Cien años de petróleo en Neuquén (1918-2018)

La explotación del recurso comenzó de la mano de un sector de los liberales conservadores y se consolidó con Yrigoyen. Los problemas y desafíos que enfrentó una extracción “a pulso”.

Antes que asumiera el radicalismo (1916), gobernaban el país los liberales conservadores. Había un sector reformista que estaba convencido de que a partir de estudios científicos de la realidad económica y social era posible modificar el medio en el que debían actuar. Por ello, tanto desde la función pública como desde la cátedra universitaria se incorporaron con un fuerte optimismo al clima de ideas de la primera década del siglo XX. Interesa destacar aquí la labor de algunas de las figuras vinculadas a la Dirección de Minas, Geología e Hidrología –repartición creada en 1902, dependiente del Ministerio de Agricultura–, que tendrá un papel destacado en el desarrollo de la industria petrolera, no sólo por su pensamiento sino por su acción: el ingeniero Enrique Hermitte.

Hermitte asumió la dirección a comienzos de siglo XX llevando a cabo una tarea de relevamiento del suelo y subsuelo, tanto en provincias como en territorios nacionales; en ese marco se halló petróleo en Neuquén (1918). Hacía algunos años que el Estado nacional, a través de sus reparticiones, se encontraba realizando investigaciones en las provincias a partir de acuerdos con sus gobiernos.

Ya en 1904 exploraciones de particulares en el cerro Lotena (departamento de Picún Leufú) evidenciaban la existencia de petróleo en el territorio neuquino, convirtiendo a la región en punto de atracción de particulares que trayendo maquinarias acometían esta actividad.

Las investigaciones del geólogo alemán Anselmo Windhausen, en tres viajes al territorio, le permitieron verificar la existencia de yacimientos petrolíferos. Poco después, en 1914, el Dr. Juan Keidel aconsejaba a la Dirección realizar perforaciones en la zona de Plaza Huincul, entre las estaciones de Challacó y Ramón Castro, a la altura del kilómetro 1.297 del Ferrocarril del Sud que iba desde Neuquén a Zapala.

Al año siguiente, se trasladaron las máquinas perforadoras en medio de inconvenientes por la falta de infraestructura y recursos humanos para la descarga. Sin estación ni paradero a esa altura de la línea, los desembarques debían efectuarse en la estación Challacó, a 22 kilómetros del lugar a perforar. Debido a estas dificultades se firmó un convenio entre el ferrocarril y la Dirección General de Minas –a cargo de Hermitte– por medio del cual el tren debía hacer una parada para bajar los materiales a 2 kilómetros del lugar de la perforación y aprovisionamiento al campamento. La ausencia de mano de obra llevó al Ing. Enrique Cánepa, supervisor de perforación, a gestionar ante el gobernador Eduardo Elordi la provisión de presos de la cárcel del Neuquén para trasladar bultos al campamento.

Consecuencia de la perforación a una profundidad de unos 600 metros, se halló petróleo en Plaza Huincul (Pozo 1) el 29 de octubre de 1918 que, aunque de escaso rendimiento, se reveló de calidad superior al de Comodoro Rivadavia, por lo cual el Ministerio de Agricultura intensificó las exploraciones. Tras el hallazgo, se reservó una zona conformada por un octógono de 5 km de radio tomando como centro del mismo el pozo 1. 1 Pese a que en el período 1918-1922 la acción oficial se vio dificultada por falta de apoyo financiero y la escasez de materiales debido a la guerra mundial, los trabajos de exploración topográfica y estudios geológicos continuaron, lo que permitió ir completando el mapa geológico. En lo que respecta a la producción, si bien no se incrementó significativamente, en Plaza Huincul se observaba un lento crecimiento como resultado de la perforación de seis nuevos pozos, ya que se pasó de 13 m³ (1918) a 5.700 (1922). Las tareas adquirieron mayor relieve si tenemos en cuenta que el Código de Minería sancionado en 1887 prohibía al Estado, en su artículo noveno, intervenir en la explotación de recursos mineros. Uno de los problemas que afectaba al yacimiento neuquino era la dificultad para acceder al mercado nacional debido a los elevados costos de los fletes ferroviarios.

