Alejandro Horowicz: «El 17 de octubre inventó a Perón tanto como al peronismo»

En un diálogo con Diario RÍO NEGRO, Alejandro Horowicz, editor y compilador de Plaza tomada (Marea Editorial), explica este hito histórico de 1945 y qué significa aquel día ochenta años después.

Unos minutos después de las once de aquella noche destinada a entrar en la Historia, el nuevo líder de los trabajadores apareció acompañado por el presidente en los balcones que desde entonces serían suyos para siempre. La multitud estalló en un solo grito: “Perón”.


Así cuenta Felipe Pigna el momento en que Juan Domingo Perón camino hacia el célebre balcón de Casa Rosada, la noche en que la Historia lo esperaba con sus brazos bien abiertos. ¿Quién era Perón esa noche del 17 de octubre de 1945 y en quién se convirtió al despedir a aquella multitud que lo asombró? ¿Sabía ese coronel, a quien horas antes le habían firmado el retiro y que tenía planeado casarse con Eva e irse lejos, que aquello que acababa de suceder lo cambia todo para siempre? Cambiaba su vida, pero mucho más que eso, cambiaba la Historia misma.


El párrafo de Pigna forma parte de “Octubre, mes de cambios”, el texto que abre Plaza Tomada: ¿Qué tiene para decirnos el mítico 17 de octubre de 1945? (Marea Editorial, 2025) el libro de muy reciente edición en el cual Alejandro Horowicz, ensayista, doctor en ciencias sociales, profesor universitario argentino pero, sobre todo, una de las mentes más lúcidas puestas a pensar el peronismo reúne una serie de intervenciones originales que interrogan al mítico 17 de Octubre de 1945 para volverlo campo de disputa, antes que cualquier otra cosa.


Además de Pigna, escriben Camila Arbuet; Dardo Scavino; Gabriela Massuh; María Pía López; Enrique Foffani; Macarena Marey; Cristián Sucksdorf; Diego Sztulwark; e Iván Horowicz. A partir de estos textos reunidos y escritor especialmente para la ocasión, Plaza Tomada Plaza Tomada abre grietas: hay lugar aquí para los cuerpos invisibilizados, para los bordes impuros del movimiento, para los efectos no previstos. El libro no pretende unidad ni síntesis: apuesta por el desacuerdo, el cruce, la grata y enriquecedora disidencia de quienes piensan en voz alta.

En una entrevista telefónica con Diario RÍO NEGRO, Alejandro Horowicz, autor de “Los Cuatro Peronismos” explica el 17 de octubre de 1945, el modo en que convirtió la vida de Perón de un modo que ni el propio Perón imaginaba y qué significa, si es que aun significa algo, aquel día ochenta años después.

P: Cómo se le ocurrió reunir a estos autores y generar este volumen de textos titulado Plaza Tomada.  

R: Los números redondos siempre invitan, tienen esa mágica actitud de invitar a revisitar el fenómeno. Y 80 años es un número muy particular porque ya no es un fenómeno de lo que podríamos llamar la inmediatez y tampoco es un fenómeno de la historia larga, pero se aproxima mucho más a la segunda cuestión que a la primera. En primer lugar, porque si alguien tenía 20 años el 17 de octubre de 1945, hoy tiene 100. De modo que ese ya no es un testimonio que podamos recuperar, salvo en un sentido más bien de participantes de la época, y eso lo hicimos con las actas del Comité Central Confederal del 16 de octubre de 1945, que, si bien no es el centro de la movilización, sus integrantes son las direcciones sindicales muy importantes, nucleadas en la CGT, había otras. 

 Pero al mismo tiempo, esa lectura de lo que está sucediendo en ese momento tiene muchísimo más valor histórico político que lecturas a posteriori, a favor y en contra, tanto las banales que intentan transformar ese movimiento en fascismo al modelo de Victorio Codovilla, como las hagiografías que intentan atribuirle a Evita la dirección de un movimiento cuando Evita no existía todavía en la vida pública.  

