Panadero, masajista y actor

“Soy el malo de la película” describe Facundo Sáenz Sañudo. Enviado su currículum a Cine Bruto, fue convocado para una prueba ante José Campusano. “Había quedado como policía pero después me ofrecieron interpretar el rol de quien quiere serruchar el piso al jefe del centro asistencial”. Panadero, ofrece el producto de su trabajo “frente al colegio Siglo XXI y Escuela 298 hace unos cuantos años” en Melipal; masajista, estudió con la médica Gabriela Perrotta y la licenciada Estela Oklander, fundadoras de la Escuela de Masajes Manos Andinas. Nativo de esta ciudad, “siempre me gustó actuar y hacer cine; teatro, desde chico”. Por eso, la residencia en La Plata y Buenos Aires para cursar estudios y posterior retorno a la ciudad natal. De sus actividades rescata “los ingresos y el progreso” representados por la elaboración del pan, “el crecimiento espiritual y personal producto de la interacción a través de los masajes” y la satisfacción de participar de “El Azote”. “Una experiencia bárbara, un sueño realizado”, expresa.


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