Demasiadas incógnitas 22-6-03
«Nací no sé donde, supuestamente el 16 de octubre de 1956, aproximadamente a las 21 horas». Así, comienza su historia G.G.Q. Vivió en Capital Federal, Temperley, Lomas de Zamora, y se mudó a Neuquén en 1991. Su madre adoptiva, que era viuda, murió
En 1986 sin haberle revelado los datos sobre su verdadera identidad. Pero ella algo se imaginaba. Eran varios los indicios que la hacían dudar sobre su origen: las mudanzas, la rotura de la sentencia de guardia permanente por parte de su madre (porque llevaba el apellido de soltera), los silencios, las sospechas. «Yo siempre tuve un rechazo hacia mi madre adoptiva. Ella nunca me tuvo en brazos, nunca me cambió un pañal, nunca me dio una mamadera. Internamente había algo que me decía que esa no era mi madre», dijo la mujer De acuerdo con este sentimiento, ¿es posible que una persona que ha sido adoptada presienta, de alguna manera, que la verdad está todo el tiempo en su interior? La licenciada Mónica Solsi sostiene que «en muchos casos hay algo, como un sexto sentido, que te indica que vos venís de otro lado».
Criada en un ambiente de adultos, G.G.Q. confiesa haber sido una niña tímida e introvertida. Siempre alerta a lo que sucedía a su alrededor. A los 26 años, luego de una discusión, le reveló a su madre que sabía que no era hija propia. «Ella me lo negó. Pero finalmente reconoció que sí, que me había adoptado porque necesitaba alguien que la cuidara cuando llegara a la vejez», explicó. Para ella, el tema de la identidad es básico para todo: para relacionarte con una pareja, con la vida, con uno mismo. «Es como empezar con cosas y luego no las podés concluir. No podés cerrar el círculo… Si pienso que toda mi identidad es ese certificado de nacimiento y que no estoy anotada en ningún registro civil, entonces ¿quién soy yo?».
Otro de los temas que tocó G.G.Q. fue el del perdón: «el sentimiento hacia mi madre biológica era odio. Pero luego, haciendo terapia comprendí que como mi madre biológica era muy joven, los padres de ella no querían que me tuviera. Me di cuenta de que te sana el hecho de perdonar. Así que perdoné». En este caso, la psicóloga Ferdkin, admite que «en general hay una reparación. Se trata de poder rellenar la foto. Es una necesidad de saber ¿por qué me abandonaron?, y en esto tienen mucho que ver los padres adoptivos. Porque esta cosa del abandono puede aparecer como depresión».
Ahora, G.G.Q. es parte de ¿Quiénes Somos? nodo Neuquén. En alguna oportunidad escribió cartas al programa «Gente que busca gente» pero no tuvo éxito. Una mujer que con voz serena y pausada admite la necesidad de encontrar sus orígenes y reclama la verdad como su derecho.
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