Eso en cuanto a el motivo de la fecha, ahora bien, el 17 de octubre funciona o funcionó históricamente como uno de los parteaguas de la modernidad política nacional. Es el ingreso de la clase obrera a la República Parlamentaria, por un lado, es una modificación sustancial del orden político anterior con la irrupción de una nueva fuerza política de origen plebeyo, y al mismo tiempo es un nuevo modelo de funcionamiento nacional que entre 1945 y 1975 funcionó, que es algo así, con una versión sudamericana del estado de bienestar.  

 Ahora bien, qué sobrevive de ese 17 de octubre, 80 años después ya no puede abordarse simplemente desde una posición puramente sociológica. Por eso, la primera característica de los convocados es la diferencia etaria. Hay de 70, hay de 60, hay de 50, de 40 y de 30.  

El propio peronismo que hace un rato largo, que ya no es mucho más que un repertorio de intendentes nucleados alrededor de un candidato capaz de asegurarme la continuidad política».

Es decir, cada una de esas décadas supone una perspectiva existencial diferenciada, y desde los grandes, entre los que me incluyo, al más joven que tiene 32 años, pues bien, se notan las diferencias de aproximación porque remiten a experiencias políticos existenciales altamente diferentes.  

Cuando alguien forma parte del sub 35, está mucho más próximo a la generación Milei que al 17 de octubre. Entonces lo que primero que podemos decir es que el 17 de octubre de 1945 formó parte de la historia de lo que, en mi caracterización del peronismo, es primero, segundo y tercer peronismo. El cuarto peronismo es la borradura sistemática de ese 17 de octubre. 

P: ¿Qué es lo que sucede específicamente para usted el 17 de octubre? 

R: Es la famosa diferencia que Toni Negri establece entre poder constituyente y poder constituido. El 17 de octubre es un fenómeno plebeyo de abajo para arriba que tiene capacidad constituyente y conforma un nuevo movimiento político que rehace, integra la vida política nacional hasta nuestros días. Nadie puede hablar más de la política argentina desde ese día hasta hoy sin incluir al peronismo. Esa es la primera cuestión que diferencia ese día hacia atrás de un modo radical.  

Segundo, uno tiene que entender que una de las cuestiones que se propuso el general Perón fue dificultar esa posibilidad. Él no estaba interesado en una capacidad plebeya tan intensa y decisiva. Es más, él se ocupó de destrozar a la dirección del 17 de octubre enfrentando directamente a la que era entonces la dirección de la CGT y logrando recién en 1948 una dirección personalmente más adicta y desvinculada de esa radical movilización de masas que en rigor de verdad no tuvo como epicentro a la CGT.  

La CGT llega tarde como siempre. Cuando uno lee las actas del 16 de octubre comprende que están votando qué es lo que está sucediendo, no lo que va a suceder porque ellos votan. Es decir, ellos son más bien un efecto del 17 de octubre sobre la CGT que de la CGT sobre la movilización de la calle.  

Perón era un sujeto político militar. El 17 de octubre lo transforma en un sujeto político nacional».

 Ahora bien, cuando uno dice que tiene que ver esto hoy, pues bien, aquí nos vemos en la pregunta que yo lanzo, que es el subsuelo sublevado de la patria arrojó un resultado. ¿Sobrevive ese resultado? La respuesta es sólo metafóricamente en un sentido y en términos de una profunda agonía política en el otro. Esto se ve no sólo en la sociedad argentina sino en el propio peronismo que hace un rato largo, que ya no es mucho más que un repertorio de intendentes nucleados alrededor de un candidato capaz de asegurarme la continuidad política.  

Y esto es lo que son la mayoría de los dirigentes de las llamadas partidos políticos, porque hace un rato largo que los partidos carecen de programa y su única intención es sobrevivir hasta la elección siguiente. Por eso la discusión sobre quién preside qué partido, en rigor verdad, es una discusión mucho más administrativa que política.   

P: ¿Qué efectos produjo en Perón el 17 de octubre? Porque leyendo esa carta que le escribe a Eva, donde dice casémonos y vayámonos lejos, no estaba pensando en un proyecto político como el que resultó ser. ¿Qué le pasó a Perón ese 17 de octubre, que finalmente no se termina yendo a ningún lado?  

