tecnología la Casa?

R- Atrás. Yo creo que lugares como estos siempre vienen atrás por los costos. Vos ves las luces que hay acá. Me explico. En otros lugares ya es todo led. Cuesta mucho seguir el ritmo de la tecnología.

P- ¿Cómo fue la concurrencia de espectáculos en este año?

R- Se mantuvo, hay temporadas que hay mucho más. Agosto de este año lo vi como medio flojo, creo que incidió el tema económico o el humor de la gente. Me llamo la atención porque vi como un parate.

P- ¿Sos el más antiguo acá?

R- Mi compañera de gremio digamos, Clara Aguilera, es la que me sigue. El año pasado se fue María Rosa.

La relación de José con el teatro, según el caso, va del simple gusto al amor-odio, pasando por todos los matices posibles (luces acá, allá, de este color, más bajas, más potentes, el sonido más elevado, entre otros). Pero todos coinciden en que su trabajo requiere paciencia. Algo así cómo: armar y desarmar, bajar a la sala y subir una y otra vez; además de operar o supervisar el trabajo en la cabina.

Marcelo Merlo y el amable oficio de acomodador

Llegás a la fila y al tiempito una persona te da la bienvenida, a la vez que te pide la entrada. La revisa. Después, te indica por dónde ir para llegar a tu butaca, si llegas tarde su amabilidad te guiará a destino. Todo sucede con la máxima naturalidad y no te das cuenta de que detrás de ese engranaje hay un equipo que controla todo lo que sucede desde que pasaste la primera puerta de la institución hasta el inicio de la función. En todo este proceso nada queda a la improvisación.

Marcelo Merlo se mueve con soltura por Casa de la Cultura, y está obligado a convivir en un ámbito social, personal incluso íntimo.

Su relación con José Ducca (técnico de sala) es de suma importancia para correr el telón.

P- ¿Cómo definís tu trabajo?

R- Soy el nexo entre el artista y el público, algo así como el acomodador de espectadores.

P- ¿Desde cuándo en esta función?

R- No puedo ser preciso en ese dato. De apoco se fue dando (capaz llevo unos 14 años). Es un gusto para mí cumplir con esta tarea porque es un ambiente donde me siento muy cómodo (a la casa vengo del año 86).

“Empecé a venir a Casa de la Cultura como estudiante del IUPA, y a veces necesitaban voluntarios y yo era uno. También recuerdo que muchas de las producciones que venían de afuera usaban el Cine Roca y ahí también nos llamaban para acomodar espectadores”, se explayó.

P- ¿Socio de la casa?

R- Sí.

P- Tu tarea no percibe un sueldo me contabas… ¿Por qué lo haces?

R- Es estar en contacto con la gente, es una actividad que me gusta. A la vez veo espectáculos y conozco a los artistas.

P- ¿Alguna anécdota?

R- Por lo general me pasa que cuando voy a algún lugar me dicen “el pelado de Casa de la Cultura”. No saben ni mi nombre (risas otra vez…)

P- ¿La vestimenta es especial para este laburo?

R- No creo, yo alterno con los extremos. Varío mucho, mira esta camisa es de los años 90. No tengo una cara bonita pero le pongo onda.

P- ¿Cómo te llevas con José?

R- Bien. A José le entiendo algunas cuestiones porque lo conozco mucho, y lo conozco yo como artista también. No somos amigos, pero manejamos complicidades que capaz no podría hacerlo con otras personas. Es un tipo que ha visto tanto que enseguida te puede hacer un análisis de una obra, sabe un montón.

“Yo tomo esto con la responsabilidad de un trabajo, pero no me considero un empleado. Con José somos los últimos en dejar la sala y la casa”, refuerza Marcelo Merlo.

P- En la práctica y la experiencia. ¿Qué cosas ayudan a una buena sala?

R- Que el espectador no quede parada en los pasillos y que no anden deambulando por la casa.

P- ¿Tiene mucho de amabilidad, de contacto con el espectador tu labor. ¿Qué no dejas escapar?

R- Soy cuidadoso; le doy prioridad a la gente mayor. Trato de visualizar la fila y si hay mayores o alguien que viene en sillas de rueda o con bastón irrumpo la fila y los hago ingresar para que bajen tranquilo las escalares y para que tengan su tiempo para acomodarse en la butaca. Después coordino otra vez la fila.

P- Y después de dar sala. ¿ Cómo sigue tu tarea o cuándo termina?

R- Una vez que doy sala ( donde también mantengo contacto con los chicos de boletería) puede venir un intervalo, ahí aparece otra vez la relación con Jose, quién da aviso con el timbre para ir otra vez a sala, y ahí vuelvo a estar en puerta. Y vuelvo para despedir al espectador al finalizar el espectáculo.

P- ¿Cómo estuvo el año?

R- Fue atípico. Se viene dando mucho el stand up y la producción local viene en ascenso.

P- ¡En ocasiones los acusan de “inflexibles”…!

“Te tiene que gustar el mundo artístico y ser amable, hay que asegurarse de que el espectador está cómodo”, fraseo Merlo.

Luces, cables, sonido, ubicaciones… José Ducca y Marcelo Merlo cuentan “el detrás de escena” de Casa de la Cultura de Roca.

El (in)visible trabajo de los que prenden y apagan la luz del teatro


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