La Seguridad Vial en el Alto Valle

Más allá de que el problema de las muertes y lesiones como resultado de accidentes de tránsito es reconocido como un fenómeno global por las autoridades de todo el mundo, en nuestra región es tratado con mucha liviandad por los responsables de poner en práctica las políticas de seguridad y prevención vial, viéndose reflejado en el bajo impacto que éstas tienen sobre la cantidad de muertos por causa de los siniestros viales.

Es innegable que todos los actos que realizan las personas tienen consecuencia, y en el tema vial la tienen desde hace mucho tiempo. En 1896 se registraron en Gran Bretaña dos muertos a causa de los vehículos a motor; tres años más tarde hubo otro en Estados Unidos. En 1951 se llegó, en Estados Unidos, a un millón de muertos en accidentes de tráfico.

Para tomar dimensión del enorme flagelo que es la falta de seguridad vial en todo el mundo, un informe de la Organización Mundial de la Salud afirma que los países de ingresos bajos y medianos tienen una tasa alta de letalidad por accidentes de tránsito (21,5 y 19,5 por cada 100.000 habitantes, respectivamente) respecto de los países de ingresos altos (10,3 por 100.000).

Más del 90% de las víctimas mortales de los accidentes de tránsito que ocurren en el mundo corresponden a países de ingresos bajos y medianos, que sólo tienen el 48% de los vehículos.

Impacto social y económico

El gran impacto social y económico que tiene esta temática hizo que la prevención de accidentes se convierta en una de las mayores preocupaciones para un buen número de países en el mundo, donde se aplicaron políticas eficientes, logrando los objetivos de disminuir las tasas de morbilidad a los valores planteados.

Muchas personas que mueren en siniestros viales son jóvenes y su pérdida representa un grave perjuicio social y económico. En Argentina, en el 2017 el 40,9% de las víctimas fatales estaba dentro del rango etario de 16 a 30 años.

Además del aspecto misericordioso de la reducción de las muertes y lesiones en carretera, existen enormes pérdidas económicas, ya que las muertes y lesiones por accidentes de tráfico consumen enormes cantidades de recursos financieros que los países en desarrollo no pueden gastar. Se debe tener en cuenta que en los países en desarrollo y emergentes la seguridad vial no es más que uno de los muchos problemas que exigen su atención y financiación.

Por sobre la valoración de los accidentados, no se puede perder de vista en este proceso de toma de decisiones el acceso a la información y el método que pueda determinar el costo de las colisiones y el valor de la prevención de ellas.

Los costos sociales y económicos de los accidentes viales y las lesiones causadas por el tránsito ascienden el 1% del Producto Nacional Bruto en los países de bajos ingresos, el 1,5% en los de medianos y hasta el 5% en los de altos ingresos. Una explicación de esta variación es que normalmente en los países en vías de desarrollo se utiliza como método de valorización de los costos sociales de los accidentes el método del capital humano, mientras que en los desarrollados se utiliza el enfoque de la disposición a pagar, que considera valores muchos más altos tanto para los lesionados como para las personas muertas al realizar las valuaciones sociales. El costo mundial podía estimarse en u$s 518.000 millones anuales, de los cuales 65.000 millones corresponden a países de bajos y medios ingresos.

El más peligroso

El transporte por carretera es el más peligroso de todos los modos de locomoción, dado que es el que se cobra más vidas humanas. En Argentina, según el Observatorio de Seguridad Vial para el 2017 el 63% de la mortalidad fue en este tipo de vía.

Esta misma fuente indica que Río Negro, con un parque automotor de 401.124 unidades tuvo 121 víctimas fatales y una tasa de mortalidad cada 100.000 habitantes de 16,8 contra la media nacional del 12,3.

La seguridad vial es un ámbito complejo de análisis e intervención. Las investigaciones en este terreno requieren necesariamente del acceso a todos los elementos que intervienen en el tráfico, principalmente si se quiere disminuir los accidentes, mejorar la movilidad y el comportamiento de los usuarios.

Así entramos al clásico enfoque de “trilogía vial” con sus tres factores intervinientes: humano, vehículo y vía.

La conducta vial es un hecho social y por lo tanto es aprendida. Nos conducimos por los espacios viales como nos han enseñado en la casa, la escuela y en la acción de control pedagógico y/o represivo de las fuerzas del orden y la heterogeneidad normativa jurisdiccional. Los rasgos culturales son modificables pero esa modificación tiene que reconocer los aspectos estructurales que conformaron históricamente el modo de actuar vial de los ciudadanos.

El parque automotor en Argentina a fines del 2017 con datos provenientes de la Dirección Nacional del Registro de Propiedad del Automotor (Dnrpa) estaba compuesto por 23.152.892 vehículos (incluyendo automóviles, comerciales, livianos y pesados). La industria automotriz batió en los últimos años todos los récords históricos de ventas en unidades 0 km. Pero la mayoría de estos vehículos se fabrican sobre plataformas antiguas y poco seguras, mientras que a nivel mundial las mejoras en el diseño del vehículo y la aplicación de nuevas tecnologías y materiales mejoran las posibilidades de supervivencia ante un accidente.

Respecto a la vía, un solo comentario: la región del Alto Valle de Río Negro y Neuquén se caracteriza (siguiendo el pensamiento del ingeniero Arturo Soria) por ser una “ciudad lineal”, donde se encuentra asentada la mayor concentración poblacional de la Patagonia. Empalmando los núcleos urbanos (ciudades) como eje vertebrador con un recorrido de aproximadamente unos cien kilómetros está la vetusta Ruta Nacional Nº 22, que está en remodelación hace varios años, y hoy paralizada.

*Criminólogo, doctor en Desarrollo Territorial y docente de la UNRN

La conducta vial es social y por ende aprendida. Los rasgos culturales son modificables, pero se deben considerar aspectos estructurales que conformaron históricamente el actuar vial de los ciudadanos.

Datos

La conducta vial es social y por ende aprendida. Los rasgos culturales son modificables, pero se deben considerar aspectos estructurales que conformaron históricamente el actuar vial de los ciudadanos.

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