Sensación de inseguridad y victimización en Cipolletti

Sólo un 21% de los encuestados dijo haber sufrido algún delito, pero una abrumadora mayoría lo percibe como una amenaza real que condiciona su vida. Las mujeres y personas mayores son los sectores sociales que se sienten más vulnerables.

Las sociedades con el transcurso del tiempo experimentan cambios donde se incluye la actividad delictiva. Así los delitos se incrementan no sólo en cantidades absolutas sino también en su tipología, generando emociones encontradas en la ciudadanía y con ello reacciones en las distintas esferas que intervienen en la sociedad toda.

De esa forma, el tema de la seguridad/inseguridad se instala en la agenda pública como una cuestión social, es decir, como problema acerca del cual hay consenso de que se debe hacer algo. Precisamente lo que se instala en agenda es la “seguridad ciudadana”, recortada a la prevención y represión del delito, es decir que del amplio espectro de las demandas de aquello que pide la gente se escuchan las demandas de seguridad ante la violencia y el delito.

La inseguridad, el riesgo de victimización y la sensación de inseguridad se encuentran vinculados pero son independientes entre sí, es decir, si se produce una transformación en uno de ellos no necesariamente se generará una modificación equivalente en el otro, lo que determina una mayor complejidad en la búsqueda de estrategias para llegar a su conocimiento.

Por otro lado, a las experiencias de victimización y la sensación de inseguridad se asocia significativamente la fragilidad de las posiciones sociales como pueden ser, entre otros elementos, la edad o el sexo. De allí, la sensación de inseguridad no es una cuestión que derive solo de la percepción individual del riesgo al que las personas están expuestas, sino que se vincula primordialmente a las maneras en que estos riesgos son construidos socialmente en un campo ideológico social determinado.

La Organización de Naciones Unidas establece la necesidad de mejorar el análisis delictual en muchos países e instituciones de América Latina. Nadie tiene dudas de que se trata de una labor fundamental, clave y decisiva para el éxito de las estrategias de reducción del delito.

Promover y facilitar el análisis delictual implica conjugar factores organizacionales, sociales, individuales y situacionales. Para lograr resultados es necesario generar fuentes de información confiables. No se trata de mirar y encontrar algo que sea relevante en una gran masa de datos o antecedentes en un soporte tecnológico, es fundamental analizar y hacerlo bien.

Las Encuestas de Victimización y Percepción de la Seguridad son un complemento de las estadísticas oficiales y pueden generar datos a los cuales las agencias estatales de seguridad no tienen fácil acceso. Es por ello que esta herramienta permite observar, entre otras cosas, la manera en que los encuestados perciben, sienten y actúan frente al delito.

A partir del 2013 en la sede Cipolletti de la Universidad Nacional de Río Negro se comenzó a realizar Encuestas de Victimización y Percepción de la Seguridad en la ciudad. Estas se llevan adelante como un proyecto de extensión universitaria y en el marco de Proyectos de Trabajo Social (PTS). Desde ese año este trabajo de recolección de datos se ha convertido en un evento anual que se realiza a fines del mes de noviembre y principios de diciembre. De más está destacar que esta información procesada nutre a diversos proyectos internos y externos a la institución.

Desde la primera encuesta el Consejo de Seguridad de la Ciudad de Cipolletti (Coseci) acompañó a la UNRN en la iniciativa, a la que luego se sumaron la Cámara de Industria y Comercio (CIC), la Secretaría de Seguridad Ciudadana Municipal (SSC) y el Ministerio de Seguridad y Justicia de Río Negro.

Con el fin de procesar los datos, desarrollar estudios e investigaciones vinculados con la seguridad ciudadana y propiciar un espacio de acercamiento entre el campo disciplinar de las ciencias forenses, la criminología y la seguridad ciudadana con la sociedad, a través de actividades que favorezcan el contacto con actores fundamentales de este escenario (teorías y prácticas de las políticas públicas vinculadas con la seguridad), en el 2017 nace el Grupo de Investigación Aplicada en Seguridad Ciudadana Giasec.

Anualmente desde el 2013 se le pregunta a los ciudadanos de Cipolletti de 16 años o más, que habitan en manzanas catastralmente declaradas en la municipalidad local, sobre: datos sociodemográficos, percepción de seguridad, victimización y visión institucional policial y judicial. Los datos así relevados fueron procesados y analizados por el Giasec.

Cuando se habla de la seguridad en la ciudad, a este conjunto de datos se lo puede clasificar en dos grandes grupos: objetivos y subjetivos. El primero apunta a cuantificar los hechos delictivos que vivieron el encuestado y/o integrantes de su hogar en el último año, las características de estos, así como también la realización o no de la denuncia.

El segundo (datos subjetivos) busca recabar información sobre la percepción del encuestado, es decir cómo ve y vive la cuestión de la seguridad y los impactos que tiene esto en su calidad de vida, teniendo en cuenta su forma de conocer el tema y el ámbito territorial (país, ciudad y barrio).

Concretamente en el 2017 los encuestados manifestaron distinto grado de inseguridad dependiendo de la zona geográfica consultada. Sintiéndose menos inseguros en el barrio (48%), aumentando la sensación en la ciudad (74%) y más inseguros en el país con un 80% (esto puede ser observado en el gráfico 1).

Profundizando los resultados y analizando las respuesta de seguro/inseguro, en el país, la ciudad y el barrio, clasificada por sexo en relaciones porcentuales, pudo observarse que las personas de sexo femenino se sienten más inseguras que las de sexo masculino en las tres zonas analizadas con un 84%,77% y 50% contra un 76%, 70% y 47% respectivamente.

Las respuestas sobre la sensación de inseguridad se asocian significativamente a la fragilidad de las posiciones sociales, donde también es importante, entre otros factores, el sexo, pero también la edad de las personas. El rango de edades que van desde los 16 hasta los 35 años se siente un 70% inseguro, ubicándose por debajo de la media de la ciudad. La clase que va entre los 56 y 65 años se siente más insegura con un 84% de los encuestados. Este segmento de edades se encuentra por arriba de cualquier otra categoría. (Gráfico 2)

Es posible destacar que las encuestas sobre la victimización delictiva son particularmente valiosas en cuanto les preguntan directamente a las personas de la comunidad sobre sus experiencias con el delito y la percepción del mismo. De este modo, de los encuestados que se sienten inseguros solo el 21% fue víctima de un delito, por lo que se puede sostener que el imaginario del delito es muy alto, dado que el riesgo real y la inseguridad que se percibe tienen claramente una relación dispar. Además, manifiestan que el delito es uno de los problemas que influyen en su vida; así como también creen que ser víctima de un delito pone en riesgo su existencia.

* Criminólogo. Doctor en Desarrollo Territorial. Docente Universidad Nacional de Río Negro.


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