“¿Defensora de quién?”

Es grave que justamente en la Defensoría del Pueblo le arrebaten su fuente de trabajo a un empleado. Un empleado que sigue pagando las culpas por haber sido funcionario en la gestión Piccinini, con quien la actual defensora mantiene una encarnizada pelea mediática. Un empleado que renunció hace un año y medio a su cargo de funcionario para convertirse en un empleado como cualquier otro. Un empleado que no está en el organismo para hacer política sino por su compromiso con la gente, perfectamente sabedor de lo que se puede hacer y cómo se debe hacer. Un empleado que sabe hacer su trabajo y que lo hace con absoluta responsabilidad y profesionalismo. Un empleado que le hace falta al organismo. Un empleado abogado a quien le toca padecer las consecuencias de la intolerancia política (es afiliado radical) o del fundamentalismo barato, tan de moda en estos días. ¿Potencialmente peligroso? Era quien se encargaba de algunos temas policiales, laborales, ambientales… El despido es intempestivo, arbitrario y discriminatorio. Encima la resolución tiene errores de forma. Un mamarracho. Pero lo peor es la falta de estilo. Lo echaron sin aviso previo y en la mitad del mes. Lo echaron de la manera más ruin, a una semana del fallecimiento de su madre y en los días previos al Día de la Madre. Pensó que se merecía una explicación y pidió una entrevista personal con la “defensora”, no se la dieron. Tampoco la “defensora” puso la cara con el gremio cuando fueron a preguntarle qué había pasado. No contestó el recurso administrativo ni el pronto despacho y quién sabe si contestará la demanda judicial. Por supuesto el empleado está demandando la reincorporación en su puesto de trabajo, porque el trabajo es suyo, no del funcionario de turno. Pues bien, mis amigos, ese trabajador soy yo, y seguramente escribo desde la indignación y la bronca. Pregunto: ¿puede una persona ser tan mala? ¿Estará tan mal asesorada? ¿Tantos favores le debe al gobierno? ¿O se le habrá subido la soberbia después de cobrar su primer sueldito (más los viáticos)? En cualquiera de estas situaciones, pobres los rionegrinos, pobre la gente que confía en una buena gestión. No nos olvidemos de que la Defensoría del Pueblo es el órgano de la Constitución encargado de frenar los desbordes de la administración pública, de defender los derechos de los habitantes frente a los abusos del poder y de controlar el funcionamiento regular de los distintos ministerios. ¿Puede una persona sin experiencia en la función pública asumir semejante responsabilidad sin que el saco le quede grande? Es una buena pregunta para los legisladores que levantaron la mano. No quiero ser muy extenso, en alguna otra oportunidad les cuento algunas cosas muy jodidas que están pasando ahí adentro. Jorge Sáez, DNI 17.506.174 Abogado (legajo Nº 48 DPRN) Viedma


Adherido a los criterios de
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Adherido a los criterios de <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscribite desde $999 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora