Vota Brasil: cómo puede afectar a nuestra región

Brasil es nuestro principal socio comercial y un mercados muy importante para la fruticultura. La incertidumbre política puede definir escenarios positivos o agravar la actual crisis argentina.

El próximo 7 de octubre, los brasileños irán a las urnas para definir a su próximo presidente. Para la Argentina, el resultado de ese proceso es muy relevante, ya que se trata de nuestro principal socio comercial, y su influencia podría definir buena parte del destino de la crisis económica que atraviesa nuestro país, para bien o para mal. Para nuestra región, el mercado brasileño representa entre el 20 y 30% de las exportaciones de la fruticultura, en momentos en que el sector enfrenta una prolongada crisis y tiene abundante stock de producción aún sin destino. Dos palabras signan la actual campaña electoral: incertidumbre (sobre el resultado) y polarización creciente entre dos candidaturas que se presentan como disruptivas del sistema político tradicional brasileño.

Según las últimas encuestas, el duelo electoral pareciera empezar a decantarse entre el ultraderechista Jair Bolsonaro y el izquierdista Fernando Haddad, “delfin” del encarcelado expresidente Lula, dos figuras que al mismo tiempo generan fervientes adhesiones de sus seguidores como importantes índices de rechazo en buena parte de la población. En un contexto donde ningún postulante reúne más del 30% de la intención de voto, estos dos candidatos son los que tienen más chances de pasar a una segunda vuelta, según los analistas políticos más importantes de ese país.

¿Por qué Argentina debiera seguir con atención el proceso electoral? Para el analista macroeconómico de la consultora Abeceb, Marcos Múñiz, hay tres canales por los cuales Brasil es clave para nuestro país: “El primero es el comercial: es el principal destino de nuestras exportaciones, principalmente industriales pero de economías regionales como la fruticultura del Alto Valle, y si ellos se recuperan y crecen eso es bueno para nuestra economía. Por ejemplo: hoy los patentamientos de autos en el país están en baja pero las exportaciones de coches a Brasil compensan y ayudan a nuestra producción de autos. El segundo canal es el financiero. Si nosotros sufrimos con la crisis de la lira turca, imaginate con una del real brasileño. O si querés se puede ver por la positiva: si uno ve cómo se mueven juntos los riesgos soberanos nuestro y el de Brasil, un vecino creciendo, generando confianza y con un real estable generaría una fuerza de gravedad estabilizadora para el peso, las inversiones y la economía argentina. Brasil es la economía de referencia de la región y podríamos tener temblores o calma importada de nuestro socio. El tercer canal es la integración, el Mercosur. Entre los gobiernos de Temer y Macri hubo muy buena sintonía para avanzar en temas como normalización de normas técnicas, facilitación de procesos aduaneros, diplomacia internacional, etc. Tener gobiernos con una concepción del mundo similar facilita la cooperación”, señala Múñiz.

Para la fruticultura

Por su parte, el director ejecutivo de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), Marcelo Loyarte, explica por qué el proceso político brasileño también impacta en Río Negro y Neuquén. “Primero es un mercado muy importante para el resultado final de la fruticultura, por su participación en las exportaciones, a pesar del avance de competidores como Chile. Brasil representa hoy un 20% de nuestras exportaciones de peras y manzanas, pero esta proporción puede llegar al 30% en algunas temporadas”, explica. Y la incertidumbre política que vive ese país puede afectar de dos formas a la actividad, señala Loyarte. “La primera es por la devaluación que también ha experimentado Brasil. Como su economía no es tan dolarizada como la nuestra, el importador no puede trasladarla automáticamente a los precios: lo que hace es renegociar los pagos a su contraparte argentina, redefine los precios, porque le cambia la ecuación. Por otro lado, si se complica la economía real de Brasil también afecta, porque baja la demanda general y disminuyen las exportaciones, incluyendo la de fruta”, explica. El mercado brasileño tiene además dos particularidades que multiplican su importancia. “En primer lugar es un mercado que está abierto todo el año, lo que puede ser fundamental para nosotros, en un año en que son importantes los stocks de pera que aún tiene la región en frío”, explica Loyarte. Por otra parte, se trata de un mercado accesible “al que llega cualquier tamaño de exportador: desde el más grande al pequeño”, agrega.

En este marco, lo que suceda en octubre impactará en nuestro país y la región. Si se mantienen las tendencias, Bolsonaro y Haddad deberían pasar a segunda vuelta, ya que el resto de los candidatos, el centroizquierdista Ciro Gomes, la ecologista Marina Silva y el mimado de los mercados Geraldo Alkmin, no pasa el 10% de los votos (ver infografía). Sin embargo, tanto Bolsonaro como Haddad reúnen índices de rechazo superiores al 40%. Lo que hace difícil pensar en consenso después de las urnas.

Brasil tiene una paradoja: le puede ir muy bien o muy mal, según el escenario. “La crisis 2014-2015 le costó un 7% del PBI, es decir tiene margen para crecer sin que sean necesarias grandes acciones. Con un shock de confianza y que se alineen expectativas le puede ir bien sólo por efecto rebote”, señala Múñiz desde Abeceb. Sin embargo, el panorama puede ser otro. “En lo económico tiene varios desafíos: un sendero de deuda pública empinado y un déficit que sumado el fiscal primario y financiero llega al 7% del PBI. Es un momento en que necesita consenso político y una dirección clara adonde ir. Los candidatos disruptivos son un problema y una incógnita en ese sentido”, concluye.


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