Embarazos adolescentes no deseados y ETS: consecuencias de no educar en la sexualidad

Los números de casos de embarazo de menores, las enfermedades relacionadas a la práctica del sexo y otras estadísticas comienzan (o continúan) alarmando a las autoridades. El embarazo de adolescentes y las enfermedades de transmisión sexual (ETS) se han incrementado en forma preocupante en nuestra zona. Las razones pueden ser múltiples, pero la principal es indudable: la falta de educación sexual o formación sexual integral.

La sexualidad atraviesa todos los estamentos del hombre: la sociedad, la economía, la educación, la integración social, etc. Pero cuando hablamos de consecuencias de las prácticas sexuales nos referimos específicamente a una actividad relacionada con el placer. Y lejos de educar en él, lo hacemos en los preceptos culturales o religiosos, las convicciones, etcétera. No tenemos en cuenta que los adolescentes, principales afectados por los embarazos no deseados y las ETS, experimentan un fuerte cambio hormonal que los inclina a explorar el placer a través del contacto corporal.

Muchos de estos jóvenes desconocen las consecuencias del encuentro sexual, sencillamente porque no han sido informados ni “formados” para que tengan una vida sexual responsable, libre y placentera. Trabajamos sobre el temor en vez de fomentar el placer natural: “Cuidado hija, llevá preservativos”, “Nene, no la dejes embarazada”, son las advertencias más comunes. Raramente enseñamos a disfrutar de un encuentro que será inevitable en la lógica de la edad y la socialización.

¿Cuáles son las razones de la conducta de los que debieran formar a los adolescentes? Hay varias. Educada en la tradición judeo-cristiana, nuestra sociedad aún interpreta la relación sexual de los adolescentes como un acto impertinente, atrevido, fuera de los cánones de la socialización natural de ellos. Pero la fisiología no tiene en cuenta los preceptos culturales o religiosos. ¿Cuántos de estos chicos conoce claramente la posibilidad de un embarazo no deseado o de contraer una ETS? No muchos. ¿Cuántos padres hablamos con nuestros hijos de sexo o sexualidad, concepto mucho más amplio? Pocos, muy pocos. Entonces, los jóvenes llegan a su primera relación sexual desconociendo infinitos aspectos al respecto.

Debemos diferenciar las escalas sociales en este punto. Las clases privilegiadas probablemente ofrezcan mayor información (lo que no significa formación), los menos agraciados socialmente tienen otro tipo de información más directa, pero menos elaborada, ya que, si bien conviven con situaciones muy obvias, desconocen las consecuencias de esos actos. Muchas familias pobres comparten una habitación entre adultos y menores, haciendo partícipes a los niños de las relaciones sexuales de los padres, pero obviamente los pequeños no comprenden en sí el hecho, más allá de lo que ven y/o escuchan. A esto debemos sumar la influencia de las iglesias. Cuando una autoridad de la Iglesia dice que los preservativos “son balas” está induciendo a producir embarazos no deseados y ETS.

Las autoridades gubernamentales no desean que haya más embarazos adolescentes ni ETS. Hacen lo que pueden dentro del marco de la ley, y a veces fuera de ella. Lo que importa, en definitiva, es la salud de la población. La general y la sexual, el bienestar a través de la atención clínica, y en particular en el caso que nos atañe atendiendo la salud sexual y reproductiva de la gente, pero, agrego, partiendo de la educación. Ningún dogma supera la realidad, y mientras haya jueguito para la tribuna los jóvenes en particular y la población en general seguirán sufriendo las consecuencias de no educar: ser ignorantes.

*Médico urólogo y sexólogo clínico y educador sexual. Matrícula Nqn 1956/RN 2135


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