«David, ¡ojo con embocarla!»

El foco mediático francés se posa sin dudas en la figura de David Trezeguet.

Nacido en Francia pero criado en Argentina, el delantero se enfrenta por primera vez en su carrera al país que lo vio crecer personal y futbolísticamente, hasta que a los 17 años decidió cruzar el océano para probar suerte en el fútbol galo.

Un choque emocional contra su propio pasado. «Mi primera imagen en el fútbol es Argentina ganando el Mundial de México y yo vivía allí, en un país que vive este deporte con esa pasión. Yo quería vestir la camiseta argentina», reconoce Trezeguet.

Sin embargo, de inmediato conjuga en tiempo presente y muestra su predisposición actual: «Pasó el tiempo y ahora estoy orgulloso de defender al seleccionado francés, tanto como cualquiera que haya nacido acá. Hace meses que espero este encuentro».

Trezeguet dejó entrever que muchas de sus amistades son argentinas. «Hay que ganar este partido a cualquier precio. Se lo vengo repitiendo a mis compañeros desde hace semanas. Si perdemos, mis amigos en Argentina me van a cargar y mis vacaciones allá serán largas», afirmó Trezeguet, bromeando, en el lugar de concentración de su equipo, en Saint Gretien, en las afueras de París.