R: Cuando uno escucha el discurso de Perón el 17, uno descubre que Perón todavía no termina de salir de su fenomenal asombro. Perón es un oficial superior del ejército argentino y no cualquier oficial es un oficial de inteligencia, no es un oficial tropero, es un oficial preparado.  

Conviene recordar que Perón ha sido enviado a Italia, no simplemente como un agregado militar, sino como un observador directo para entender si la política italiana, Mussolini para ser muy preciso, no es un camino posible o tal vez necesario para la sociedad argentina. Habida cuenta que la crisis de los partidos políticos para las Fuerzas Armadas era un dato de la realidad, no solo en la Argentina, sino en el mundo entero.  

A partir del 17 de octubre de 1945 el espacio público se redefine plebeyamente».

En consecuencia, Perón es un hombre que tiene una idea política que se sustenta en el apoyo de sus camaradas. Cuando Campo de Mayo, el 8 de octubre, resuelve no respaldarlo, Perón da el discurso del 9 de octubre, donde se retira amablemente y lo mandan, pocos días más tarde, preso a Martín García, entregándolo a la Marina, cosa que no es una cuestión menor.  

 No es tan fácil que un oficial superior del Ejército sea entregada a un arma con la cual el Ejército tiene desde siempre una relación litigiosa. Es decir, acepta que uno de sus cuadros decisivos no quede bajo su control. El 17 de octubre lo primero que hace es recuperar ese control, pero al mismo tiempo el fenómeno es básicamente el registro militar de que el sismógrafo social ha cambiado de intensidad y de dirección.  

Alejandro Horowicz, compilador y editor de Plaza Tomada (Marea Editorial, 2025)

En la crisis del ‘30 el movimiento obrero permaneció perfectamente mudo, es decir, no actuó políticamente, tan poco lo hizo la Suprema Corte de Justicia, y ese pequeño y patético golpe de Estado que se hace con los… A ver, cuando ningún cuerpo de ejército funciona en nombre de los golpistas, los cadetes son el último recurso. Es decir, es un golpe de Estado sin fuerzas armadas prácticamente, y ese golpe de Estado es el que abre un ciclo político donde las fuerzas armadas son los garantes del poder sin ejercerlo. En 1943 ese mecanismo entra en crisis y Perón expresa exactamente esa crisis.  

Ahora bien, cuando la crisis abandona el escenario militar para pasar de cancha y jugar en toda la sociedad argentina, Perón ya no sabe qué hacer en ese momento y escribe la carta que escribe, donde se hace saber que el peronismo es un invento plebeyo de abajo para arriba, que ese movimiento plebeyo no sólo lo toma como bandera, sino que lo impulsa a un lugar que él jamás había considerado a priori.  

P: ¿Y qué decide hacer Perón el 17?  

R: Se enfrenta con una situación para la que no tiene una previsión política previa, tiene que improvisar y la improvisación que ejecuta es una improvisación de quien todavía cree que puede jugar con acuerdos posibles entre los partidos existentes. Es, de nuevo, el movimiento obrero el que salva las papas electorales.  

La creación de un partido obrero, de un partido laborista, de un partido organizado políticamente desde y por los sindicatos, organiza un eje político absolutamente novedoso. No sólo porque antes los trabajadores no actuaban en esos términos en la política nacional, entre otras cosas porque la mayoría obrera era extranjera y esta es la primera vez en donde mayoritariamente no son extranjeros. No porque la extranjería supusiera algún cápito diminutio, sino porque los extranjeros no votan y este es un punto absolutamente decisivo.  

Para una sociedad que vota y transforma a Milei en presidente, el 17 de octubre jamás ocurrió».

Y aquí viene la cuestión, pero al mismo tiempo el voto obrero per se, que le aporta a Perón más de un millón de votos en ese momento, no alcanza. Y él es absolutamente consciente, ahí ya sí, que necesita una pata que lo vincule al radicalismo. Y ahí está Hortensio Quijano, que es su vicepresidente, y ahí está el radicalismo desplegado, esto es, aquellos que no consiguen lugar exactamente en las boletas de su propio partido; y los conservadores que tampoco tienen espacio, entre otras cosas, porque el partido conservador respalda a la Unión Democrática sin candidatos propios.  

