Palimpsesto: ¿Por qué escribimos?

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Es difícil que se escriba por estos lares para ganar dinero, quizás muchos van detrás de cierto prestigio que izará nuestro ego al firmamento literario para la vista de todos. Esa pequeña vanidad tiene sus consecuencias: ediciones pagadas por el autor que terminan sepultadas por el polvo y el olvido.
Muchos de los escritores consagrados suelen tener diferentes actitudes en sus respuestas. En un primer caso minimizan las causas que los llevan a escribir y de paso se vengan del entrevistador; así Colette, la escritora francesa autora de “Claudine” sostiene: “Escribir sólo conduce a más escritos”; otro francés, Stéphane Mallarmé se despachó con esta obviedad: “Escribir es poner negro sobre blanco”; o como decía secamente (no podía ser de otra manera) Samuel Beckett, el creador de “Esperando a Godot”: “Consiste sólo en las tres sílabas de una expresión coloquial: Bon qu’à ça (No sé hacer otra cosa)”.
En el segundo grupo suelen “dorarle la píldora” y responder con alguna frase simplona y pegadiza que contenta a todos, mientras el o la escritora por dentro los manda a los santos infiernos. Este es el caso, por ejemplo, de García Márquez que alguna vez dijo en una entrevista esta tamaña perogrullada: “Escribo para que me quieran”. También es el caso de Adolfo Bioy Casares quien pronunció esta frase calamitosa para contento de los lectores de la revista “Gente”: “Escribir es agregar un cuarto a la casa de la vida”.
Hay una tercera posición, y son los escritores que han reflexionado sobre este acto, las conclusiones no son, como te lo imaginarás, sorprendentes. Te resumo una sola: Ítalo Calvino, el autor de esa novela única llamada “Si una noche de invierno, un viajero” da tres razones sobre su escritura. La primera es la insatisfacción que le producen sus escritos, entonces sigue escribiendo como una forma de enmendarlo, de mejorarlo. Una segunda razón es la sana envidia que le produce leer a un escritor y admirar su forma de escribir, entonces se propone, desde su propio estilo, escribir como ese escritor X. La última justificación tiene que ver con el poder de autoconocimiento que tiene la escritura, escribe para aprender algo que no sabe.

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