La explotación del petróleo en Plaza Huincul se limitaba al accionar fiscal, la acción privada comenzó en la década de 1920. Para el tratamiento del combustible se instaló en 1919 una pequeña destilería destinada al uso local, produciendo varios derivados: nafta, kerosene, gas oil, fueloil. La adquisición del recurso en zonas relativamente cercanas interesó a la Municipalidad de Bahía Blanca, que auspició la compra de 50 toneladas de petróleo bruto para su compañía de gas. Plaza Huincul, en condiciones de abastecer el producto, pidió la provisión de envases debido a que únicamente tenía carritos-tanques para el traslado. La comercialización de combustible estaba condicionada no sólo por el alto valor de los fletes, sino también por la falta de tanques para su transporte.

En 1922 Hipólito Yrigoyen creó Yacimiento Petrolíferos Fiscales y colocó a Enrique Mosconi al frente, quien iniciará una nueva etapa en la organización de la industria petrolera. Bajo su dirección, YPF tuvo un funcionamiento orgánico respecto de las reparticiones que hasta entonces se habían encargado de la explotación de los yacimientos fiscales, debido al control que la empresa ejerció en todas las etapas de la industria (exploración, explotación, refinamiento, transporte y comercialización). Sumado a ello, las innovaciones tecnológicas en la exploración y explotación permitieron aumentar el número de pozos perforados que de nueve (5.700 m³ en 1922) pasan a treinta (89.359 m³), aunque debió limitarse la extracción a las posibilidades de almacenaje, transporte, refinamiento y venta.

Si bien la evolución de la producción de Plaza Huincul no era relevante en comparación con la de Comodoro, el aumento tenía una importancia significativa en la zona del yacimiento. La pequeña destilería que funcionaba desde 1919 fue ampliada en 1930 con una planta con el fin de industrializar el gas de los pozos petrolíferos, aunque la mayor elaboración del crudo se hacía en la destilería de La Plata (inaugurada en 1926) con el producto proveniente de Comodoro, merced al transporte marítimo. En el caso de Plaza Huincul, si comparamos la cantidad de petróleo producido y elaborado, la casi totalidad se industrializaba en la zona del yacimiento con una capacidad diaria de 40 m³ y un almacenamiento de más de ocho millones de litros.

Hacia 1924 el combustible producido (nafta, kerosene, fueloil y gasoil) abastecía, a través de una agencia a cargo de Amaranto Suárez, a una extensa zona que se extendía entre Neuquén Capital y el yacimiento por un lado y Neuquén y Contralmirante Cordero (Río Negro) por otro. Asimismo, toda la línea del Ferrocarril del Sud entre Neuquén y Bahía Blanca era atendida directamente por YPF, consumiendo también las “usinas” del sur de Buenos Aires el producto de Huincul por su mejor calidad .

Plaza Huincul contaba con 600 habitantes en 1924, número significativo si lo comparamos con la población de la capital del territorio que ascendía a 2.452 según el censo territorial de 1920. El pueblo quedó dividido en dos partes, característica que conservó hasta la privatización de YPF (1991): la parte norte con la administración petrolífera, casas para empleados y obreros, Registro Civil, Cooperativa, talleres, etc.; y la parte sur, en la que se asentaban negocios instalados con el permiso de la administración, hospital, oficinas públicas, etc. El gobierno nacional había construido edificios para escuelas, correo, telégrafo y comisaría, que contaban con agua corriente, calefacción a gas y luz eléctrica.

*Doctora en Historia, Instituto Patagónico de Estudios de Humanidades y Ciencias Sociales (Ipehcs) Conicet, UNC.


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