¿De profesión? Mimbrero

Rubén hace magia con las varillas en sus manos

A Rubén le cuesta menos entretejer cientos y cientos de varas de mimbre, en pocos minutos, que poner en palabras lo que sabe hacer de toda la vida. Su oficio es ser mimbrero y lo que produce con sus manos es lo que está a la vista. Se asombra cuándo se le pregunta qué es lo que hace y cómo lo hace.

Mira de reojo y simplemente es que le cuesta más explicarlo que mostrarlo. Y así lo hace. Cualquiera queda maravillado cuando ve que saca una pieza completa de la nada, como de una galera.

Nacido en Chile hace 47 años, a los 18 cruzó la cordillera y aquí, en Roca, se afincó. Muy poca gente no lo conoce. Con su moto y su carrito recorre las orillas de los canales y los desagües en busca de su materia prima. Luego trabaja cada vara con herramientas que él mismo creó y las deja lista para dar forma a los tradicionales canastos de compras, mesas de tevé y hasta sillones y muebles. Lo que le pidan.

Sus manos están curtidas y son veloces. “Están llenas de callos”, exhibe.

Se muestra orgulloso de su oficio, dice que gana lo suficiente para poder vivir con su señora y sus tres hijos y que la tranquilidad en su trabajo es lo que más disfruta.

“Yo hago todo a pedido. Mi señora me ayuda a poner las manijas a los canastos y después que queda listo, lo entrego”, relata con total parsimonia. “Primero junto las varillas, las raspo, las cepillo y después las abro. Ese es, básicamente, el proceso”.

Desde que se levanta y hasta que se acuesta se encarga de dar forma a todo tipo de artículos. Forra botellones, hace sillones, portamoisés…

Dice que es una tarea “muy difícil de aprender” pero él ni se acuerda de cómo lo hizo. Desde muy pibe, dice, aprendió a tejer. Es que no sólo su padre y sus 16 hermanos son mimbreros, sino que también sus abuelos y un poco más allá también.

“La verdad es que no me puedo quejar. Vienen de todos lados, que se enteran, a comprar. Así que hago lo que me gusta y por suerte con esto me basta”.

Pocos no le encargaron alguna vez a Rubén un canasto, una mesita, un sillón…


A Rubén le cuesta menos entretejer cientos y cientos de varas de mimbre, en pocos minutos, que poner en palabras lo que sabe hacer de toda la vida. Su oficio es ser mimbrero y lo que produce con sus manos es lo que está a la vista. Se asombra cuándo se le pregunta qué es lo que hace y cómo lo hace.

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