De «rey del pop» a rey de lúgubres escándalos

Las denuncias en su contra dejaron al público receloso del cantante

Cuando Michael Jackson se convirtió en una superestrella hace más de tres décadas, irresistiblemente atractivo con sus mejillas abultadas y su abundante cabellera, tal vez lo más sorprendente del niño fenómeno era lo adulto que parecía.

Sin embargo, a medida que creció, Jackson no quiso -o no pudo- adaptarse al mundo de los adultos. Aparentemente marcado por la falta de una verdadera niñez, una adolescencia dolorosa que incluyó abuso físico y verbal de parte de un padre exigente en el escenario, y finalmente la presión de la fama, Jackson dedicó gran parte de su etapa adulta a recapturar el ambiente relajado que nunca pudo disfrutar.

El músico siempre sostuvo que su afinidad por los niños no ocultaba intenciones sexuales, y ayer un jurado estuvo de acuerdo, fallando que el cantante no abusó de un ex enfermo de cáncer de 13 años. Sin embargo, aunque salió del tribunal como un hombre libre, surgió como un personaje deshecho y trágico con su alguna vez brillante carrera ahora hecha polvo.

Jackson nació en Gary, Indiana, rodeado de la pobreza y el delito. Con nueve hijos, su madre, Katherine, y su padre Joe, un trabajador del acero, buscaban alguna forma de evitar que sus hijos se mezclaran en el ambiente poco favorable de las calles. En un principio la música era una afición, pero Joe, que había sido guitarrista, la vio como una forma para salir del gueto.

Cuando tenía 8 años ya tenía un trabajo de tiempo completo con un jefe estricto. Posteriormente, cuando él y sus hermanos captaron la atención de Berry Gordy, fundador de la disquera Motown, ya tenían una reputación a nivel nacional como aficionados.

En la cumbre de su éxito, Jackson tenía al mundo hechizado. Sus inconfundibles pasos al bailar «Billie Jean» en el especial de televisión «Motown 25» de 1983 representaron un momento cautivante comparable al movimiento de caderas de Elvis Presley o la presentación de los Beatles en el programa de Ed Sullivan. Y en una época en que los videos musicales eran muy simples, Jackson revolucionó el género con una coreografía elaborada y un argumento dramático.

Dado lo impopular que se ha vuelto, es difícil imaginar que hace 20 años no sólo era el artista del espectáculo más popular, sino también el más querido.

Ahora sólo sus fanáticos más recalcitrantes lo describirían como visualmente atractivo: años y años de cirugías plásticas lo han transformado de un personaje guapo, tal vez con ciertos rasgos hermafroditas, en una rareza extraña de aspecto femenino.

Después de que en 1993 un chico de 13 años lo acusó de abuso sexual, se volvió más que extraño; para algunos, era la prueba de su rareza. En un instante, se convirtió en un presunto pedófilo, un estigma casi permanente.

Fue aún más difícil desvincularlo de las acusaciones después de que Jackson, pese a sostener su inocencia, llegó a un acuerdo dándole un pago multimillonario.

Ahora, incluso después de que fue absuelto, se desconoce si logrará salvar su carrera. Para muchos, su culpa ya estaba determinada, a pesar de que la evidencia no probó lo contrario.

Y dadas las acusaciones de conducta inapropiada y lo que sí fue demostrado en la corte -inclinación a beber, una colección de pornografía y un peligroso patrón de conducta al permitir que jovencitos duerman con él en su recámara- ha dejado al público receloso y cansado de él. (AP)

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