Roca y su liderazgo en la política rionegrina

Desde sus inicios, la ciudad fue un dinámico centro comercial, educativo y cultural para la comarca y la provincia. Desde el Yrigoyenismo al peronismo, aportó dirigentes a todo nivel.

Después del despojo a los pueblos originarios, a una población conformada por soldados, comerciantes y sus familias se incorporaron, en las primeras décadas del siglo XX, contingentes de migrantes europeos, quienes realizaron las primeras plantaciones de frutales que se sumaron a los ya existentes trigo y alfalfa. En estos núcleos dinámicos fueron conformándose grupos de comerciantes prósperos, empresarios agroindustriales y productores frutícolas.

Entre las localidades valletanas, Roca constituyó un centro dinámico comarcal, habida cuenta de que allí se conformó el Banco de Río Negro y Neuquén -1920-, la Cámara de Agricultura, Industria y Comercio del Valle Superior de Río Negro y Neuquén; la Asociación Deportiva de Río Negro y Neuquén; el Instituto Secundario del Alto Valle; y el Sindicato de Obreros y Empacadores de Fruta de Río Negro y Neuquén. Además fue asiento desde 1916 de la compañía telefónica que servía a toda la región. También cuenta con el medio gráfico, “Río Negro”, más prestigioso de la Norpatagonia.

Desde ya, en el imaginario colectivo comarcal, Roca fue el centro comercial, educativo y cultural hasta década del sesenta.

El primer momento histórico es clave para la preponderancia política de la ciudad. El político radical nacido en Roca Alfredo Viterbori ocupó la gobernación entre 1924 y 1926, designado por el presidente Hipólito Yrigoyen. Había sido el primer intendente de la localidad en 1912. Su prestigio como comerciante le permitió alcanzar el apoyo político de la población para ocupar espacios de poder.

Recorrido de dirigentes políticos bastante frecuente en la provincia: de la intendencia a la gobernación. En este relato encontraremos una continuidad histórica en la “estrategia de poder”, tanto personal como partidario.

Tensión con el peronismo

No todo siguió por el mismo andarivel. El peronismo vino a tensionar esa situación preponderante desde lo socio-político-territorial con una propuesta de reorganización estructural que afectó el predominio de la “elite roquense”. Perón y su partido alentaron las expectativas -desde 1945- entre los habitantes de los territorios del nombramiento de gobernadores nativos y/o residentes, como reconocimiento a las capacidades de gestión política y administrativa.

Esta nueva situación política alentó, de manera prematura, a confrontar postulaciones para ocupar el cargo de gobernador entre los referentes de los sectores medios: profesionales, comerciantes y productores.

Al mismo tiempo que se barajó en el Ejecutivo nacional el nombre del ingeniero Miguel R. Montenegro -procedente de la zona ganadera de Guardia Mitre, del Dpto. Alsina- en el Alto Valle productores frutícolas y profesionales expresaron los intereses socio-económicos de la zona más próspera y poblada del territorio, buscando influir en la designación de la máxima autoridad territorial. Consideraron justo y legítimo que el nombramiento al cargo a gobernador recayera en el escribano local, Romualdo Pellegrini (1), señalando que era “un vecino de arraigo y condiciones morales indiscutibles. Destacamos que este movimiento surgió en General Roca, núcleo demográfico y centro indiscutible de importancia en la zona del Alto Valle”: espacio social de poder socio-económico y simbólico desde 1920. Sin embargo, el gobierno nacional designó al ingeniero Montenegro, haciendo caso omiso al condicionamiento que pretendían las “clases medias locales”, quizá, temerosas al cambio político que se avecinaba y conscientes de las disputas consiguientes de poder político.

Emilio Berenguer fue nombrado por el presidente al frente del Ejecutivo de Río Negro hasta 1955, para un segundo período que se clausuró con la caída de Perón (2). Ferroviario de joven y sindicalista portuario, ocupó el cargo de delegado regional en la Secretaría de Trabajo y Previsión de Bahía Blanca. Cuando asumió la gobernación de Río Negro, el 1 de diciembre de 1949, en Viedma una multitud celebró que un “hijo del territorio” liderara la gestión, registró la prensa de la época.

El discurso de asunción mostró a un peronista convencido, que se comprometió “a ser el último gobernante designado” por el Ejecutivo. En junio de 1955, cuando por medio de la ley 14406 Río Negro fue declarada provincia, ocupó el cargo de comisionado federal, mandato que abriría paso a la primera elección de gobernador (3).

Tras la provincialización y con la proscripción del peronismo se sucedieron dos gestiones radicales: la UCRI y el gobierno de Castello (1958-1961) y la UNCP con el roquense Carlos Christian Nielsen, miembro de una antigua familia de productores desde la década del veinte, con integrantes que llegaron a la intendencia durante el Yrigoyenismo y participaron de organizaciones sociales, bancarias y comerciales. Carlos Nielsen fue presidente del Consejo Deliberante de Roca entre 1958-1960 y electo gobernador en 1963 hasta 1966, interrumpida su gestión por la Revolución Argentina.

Para ir finiquitando este ejercicio histórico dejo una reflexión sobre el lugar que ocupa Roca en el imaginario de la sociedad provincial y el accionar de las fuerzas políticas en este devenir en la trayectoria política personal: de intendente a gobernador en el primer tramo del siglo XX. Desde la restauración institucional concurren las experiencias recientes vividas por los ciudadanos hasta el 2011 con la misma lógica estratégica de poder.

* Historiadora, docente e investigadora de la UNC, doctoranda por la UNCPB

1) Inmigrante italiano que llegó en 1879 al paraje Fisque Menuco, después Fuerte General Roca.

2) Para el recambio de gobernador entre los nombres que circularon estaban Juan Asconapé, Miguel Etchart, Hugo Mauri, Álvarez García, y fue Berenguer quien tuvo el apoyo de los sindicatos.

3) Tras el golpe fijó residencia en su chacra de Río Colorado. En 1962 fue electo diputado nacional, pero nunca asumió, y en 1973 ocupó una banca de senador. Murió en Roca en 1992.

Datos

Para reflexionar sobre lugares/ciudades con influjo y preponderancia en la población de un espacio territorial más vasto, amerita la realización de un ejercicio de memoria histórica y análisis de imaginarios colectivos. Esta práctica histórica en Río Negro nos condujo a trasladarnos a las décadas del veinte, el cuarenta y el sesenta y a la necesidad del poder central, hasta 1955, de designar un administrador para los territorios nacionales. Más adelante, provincialización mediante y con el peronismo proscripto, las elecciones de 1963 llevaron a otro roquense a la gobernación. Y para cristalizar esta desafiante tarea histórica tenemos, imperiosamente, que centrarnos en General Roca, cabecera del departamento homónimo y primer municipio, en su elite local, en sus intereses productivos y en su hegemonía política. Recordemos que General Roca, fundada en 1879 y refundada tras la gran inundación de 1899, fue el primer centro urbano de importancia del Alto Valle de Río Negro y Neuquén. En la primera década del siglo XX, la jerarquía institucional de la Municipalidad, que abarcaba la totalidad del departamento, estaba investida de un carácter histórico “cuyo reconocimiento es notorio en toda la provincia” (Oreja, 2000).

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