Entonces, en ese juego, en esa pinza, Perón entiende la nueva ecuación, es capaz de resolverla electoralmente con éxito, y si bien gana ajustadamente, lleva adelante una política que varios años después le va a permitir ser profundamente plebiscitado. En 1951 saca el 62.5% del padrón, y en las elecciones constituyentes de 1949 había alcanzado el 66%, cifra inigualada en la historia política argentina.  

P: ¿En qué medida ese 17 de octubre lo convence a Perón de transformarse en un sujeto político como el que se termina transformando? 

R: Perón era un sujeto político militar. El 17 de octubre lo transforma en un sujeto político nacional. ¿Qué quiero decir con la diferencia? En un caso lo que definía sus posiciones era contar o no con el respaldo mayoritario del cuadro de oficiales. Y en esa medida, por eso Perón renuncia sin resistencia, porque si él perdió en Campo de Mayo, perdió, ya está. Por eso le escribe a Eva lo que le escribe: nos vamos a casar, voy a escribir un libro, mi vida como militar se terminó. Y como se terminó mi vida como militar, se está terminando mi vida política en ese terreno. Ahora bien, el 17 de octubre lo cambia de cancha. El 17 de octubre lo saca de la interna militar y lo deposita en el centro de la política nacional. El 17 de octubre inventa a Perón, tanto como inventa al peronismo. Perón tiene que asumirse desde otro lugar y lo hace con enorme eficacia.  

P: ¿Y qué sucede el 18 de octubre, el día después? 

R: El 17 de octubre no termina el 18 de octubre. El 18 de octubre se producen los efectos en catarata del 17, para que se entienda. En alguna oportunidad, Mariano Grondona contó que él era muy jovencito y vio pasar a las huestes del 17 de octubre, por debajo del balcón de su casa, en divisa, en arenales y callados. Y entonces da una fórmula sumamente interesante. Dice, yo nunca había visto esas caras.  

Esto es un testimonio del cambio de la geografía urbana. Esas caras que no circulaban por Buenos Aires empiezan a circular. El espacio público se redefine plebeyamente. Cuando uno escucha a Cortázar explicar por qué él elige irse a París para poder escuchar a Tchaikovsky, está hablando del cambio del espacio público. Cuando él habla de Casa Tomada, está hablando de cómo los espacios generales de la sociedad argentina se redefinen. Y por eso, cuando nosotros titulamos Plaza Tomada, estamos citando implícita y explícitamente a Cortázar, haciendo saber que la plaza tomada es el fundamento de la casa tomada.  

P: ¿Qué es hoy el 17 de octubre para la sociedad argentina, 80 años después?  

R: La primera respuesta que me surge es que el 17 de octubre es un mito. Es un mito fundante, pero un mito, es decir, es algo que sobrevive de algún modo diferente en las cabezas de los que tenemos distintas edades.  

Para los votantes de Milei, el 17 de octubre jamás sucedió. Y los votantes de Milei no son exactamente cuatro. No estoy hablando de cuántos votantes tiene hoy Milei. Estoy hablando que para una sociedad que vota y transforma a Milei en presidente, el 17 de octubre jamás ocurrió. Y para aquellos que voten a los candidatos peronistas, kirchneristas o con el nombre que vayan a las elecciones, que están quizás del otro lado de esa vereda para los cuales el 17 de octubre no existió, es la medición de su impotencia.  

El 17 de octubre sacó a Perón de Martín García y transformó a un proscripto en candidato presidencial primero y presidente después. La convocada el 17 de octubre al balcón de Cristina es el movimiento exactamente opuesto. Es como intentar acompañar a Perón a Martín García. Simplemente que no hay modo de acompañar a Perón a Martín García y, segundo, Cristina no es Perón.  


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Unos minutos después de las once de aquella noche destinada a entrar en la Historia, el nuevo líder de los trabajadores apareció acompañado por el presidente en los balcones que desde entonces serían suyos para siempre. La multitud estalló en un solo grito: “Perón”.

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