Dar a luz sin miedos y con mucha contención

VIEDMA (AV).- «Facilitemos un entorno amoroso». Este es el lema de la Semana Mundial del Parto Respetado y distintas fueron las actividades programadas en este marco. Una de ellas fue revalorizar el papel de la partera.

Hace ocho años que Karina Antúnez se dedica a esta función y luego de tener a su hija mayor en un hospital donde se le apuró el parto, estuvo sola y gracias a una sobreinducción su hija estuvo internada 16 días. Ahí fue cuando se cuestionó la profesión. Pesó la vocación y optó por cumplir a rajatabla con la función de la partera que es la de acompañar a la mujer embarazada, guiarla en ese momento del parto, antes y después con el tema de la nutrición, actividades que se pueden realizar y lactancia, entre otros, pero «no sólo tratar la panza».

Desde hace un par de años hace exactamente eso. Acompaña a las embarazadas. Si lo deciden y todo está en condiciones atiende el parto en casa. «Es como volver a lo que hicieron nuestras abuelas», admitió. «No sólo a parir en sus domicilios sino observar con atención los cambios de la luna», explica.

Cuando comenzó con esta nueva metodología, «rara» para muchos y que experimentó con su segundo hijo, la práctica comenzó a trasformarse en exclusiva. Primero ofrece información sobre todo el proceso para que desaparezcan los miedos al parto pero siempre con un seguimiento médico paralelo con los controles como corresponde. Cuando se acerca el momento la mujer decide si quiere hacer el trabajo de parto y tener el bebé en su casa, en el hospital o clínica. En muchos casos eligen quedarse en casa y ante cualquier emergencia que se presente se recurre al hospital.

Aclaró que no todos los partos pueden ser domiciliarios porque depende del estado de la mamá, de su grupo sanguíneo, si la placenta está bien y también del bebé si viene de cabeza, por ejemplo. Las condiciones en las que vive son también importantes porque son prioritarias la higiene, que tenga agua potable, electricidad y pisos en condiciones.

Los testimonios de las mujeres de la Comarca Viedma -Patagones que parieron en sus casas fueron coincidentes en definir a la experiencia como altamente positiva, tanto como los papás. En total son más de 13.

Karina no atiende muchos partos mensuales «porque necesito darle calidad de atención».

Un banquito de madera firme con un pequeño respaldo y el asiento ahuecado, de la misma altura del inodoro, la acompaña en cada atención y permite no sólo el parto vertical sino que la mamá elija el lugar de la casa donde quiere parir.

En relación a los bebés durante las primeras horas reciben su atención pero luego son evaluados por el pediatra que eligieron los padres, quienes firman un consentimiento informado donde la autorizan para que pueda asistirlos en casa o en una institución. Las resistencias no son pocas pero Karina apuesta a acompañar ese momento, el más sublime de todos, con información y con la consigna que «el parto siempre duele pero si se está preparada lo pueden soportar. No existe el parto sin dolor pero sí sin temor».


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