De la fidelidad al desencanto

Creo en ustedes». Estas palabras de confianza se las dirigía Fidel Castro a los jóvenes en el 2007, en un «Mensaje a la juventud comunista» en el que el histórico líder cubano, en plena convalecencia, insistía una vez más en la importancia de ese gran sector de la sociedad cubana que no ha conocido otro sistema que el socialista y en el que reposa, a fin de cuentas, el futuro de la isla.

Y, según los números, no hay mucho por qué preocuparse. Más de medio millón de jóvenes son miembros de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), el brazo juvenil del Partido Comunista de Cuba (PCC), el único de la isla.

Jóvenes activos en las múltiples tareas y organizaciones estatales que alientan los esfuerzos por «crear conciencia, llegar al alma de las generaciones nuevas» y convencerlas de que el socialismo es la única vía posible, según dijo una de estas jóvenes en un reciente congreso de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), las organizaciones paragubernamentales presentes en cada calle.

A Arturo Alcolea, que a sus 21 años es miembro de la UJC de la oriental provincia de Las Tunas, no le cabe duda alguna.

«(Los combatientes de Castro) lo dieron todo por que este país saliera adelante. Nosotros estamos agradecidos y siempre lo vamos a estar a la revolución, por todo el sacrificio que ha logrado para mantenernos por 50 años adelante, sin nunca doblegarnos y siempre luchar por avanzar, por mantener nuestra convicción», afirma.

Dixán Cruz, un funcionario provincial de 32 años, coincide.

«Todavía tenemos que seguir trabajando, a la juventud de hoy nos toca dar el paso al frente en todas estas tareas, como revivir la historia y ver cómo se sacrificaron nuestros compañeros para que tengamos todo lo que tenemos hoy».

Las tareas, explica, han cambiado y la lucha ya no está tanto en el campo de batalla. «Hoy nos toca una batalla de ideas que estamos librando. Y pensamos salir adelante, estamos seguros», sostiene.

No todos los jóvenes de Cuba sin embargo sienten ese apego a la revolución que con tanto entusiasmo vivieron muchos de sus mayores. Los que hoy tienen menos de 40 años, nacieron o crecieron en pleno «período especial», la gravísima crisis económica que sufrió Cuba en los ´90 tras el derrumbe de la Unión Soviética.

Una época «mucho menos ideal» que, según admiten las propias autoridades cubanas, provocó un cambio trascendental en la sociedad, desarrollando hábitos de corrupción y «doble moral» para subsistir con salarios que dejaron de ser suficientes.

«Tenemos que estar conscientes de las contradicciones que ha heredado nuestra sociedad del período especial», advirtió el vicepresidente Carlos Lage en el 45 aniversario de la UJC, donde llamó a trabajar por «generaciones inmunes al canto de sirena del capitalismo» y a las «vidrieras de las sociedades de consumo».

Orlando es uno de esos jóvenes que hicieron caso a los «cantos de sirena» y emigró a Estados Unidos por «un futuro más prometedor».

Este informático de 26 años dice tener muchas preguntas para las que no halló respuesta en su país: «¿Por qué nos educan para luego reprimirnos? ¿Por qué nos brindan tanta profesionalidad para luego ignorarnos? ¿Por qué pagarnos en una moneda nuestros esfuerzos para que luego nos cueste 25 veces más adquirir cualquier cosa necesaria?»

«Es por esto que creo que la juventud en Cuba está tan defraudada, cansada de oír la historia de nuestros padres que ya fueron utilizados por un porvenir más próspero, con las zafras, con los esfuerzos realizados en los campos de agricultura, en las manifestaciones por un futuro mejor, y aún estamos los jóvenes esperando ese futuro tan pronunciado por nuestro gobierno. Al paso que vamos, ya llevamos tres generaciones, o sea, tres futuros y aún no vemos ningún adelanto, nosotros, la juventud», lamenta.

Aunque por su mente nunca pasó marcharse de Cuba, Anabel, de 35 años, también manifiesta su desencanto.

«Mi generación, de 30 años, ha sufrido lo que yo llamo un ´chantaje generacional´. Mis padres son fieles a la revolución cubana, a la que sienten les deben todas las oportunidades que tuvieron frente a las escasas que les ofrecía en un principio la vida y me transmitieron esa sensación de deberle todo a la revolución. Pero nosotros sentimos distinto, buscamos otras cosas y vemos muchos problemas y faltas, sobre todo de libertades», explica.

En su mensaje a la juventud, Fidel Castro advirtió que «si los jóvenes fallan, todo fallará».

Mirando hacia este 50 aniversario de una revolución en la que nació y creció, Jesús, un licenciado en comercio que como muchos en Cuba optaron por trabajar «por la izquierda» en vez de para el Estado «porque al final de mes no se ve la ganancia del trabajo», pide un deseo:

«Tengo 33 años y me encanta mi país. No quisiera tener que emigrar a otro buscando una mejoría de vida. Quisiera que mi país cambiara, no me gusta el sistema porque no es un sistema por el que yo voté, es impuesto. Quisiera tener toda la información para poder comparar y saber al tener la opción de elegir lo que yo quisiera ser, no lo que me impongan. Eso es lo que yo quisiera».

 

SILVIA AYUSO

DPA

SILVIA AYUSO


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