Da la cara el hombre que dinamitó Westminster

John Wick sostiene que la gente tiene que saber los gastos que paga a sus políticos. Este escándalo llevó al Parlamento a una de las mayores crisis de toda su historia.

LONDRES.- ¿Es John Wick un villano codicioso o el justiciero enmascarado que ha salvado a la democracia británica revelando los excesos de sus parlamentarios?

El dilema se replanteó ayer porque por primera vez Wick dio la cara ante las cámaras. Como no podía ser menos, lo ha hecho en una entrevista publicada en la web del «Daily Telegraph», el diario británico que desde hace días publica en exclusiva los escandalosos gastos de los diputados británicos que paga el Estado con el impuesto de la comunidad.

Hasta ahora se sabía que un intermediario había ido de redacción en redacción intentando vender el archivo informático con los gastos de los parlamentarios. No lo quisieron ni «The Times» ni el sensacionalista «The Sun» y terminó comprándolo el conservador «The Daily Telegraph». Ahora se sabe que ese intermediario era Wick, un oficial retirado de las fuerzas especiales que trabaja desde hace años como asesor de riesgos para una de las aseguradoras de la City.

«Yo sabía lo que tenía que hacer», confiesa Wick, «pero no lo venenosa que iba a ser la picadura de la serpiente». Se refiere el intermediario a una posible imputación judicial por traficar con lo que a todas luces es un archivo robado de una oficina de Westminster.

Sin embargo se advirtió ayer que Wick se encuentra a salvo pues la policía ha anunciado esta semana que no intervendrá al considerar que la filtración estaba justificada por tratarse de un asunto de interés público.

«Tanto los medios como los ciudadanos estábamos preocupados por los gastos de los diputados y cómo se gestionaban. Básicamente por la forma en la que ellos habían intentado esquivar nuestra demanda de información. Hoy en día los políticos saben todo sobre nosotros y supongo que está bien que nosotros también sepamos todo sobre ellos».

Hay quien ha acusado a Wick y a su anónimo filtrador de ser mercenarios sin escrúpulos al servicio tan sólo de su propia billetera. Una apreciación respaldada por el hecho de que los gastos se hubieran hecho públicos de todas formas el próximo julio.

Wick rebate este argumento con una explicación más o menos articulada: «Había una versión en bruto del documento y otras dos versiones pulidas. Y según me dijeron, el texto se les había enviado en dos ocasiones a los diputados para que quitaran de él lo que creyeran oportuno. No iba a salir a la luz según lo ha publicado el ´Telegraph´ sino según lo habían censurado los diputados».

Una acusación que de ser cierta da cierta cobertura moral a la actuación de Wick y ennoblece su posición ante la ciudadanía, que a buen seguro le agradece el arrojo y la sangre fría que ha mostrado para dejar en cueros a la clase política, agregaron ayer versiones periodísticas de la capital británica.

En definitiva, el nuevo héroe mediático de la opinión pública británica resumió que su accionar se debió a:

? que la gente tiene derecho a la publicación de los gastos de sus parlamentarios,

? que fue él quien entregó al diario el CD con los datos de los gastos que los parlamentarios cargaban a las arcas del Estado,

? que los informes parlamentarios que iban a ser publicados oficialmente en julio «cesuraban» muchos detalles y

? que el CD «no fue robado» del Parlamento sino que accedió a él debido a las débiles medidas de seguridad en la Cámara Baja.

Por su parte, el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, máximo representante de la Iglesia anglicana, advirtió en un artículo publicado por «The Times» contra una «humillación sistemática» de los políticos. En su artículo Williams señala que las constantes revelaciones podrían dañar irreversiblemente la confianza en la democracia.

Este escándalo puede derivarse en una «caza de brujas», sostuvo.

Un medio electrónico destapó que un diputado conservador solicitó el cobro de casi 5.000 libras esterlinas (5.500 euros).

Según esta publicación, el parlamentario habría estado con su novia en un hotel de lujo a expensas del dinero del contribuyente. Algunos ciudadanos indignados incluso han llegado a agredir públicamente a políticos, después de que saliese a la luz que, en parte, pasaban facturas de cosas absurdas. (El Mundo, DPA y AP)


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